✧•°• 08 °•°✧

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✧•°• Verdades a medias °•°✧

   

   

   

     

     
Parecía que el tiempo se había detenido en aquel reducido espacio que generaban las alas de Lucifer a nuestro alrededor. Y, por más que abría la boca para consolar a Lucifer, no lograba decir nada. Parecía que había olvidado cómo hablar.

Es decir…

… ¿qué rayos debía de decirle?, ¿que el psicópata al que había regalado mi alma había venido a buscarme mientras él dormía y me llevó a la fuerza?

Eso solo lograría dar con dos resultados: o se culpaba a sí mismo por no haber estado despierto; o se enfadaba y buscaba a Alastor para partirle el hocico. Y ambas me preocupaban.

–¿Litz….?—

Me eché para atrás al notar la cercanía de su rostro sobre el mío y mi corazón se aceleró salvajemente al recordar el fugaz beso que habíamos compartido hace breves momentos.

–¡¿S-S-Sí, Majestad…?!—

–¿"Majestad"?— los ojos de Lucifer parecieron entristecerse aún más ante ese calificativo.

¡Rayos, olvidé que odiaba ser llamado así!

–¡Lucifer!— me corregí, de prisa. —Lo siento, es que… me tomaste por sorpresa con ese beso y…—

Los ojos de Lucifer pasaron a abrirse por completo, mientras sus mejillas se sonrojaban salvajemente, llegando a olvidar que su rostro fue totalmente blanco segundos atrás.

–¡L-Lo siento!— retrocedió un par de pasos, totalmente avergonzado. —Lo hice por instinto, y-yo no quise… Es decir, sí, pero…—

–Tranquilo. No pasa nada.— lo interrumpí, sintiendo una punzada en el pecho ante sus palabras.

¿Me decepcionaba, acaso?

Él solo guardó sus alas en silencio, cabizbajo, como si de un niño regañado se tratara. Supongo que estaría apenado por la situación, a fin de cuentas…. había besado a alguien que no era su esposa.

–Lucifer…— lo llamé.

Nada.

–Luci…— volví a tratar, sin resultados. —¿LuLu?—

–¿Por qué te fuiste sin decirme nada….?— preguntó, al fin, con una mirada tan triste y desolada que me rompió el corazón.

–Yo…— dudé. —… l-lo siento.— susurré. —Llegó Blitzø y, pues… ¡ya sabes lo escandaloso que es! Tú dormías y no quise que te despertara con sus gritos, así que salimos.— mentí.

Lucifer frunció el ceño, no muy convencido con mi explicación.

–¿Por seis horas?— cuestionó.

–Ahmmm…—

Pese a que mi cuerpo se mantenía firme, negándose a delatar mis mentiras; mi cola, toda una traidora, no dejaba de temblar por los nervios que me provocaba la intensa mirada de Lucifer. Y es que, pocas veces lo he visto tan serio como ahora.

–¿Qué tal unos panqueques?¡Seguro he mejorado desde la última vez!— reí nerviosa, tratando de cambiar de tema.

Ni siquiera esperé una respuesta y comencé a caminar rumbo a la cocina, escuchando los pasos de Lucifer a mi espalda. Odiaba este sentimiento de culpa, pero…. ya bastante herido estaba como para agregar otro corte en él.
   

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Incómodo.

Lucifer estaba absorto en sus pensamientos, mirándome fijamente desde la pequeña mesa de la cocina; mientras yo trataba de preparar panqueques. Aunque…

…ya había perdido la cuenta de cuántos pobres panqueques se me habían quemado por lo nerviosa que estaba. El peso de mi mentira comenzaba a carcomerme la conciencia.

–Si no estás atenta seguirás quemándolos.— la voz de Lucifer me erizó la piel y me hizo dar un brinco del susto.

–¡L-Luci!—

–Hoy actúas rara.— acusó él, enfrascado en su labor de salvar el desayuno.

Lucifer me dirigió una mirada fugaz, casi como si examinara mi rostro en busca de algo que me delatara; lo cual solo aumentaba mi nerviosismo.

–Es que….— suspiré, pasando mis manos por mi cabello, peinando hacia atrás en un gesto de pura frustración. —… quizás… no pueda seguir con el bar.— confesé.

El rostro de Lucifer pasó de seriedad a asombro en cuestión de segundos. Ni siquiera le dió importancia al panqueque que seguía sobre el fuego cuando se giró hacia mí, tomándome por los hombros con preocupación.

–¿Por qué no?, ¿acaso te encuentras mal?— se apresuró a preguntar, examinándome con la mirada. —¡Si te duele algo, sabes que yo puedo….!—

–No. No me encuentro mal, tranquilo.— sonreí, acariciando su cabello para calmarlo. —Es solo que… hoy me hicieron una propuesta de trabajo que se me hace imposible rechazar.— comenté.

–¿Una propuesta?, ¿de qué?—

Dudé.

–Pueees… ya sabes, en el I.M.P.— mentí. —Blitzø me pidió q….—

–No.—

–¿No?— repetí, incrédula, al ver la expresión tan seria que había tomado Lucifer ante mi comentario.

–No te dejaré ir al mundo humano para matar personas.— sentenció, tajante, cruzándose de brazos.

–No mataré a nadie.— aseguré. —Solo atenderé las llamadas de la empresa y así. Seré una simple secretaria.—

–Si lo que quieres es ser secretaria, yo te contrato para atender los asuntos del infierno.— comentó. —Conmigo no tendrías que renunciar al bar ni…. a mí.—

Un nudo se formó en mi estómago ante aquel último fragmento. ¿"Renunciar a él"? Jamás haría tal cosa, ni aunque Alastor me obligase a ello.

–No renunciaré a nada.— comenté. —Seguiría yendo al castillo en mis ratos libres y pasaríamos tiempo juntos.—

–¿De verdad?—

–De verdad.— sonreí.

Ahora solo debía de llamar a Blitzø para que respaldara mi mentira.

Después de todo, una pequeña mentira blanca, en medio de un abismo lleno de pecados atroces, no parecía un crimen tan imperdonable.

Y si con ello podía mantener a Lucifer a salvo de Alastor, valdría la pena ¿no?

–Gracias por quedarte…— susurró Lucifer, dándome un beso en la frente que disparó los latidos de mi corazón.

Por el Santo Infierno ¿qué pasa conmigo?

  
 

  

    

    

    

      

     
°•°•°
¡Volví!

Disculpen que tardara tanto en actualizar la historia, de verdad lo sentí una eternidad. Pasaron cosas XD

Pero aquí sigo y, en compensación por la espera, les dejo 2 capítulos para que disfruten 💘

Rotos |Lucifer Morningstar × Fem! Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora