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✧•°• Noche de pesadillas °•°✧
   

   

   

    

   

  

Luego de la noticia de la nueva fecha del exterminio, la emoción por el nuevo comercial pasó a segundo plano. Y solamente se escuchaba la voz de Angel Dust, quejándose sobre la nueva decisión del cielo.

–¿Quiénes se creen esos santurrones?— bufó, peinando su cabello hacia atrás para calmarse. —Y tú, princesita arcoiris ¿no se suponía que ibas a hablar con su líder?, ¡¿qué diablos pasó con toda esa basura de la que tanto cantabas esta mañana?!—

–Yo….—

–Angel, dejala en paz.— ordenó Vaggie, al ver lo afligida que estaba Charlie con la noticia. —No puedes culparla por esto. El Cielo fue quien tomó esta decisión.—

–¡Ja! Como si al Cielo le importara un poco este lugar.—

–¡Precisamente por eso Charlie trató de convencerlos!—

–Oh, sí, ¡y mira como resultó!—

Un estridente chillido interrumpió las palabras de Angel, obligándonos a cubrirnos los oídos debido a lo molesta que resultaba. Y es que Alastor había usado la interferencia de su micrófono para frenar la discusión que solo aumentaba su nivel.

–Me parece que los ánimos están algo caldeados por ahora.— comentó de manera seria, sin perder su sonrisa. —Lo mejor será que todos nos vayamos a dormir. Y mañana, más calmados, busquemos una solución; si existe, claro.—

Angel parecía querer replicar algo, pero acabó obedeciendo a las palabras del pelirrojo, yéndose a su habitación entre insultos y murmullos.

–Yo…. Lo siento.— susurró Charlie al pasar a mi lado, cabizbaja, siendo seguida de una preocupada Vaggie.

Esto la había afectado mucho más de lo que uno pensaría. Y, supongo que, para alguien tan entusiasta como ella, esto fue un golpe demasiado duro.

–Ella estará bien.— comentó Husk, llamando mi atención.

–¿Seguro?—

–No te preocupes. Tu "hijita" sabe reponerse rápido.—

Me sonrojé, dándole un leve puñetazo en el brazo. Él me sonrió, revolviendo mi cabello con una de sus manos.

–Ya. Ve a dormir ¿quieres?— ordenó, haciendo un ademán para espantarme como si fuera un animal callejero.

–Gato odioso…— murmuré por lo bajo, yéndome a mi habitación.

Me arrojé sobre la cama, observando el techo con algo de preocupación. Los últimos exterminios los había pasado junto a Lucifer y eso, en parte, me generaba cierta seguridad. Pero… ahora mismo me sentía vulnerable.

Me giré, sacando mi teléfono para marcarle a Lucifer.

  ¿Cómo estás, manzanita?

Sonreí cuando al primer timbrazo me atendió. Casi como si hubiera tenido el teléfono a la mano, esperando mi llamada.

–Bien… Perdona por interrumpir tus ¿labores?— escuché un ligero crepitar seguido de un insulto por parte de Lucifer.

   Oh, ¡mierda!… ¡¡LAS CORTINAS!!

Escuché un par de objetos caer al suelo y, por lo lejos que se escuchaba la voz de Lucifer, supuse que habría dejado el teléfono en algún lado mientras solucionaba el incendio que había iniciado con sus inventos.

Rotos |Lucifer Morningstar × Fem! Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora