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doble cap si interactuan🦦

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Martina.

CONTINUANDO CON EL TEMA

Después de clases, salí a la entrada donde Alonso ya me esperaba. Nos dirigimos al local del Tío Lucho, donde conversamos sobre cosas triviales. El me hacía reír con sus chistes y ocurrencias, y por un rato olvidé mis preocupaciones.

Veníamos contando chistes malos que encontrábamos en internet, para reírnos un rato. Claro que, fue después de que encontró que andaba muy seria.

— ¿Sabes cuál es el colmo de Aladino? —me preguntó con una sonrisa pícara.

— No, ¿cuál? —respondí, esperando el remate.

— Tener mal genio. —dijo, y ambos nos reímos.

El tiempo pasó volando mientras comíamos completos y seguíamos conversando. El Alonso me contó algunas anécdotas graciosas de cuando era chico, y yo le hablé sobre mi tía y cómo se estaba adaptando a su nueva vida en silla de ruedas.

En un momento cuando quería tomar una servilleta, nos acercamos mucho y para mi fue incomoda la cercanía, no sentía la necesidad de acercarme o jotearmelo.

Era como, una cercanía con los chiquillos, así me estaba sintiendo con el.

Nos dimos cuenta de que, aunque nos llevábamos bien, no había la química suficiente para algo más que una amistad.

— Oye, Marti, me caí la raja' —dijo mientras terminábamos nuestros completos—. Pero creo que estaríamos mejor como amigos, ¿no creí?

— Sí, la verdad es que sí. Siento lo mismo —le respondí, aliviada por su honestidad.

Nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla. Después cada uno se fue a su casita, donde yo llegue solo a dormir.

Al día siguiente, mientras estaba en el pasillo esperando a que empezara la clase de matemáticas, el Gabo se acercó con un aire serio.

— Oye, Marti, ¿podemos hablar? —dijo, casi en un susurro.

— ¿Que pasa? —le respondí, aunque ya intuía por dónde iba la cosa.

Nos apartamos un poco del bullicio del pasillo y me miró con una mezcla de frustración y incomodidad.

— ¿Por qué no nos seguimos comiendo, pero fuera del liceo, pa' callao'? —me pidió, me tomo de la cintura acercándome y mirando detrás mío.

Como cerciorándose de que nadie nos viera en esta posición, o quizás su algo.

Lo miré a los ojos, sintiendo una mezcla de tristeza y determinación.

— No, weon, ya se terminó todo. No quiero seguir con esto —dije firmemente.— deja las weas así noma'

Él frunció el ceño cuando lo separe de mi, claramente descontento con mi respuesta.

— ¿Por qué no? Si mal no la pasábamos bien —insistió.

— Porque no me voy a pintar las patas. Tu quedate con lo tuyo, yo me quedo con lo mio, si de un principio te dije que a mi no me falta pico como pa' pelear por uno —respondí, tratando de mantener la calma.

Solo tratando.

No quedó contento con mi respuesta, pero no insistió más. Me alejé de él sintiéndome un poco culpable, pero sabía que era lo correcto. Durante el resto de la semana, me fui alejando del grupo porque estar cerca del Gabo se me hacía incómodo. En cambio, me acerqué más a la Coca, una chica tranquila y buena onda.

El viernes por la tarde, la Coca me invitó a un servicentro a tomar café y hablar de lo que sentía.

— Yapo', te va a hacer bien despejarte un poco —dijo con una sonrisa.

Acepté poco convencida y nos dirigimos al servicentro. Justo cuando entramos, me encontré con el loco con el que había bailado en la disco. Estaba detrás del mostrador, trabajando.

— ¡Hola! —me saludó con una sonrisa—. ¿Cómo estái?

— ¡Hola po!  —lo salude, sorprendida pero con la misma euforia que el.— ¿Trabajas aquí?

— Sí, a veces. ¿Qué van a querer? Invito —dijo amablemente.

— Dos cafés, por favor —dijo la Coca.

Nos sentamos a una mesa y él nos trajo los cafés. Conversamos un rato, y mientras el loco se movía entre las mesas, me di cuenta de que me miraba de vez en cuando, lo que me hizo sentir una mezcla de nervios y emoción.

— ¿Qué tal te ha ido esta semana? —me preguntó la Coca, dándole un sorbo a su café.

— Ha sido... rara. Con el Gabo y todo eso, ya sabes. Siento que hice lo correcto, pero igual es complicado.  —le confesé, removiendo mi café lentamente.

— Entiendo. A veces es mejor alejarse de las situaciones asi. ¿Y el Alonso? —preguntó con una sonrisa cómplice.

— Sabí que bien, pero quedamos como amigos. Bacan  haber aclarado las cosas y dejar que solo seremos amigos —dije, sintiendo una paz interior al respecto.

Estuvimos desahogándonos un rato, ella contándome del trio amoroso que tenia y yo de mi situación con el grupo.
Justo cuando estábamos por irnos, el loco se acercó a nuestra mesa.

— Oye, ¿No me querí dar tu ig? —dijo con una sonrisa mientras me daba su celular —. Así me hablaí si no tení quien te lleve de nuevo a tu casa.

— Ya po' —respondí, sintiéndome un poco sonrojada.

Le deje mi user y La Coca y yo salimos del servicentro, y ella no pudo evitar reírse.

— ¿Te llevo a tu casa? —pregunto dandome un codazo juguetón.

Asentí y le explique que fue cuando me dejaron sola en la disco y no tenia como irme, mi amiga claramente se entusiasmó.

— Ese weon definitivamente te quiere... —dijo, haciendo el gesto mas obsceno que conocía.

Esa noche, mientras revisaba mi ig, vi que él le había dado like a la historia que subí de los cafés. Sonreí al ver la notificación, sintiéndome un poco más animada.

Era lindo.

mrtiflvkk (7 horas)

mrtiflvkk (7 horas)

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