Las caricias de Buggy eran, mayormente, apretones calientes de sus dedos clavados en tu piel con intenciones de dejar huella. Era duro, sabía expresar con claridad el sentimiento pasional en el momento en que lograba sentirlo y lo aprovechaba de sobremanera.
Las cosquillas en tu vientre eran producto de ello, las mariposas que revoloteaban envueltas en las llamas que él se encargaba de encender, sin hacerse daño alguno porque estaban acostumbradas. Porque significaba lo brusco y suave que Buggy podía ser a la vez; una mezcla de ambas en una sola persona.
Sus caderas dieron un último toque a las tuyas, encajando correctamente al llegar al punto de conexión entre su cuerpo y el tuyo. Una mirada firme abarcó su rostro maquillado, los mechones azules caían para obstruír sus pupilas dilatadas y luchaban por pegarse a su frente sudada.
Sus dedos enredados alrededor de tu muñeca, aprisionandolas a cada costado de tu rostro, se deslizaron con lentitud al inicio de tu cálida palma. El índice tomó la iniciativa. Te hizo cosquillas alegremente, llegando a tus dedos para entrelazarlos, unirlos de manos amorosamente.
Su frente se apoyó contra la tuya, provocando que la redonda nariz que adornaba su rostro chocase con la tuya, generando un sonido que le hizo gruñir de molestia. Lo calmaste con un beso. Inclinaste la cabeza hacía tu hombro derecho, tus labios atacaron los suyos con una posesividad cariñosa, tomandolo de manera eficiente. Tu diestra se separó de la suya con el único objetivo de apoyarla contra su cabello, lograr adormilarlo con caricias a las hebras azules sueltas sobre su espalda fría y fornida.
— Dios, nene. — Él estaba quejandose tanto, por estar siendo atacado de amor. Estaba quejandose tanto por... todo lo que conllevabas. — Princesa, bebé, te amo.
Un beso. Otro. Otro. Uno cada vez más diminuto, más corto, sin disminuir ni una sola pizca de la calidez o el cariño que estaba controlando. Hasta convertirse en picos donde prefería morder de manera casi imperceptible a los ojos de cualquiera.
Apoyó su pecho contra el tuyo, sus pectorales aplastaron aquellas bolitas que parecían echas de algodón y rebotaban cada vez que colocaba su palma sobre alguna de ellas. Compartió su sudor contigo, te llenó de su ser en lo absoluto.
— Eres mía, carajo. — Susurró, jadeando. Una sonrisa socarrona cruzó sus labios pintados de rojo. — ¿Escuchaste? Eres tan mía, mi amor.
— Tuya.
— Mía — Rió tembloroso, besando tus labios una vez más. Bajó a tu mentón, delineó la línea de tu mandíbula con los dientes. Su barba rasposa te hizo cosquillas. — Eres tan hermosa, tan buena, tan deliciosa. — Se mordió el labio, recorriendo cada curva con su hambrienta mirada. — Toda para mí.
— ¿Estas seguro? — Alzaste una ceja.
— ¿Por que debería no estarlo?
— Aún no has dicho lo que me gusta escuchar. — Tu dedo jugueteó con un mechón de pelo, enrrollandolo y viceversa. Buggy ronroneó, tratando de apoyarse contra tu palma. — No me parece un intercambio justo.
Entonces Buggy supo con claridad lo que tus oídos querían oír, lo que te complacería más que nada en este mundo. El trato justo que han estado llevando acabo el tiempo que sus vidas han estado unidas con una sortija destellante en el dedo anular de ambos.
Sus dedos apretaron los tuyos sin ser demasiado brusco, los tocó cariñosamente. Removió tus piernas entre las sábanas, alrededor de su cintura como punto de apoyo miemtras continuaba.
Su mano libre agarró la que había estado dandole afecto a su lindo y liso cabello. Expusó el torso de la misma a sus ojos. Sus labios se posaron en ella, en un beso coqueto, tierno, amable.
El lado de Buggy el Payaso que la mayoría de la gente no tenía la oportunidad de ver.
— Bebé, soy tuyo.

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𝑬𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐𝒔 - 𝑩𝒖𝒈𝒈𝒚
FanficOne piece| Buggy el payaso!escenarios. ¡¿Salir con el payaso sociopata de One Piece?! ¿una locura? ¡No! Este tipo es adorable cuando esta a solas ¡Todo tiene sus ventajas! Y te aseguro que este payaso es especialmente exclusivo y meloso cuando esta...