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✧•°• ¡Bienvenida al Hotel Hazbin! °•°✧

   
    

  

 
   

Alastor caminaba delante de mí, tarareando una melodía bastante animada que no alcanzaba a reconocer, hacia un edificio rojizo lleno de carteles y decoraciones extrañas que lucía como un cine abandonado. Y es que parecía que le habían colocado cuanto habían encontrado para decorarlo, ¡qué horror! Incluso tenía un carrusel a un costado.

–Qué horror.— murmuré con desagrado, arrugando la nariz.

Alastor emitió un sonido por debajo de toda la estática, similar al gruñido de un ciervo, el cual interrumpió su animada melodía.

–¿Acaso hay algo malo con la decoración que elegí?— cuestionó.

… ¡rayos!

–No, ¡nada!—

El pelirrojo abrió la puerta del hotel, sonriente, haciéndome una reverencia para entrar, la cual obedecí con desgano. Dentro, el lugar lucía mucho más acogedor y organizado que el exterior; supongo que gracias a Niffty que –ahora mismo– había pasado corriendo junto a mí, entre risas maniáticas, persiguiendo a una cucaracha.

Una chica de larga cabellera blanca y una enorme "X" fucsia en uno de sus ojos nos recibió, mirando con disgusto a Alastor antes de dirigir su mirada hacia mí, mostrándose extrañada.

–Bienvenida al Hotel Hazbin ¿estás aquí para redimirte?— me preguntó seria.

–Ahmmm….—

–¡Oh, no, no, no!— rió Alastor, pasando uno de sus brazos por mis hombros, pegándome a su cuerpo. —Esta pequeña dulzura de acá es Litz. Y a partir de ahora, ayudará con el hotel.— informó.

La chica gruñó, molesta, apretándose el puente de la nariz entre sus dedos índice y pulgar.

–Alastor, NO puedes obligar a las personas a trabajar aquí. Charlie ya te lo había dicho.— acusó ella.

–Ella está más que encantada de trabajar aquí ¿no es así, querida?—

–¡Si!… estaría más que feliz de ayudarlos.— me apresuré a decir, forzando una sonrisa en mi rostro.

La chica suspiró.

–Litz ¿cierto?— asentí. —Agradezco tu interés. Pero por ahora, no necesitamos de más person…—

–De hecho…— le interrumpió Alastor, soltándome para acercarse a la chica. —… este lugar necesita una cara amable que reciba a las pobres almas que vengan a hospedarse ¿no te parece?— sonrió.

–¿Insinúas que yo no puedo tratar bien a los pecadores que vengan?— gruñó la chica, molesta, empuñando una lanza –que no sé de dónde diablos sacó– al cuello de Alastor.

Retrocedí un par de pasos, quedando a una distancia prudente para no verme involucrada por si alguno quería comenzar una pelea.

–Solo digo lo que es, querida.— comentó Alastor, apartando la lanza de su cuello con un dedo. —Tú no eres la mejor persona para recibir a los huéspedes. Lo mejor sería dejar que otro se encargue ¿y quién mejor que esta pequeña dulzura?— sonrió, mirándome de reojo.

–Eres un maldito manipulador de mie…..—

–Ah-Ah.— Alastor agitó su dedo índice frente a la chica, sonriendo con satisfacción. —Esa no es forma de hablarle a quien intenta ayudar con este lugar ¿o si?—

Rotos |Lucifer Morningstar × Fem! Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora