Te amo.

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El cuerpo de Buggy se apoyaba contra el tuyo, tus pechos se habían convertido en una almohada maravillosa en la que podría dormir todo el día. Su estómago descansaba sobre el tuyo, bajando y subiendo en respiraciones tranquilas que te daban pruebas de su estado de paz.

Sobaste la parte baja de su espalda con tu tobillo, tocando el borde de su pantalón de cuero. Las cosquillas le hicieron soltar una risa suave, ronroneando mientras se removía entre tus brazos.

Acariciaste su cabello con delicadeza, un cepillo en tu mano te ayudaba a peinarle desde su posición. Era rebelde, dijo que no dejarías que le peinases con una condición. El agradable aroma a shampoo entraba en tua fosas nasales, demasiado bueno para ser real.

El afecto le hacía sentir adormilado. Cabeceaba de vez en cuando, aunque prefería mantenerse firme para no perderse de nada.

— Oye, bebé. — Susurró, rasposo, suspirando poco después. Tus movimientos se detuvieron, prestando atención a las palabras. — ¿Por que te enamoraste de mí?

Su mentón se apoyó en medio de tu pecho para verte de mejor manera. El como tus labios se entreabrieron ante su pregunta, sabiendo que tal vez no te había costado demasiado en pensar en una respuesta.

— Porque desde el primer momento supe que me hacías feliz y que mi corazón se siente bien contigo.

— ¿A pesar de que soy un tipo terrible, un cobarde y un idiota sin gracia? ¿Como puedes querer a alguien como yo?

— Ya te lo dije. — Sonreíste, la sonrisa que le daba calidez. — Te quiero porque eres... especial.

Apretó los labios, frunciendo el ceño ligeramente mientras sentía como se derretía ante ti por palabras tan simples.

— ¿Estas segura?

— Más que segura. — Un beso en su nariz le fue regalado, su recompensa. La que más adoraba y odiaba admitir en voz alta, las acciones podía delatarlo.

Boncinazo. Maldita sea, odiaba el estúpido sonido de su nariz. Cada vez que lo tocabas, bocinazo. Y parecía divertirte mucho escucharle, porque aumentabas los apretones y...

Bocinazo.

— Perdón, bebé.

— ¿Por que?

— Por no amarte como te lo mereces.

Tu corazón aceleró su paso, galopó con fuerza en tu pecho. La mirada más atractiva que habías visto en tu vida estaba sobre ti, mirandote con un cariño incomparable. Y eras tú quién debía preguntarse ¿que habías hecho para tener a un pirata enfadadizo como él de rodillas?

¿Como le hiciste sentar cabeza?

— Eres suficiente para mí, Cherry — Ese maldito apodo, en ese estúpido tono. Realmente nunca le gustó, por el simple hecho de que podía tomarlo como una burla debido a su significado "Cereza" y lo relacionado con su nariz.

Sin embargo, había algo que le calmaba más que nada. Un beso. Dos. Tres. Siete en total para hacerle morir de ternura sobre sus bonitos labios llenos de pintura grasa

 — Y te amo.

— ¿Me amas?

— Te amo — Repetiste. —  ¿Quieres que te lo demuestre? — Sonreíste, tu dedo jugueteó con uno de sus mechones azules, suave como un algodón.

Llenaste sus mejillas de besos tiernos, notando como su piel ardía bajo el tacto delicado de tus labios. Un gemido suave escapó de él, sus ojos se cerraron y se dejó llevar por el sueño de azúcar al que le llevaste.

Dejó de sentir tus caricias aterciopeladas cuando lo quitaste de encima. Tus pies aterrizaron sobre el suelo frío al levantarte de la cama, dejándole atrás.

Buggy alzó una ceja, mordiéndose el labio mientras te miraba caminar a la puerta con mucho detalle. Contempló como te detuviste, tu espalda se apoyó contra la madera de la puerta, esperando a que hablase para dar el paso.

— ¿Me dejarás hacer lo que quiera contigo? — Su mejilla se apoyó contra una almohada, sonriendo ladino.

Tu mano tomó el cerrojo, casi girándolo para estar preparada.

— Solo sí me atrapas. — Canturreaste, la puerta cedió a tu peso al abrir y el cuerpo de Buggy se removió entre las sábanas. — Cherry.

— Te dije que dejaras de llamarme así, joder. — Rodó los ojos.

Salió corriendo tras de ti, de tu dulce risa ante su enojo, listo para tomarte entre sus fornidos brazos y cumplir con tener una conexión más profunda en la cama que compartían como marido y mujer que eran.

Esperando estar envuelto entre sus sábanas limpias y palabras llenas de cariño.

𝑬𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐𝒔 - 𝑩𝒖𝒈𝒈𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora