Una vez.

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AU fuera del mundo pirata.

[ ... ]

❝te conozco, caminé contigo una vez en un sueño. . .❞

Se había dejado consumir nuevamente por la oscuridad y el frío que calaba su piel blanquecina al cerrar sus párpados tras otro arduo día de luchar constantemente con las ocurrencias de su hermano adoptivo. Suspiró una última vez antes de volver al mismo lugar donde su mente solía jugar con las expectativas que deseaba para su futuro.

Extraía cada pequeño detalle de los rincones de su mente para introducirlos en una caja y mezclarlos como a una baraja donde su subconsciente terminaba por escoger, como siempre, el mismo escenario donde todas sus fantasías se volvía una sola.

Siempre volvía a aquel lugar.

Donde el Sol se posaba en lo alto a la hora exacta en la que precisaba poder salir a aquel campo de su hogar en el cual las hebras verdes del pasto le hacían cosquillas en los pies si se quitaba los zapatos. Los pedazos de algodón en el cielo, las nubes que tanto recordaba admirar, se mantenían quietas en su lugar cuando apartaba la mirada, y volvían a moverse con serenidad cuando las contemplaba.

Su mirada siempre caía en el lugar a su lado cuando un golpecito en el costado le hacía soltar un quejido demasiado suave. Parpadeaba varias veces antes de volver a verla.

Su piel se veía tan delicada como una porcelana que sabía no debía romper o tendría una consecuencia como cada una de sus acciones. Mantenía siempre una sonrisa demasiado leve que demostraba con ternura cuando extendía su mano para ofrecerle una de las fresas dulces que se balanceaban en el canasto, entre sus dedos.

Podía recordarlo con claridad. Cada pequeño detalle y trazo hecho con todo el amor contenido del mundo que conservaba su lindo rostro. No era perfecta, eso lo sabía. Porque no todos lo eran y lo tenia claro a pesar de su ego.

Pero era muy de su gusto.

Y eso le aterraba.

❝te conozco, esa mirada en tus ojos es un brillo tan familiar . . .❞

El jovén noble de nariz roja la miraba con un destello en sus ojos demasiado comparable al de una estrella pequeña. Fruncía el ceño con la curiosidad de un niño cuando los labios de ella se presionaban sobre su nariz.

— ¿Qué haces? — Preguntó él, alejándose ligeramente, pero no del todo.

— ¿Hice algo mal, mi señor? — y su voz, su voz era tan aterciopelada como una tela fina golpeando sus oídos.

Él negó, vacilante.

— No me gusta que toquen mi jodida nariz.

— Pero es linda.

El peliazul suspiró, inclinándose hacía su toque.

— ¿Puedo entonces, mi señor?

Y él asintió.

Su cabeza le estaba jugando una mala pasada con lo único que necesitaba. Con lo único que realmente había deseado tras una fachada hambrienta de poder.

Amor.

Sentía las manos de ella tocando sus mejillas con una suavidad, que absorbió y se guardó para si mismo, como si temiera de algo. Probablemente no de él. No por lo visto.

𝑬𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐𝒔 - 𝑩𝒖𝒈𝒈𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora