Martina.
ME VA A SACAR UNA CANA VERDE
En la salida todo fue una explosión de emociones. El Gabo, todavía con sus mentiras, me freno en la salida del liceo. No lo había visto en todo el día, a pesar de que tenia muchas ganas de agarrármelo a chuchas.
— ¿Qué te pasa, Marti? —me espetó, visiblemente molesto—. ¿Por qué me andaí dejando de mentiroso? ¿Porqué andai diciendo que estamos juntos?
Me detuve en seco, sintiendo la rabia burbujear dentro de mí. Había tenido suficiente de sus weas y sus mentiras de mierda.
— ¡¿Qué me pasa a mi?! —grité, sin poder contenerme—. ¡Lo que me pasa es que estoy chata de tus mentiras, weon! ¡Deja de decirle a todos que estamos juntos! ¡Ya te dije que no quiero nada contigo! En que re chucha de idioma tengo que repetírtelo, saco wea.
Alrededor nuestro, varias personas se detuvieron para mirar el show. Pero en ese momento, no me importaba. Mis amigos tambien pararon, pero ninguno se acerco.
— ¡No tení derecho de andar diciendo esas cosas! —continué, sin bajar la voz—. ¡No se que mierda tení metida en la cabeza, pero parala! ¡Deja de hablar mentiras y déjame en paz!
El Gabo parecía sorprendido por mi arrebato. No había esperado que lo confrontara de esa manera. Pero a pesar de mi explosión, él no parecía dispuesto a rendirse.
— Solo estoy diciendo la verdad —murmuró, aunque su voz carecía de la convicción habitual.— Yo no dije nada. No como tu.
En ese momento, vi al Jean acercarse. Su sola presencia me invadió de seguridad, pero no iba a permitir que el Gabo continuara con sus juegos de cabro chico.
— Hola, ¿qué haces aquí? —pregunté, tratando de suavizar mi tono.— ósea, que puntual —volví a hablar recordando que habíamos quedado de juntarnos después de mis clases.
— Vine a buscarte —dijo el, sonriendo—. ¿Todo bien aquí?
El Gabo miró al Jean como si fuera superior a el, pero no dijo nada más. Nuestros amigos, que habían estado observando desde la distancia, tampoco parecían contentos de ver al Jean. Pero yo me sentía segura con él allí.
Aun no entendí porque todos estaban con la idea de que el Jean no es mi tipo. No lo era, pero no quitaba que sin duda era una muy linda compañía.
— Todo bien —respondí, volviéndome hacia el Gabo una última vez—. Y tú, weon, andate a la chucha y bien lejos de mí. No quiero más ataos por tu culpa.
El Jean me abrazo por los hombros y nos alejamos del grupo. Mientras caminábamos, podía sentir las miradas de varios clavadas en nosotros, pero no me importaba. Tenía a alguien que sentía que me apoyaba y eso era lo único que importaba.
— Gracias por venir a buscarme —dije, una vez que estábamos lejos de la multitud.
— No hay de qué —respondió el—. Cache la situación de lejos.
— Lo hiciste —admití, apretando su mano sobre mi hombro—. ¿A dónde vamos ahora?
— Pensé que te gustaría asistir a una clase de barista —sugirió Jean, sonriendo—. Me dieron dos invitaciones y pensé que seria buena idea.
— ¡Me encantaría! —exclamé, sintiéndome emocionada por la idea—. Nunca he estado en una.
Nos dirigimos a una pequeña cafetería en el centro, donde un conocido del Jean había organizado una clase especial de barista. Al llegar, nos recibieron con una cálida bienvenida y nos mostraron el equipo que íbamos a usar.
— Bienvenidos —dijo el instructor, un tipo de mediana edad con una sonrisa amable—. Hoy vamos a aprender a hacer algunos de los mejores cafés según yo. Espero que les guste.
Jean y yo nos pusimos manos a la obra, aprendiendo a moler el café, a vaporizar la leche y a crear diseños en la espuma. Fue una experiencia pulenta, llena de risas y momentos memorables.
— ¡Mira esto! —dijo el, mostrándome una taza con un diseño en forma de corazón.
— ¡Qué bonito! —exclamé, admirando su habilidad—. Yo todavía estoy tratando de que la espuma no se me derrame.
— Todo es práctica —respondió el Jean, riendo—. Pero ya estás mejorando mucho.
Pasamos la tarde aprendiendo y divirtiéndonos, y por un momento, me olvidé de todos mis problemas. El Jean tenía esa habilidad de hacerme sentir especial y querida, algo que no había experimentado en mucho tiempo.
Al final de la clase, el instructor nos felicitó por nuestro trabajo y nos entregó certificados de participación. Nosotros nos despedimos, agradecidos por la experiencia.
— ¿Querí acompañarme a la u? —preguntó mientras caminábamos de regreso—. Tengo una clase más tarde, pero pensé que podríamos pasar un rato más juntos.
— Si po' yo feliz —respondí, feliz de pasar más tiempo con él.
Nos dirigimos a su universidad, donde el Jean me mostró algunos de sus lugares favoritos en el campus. Su U era muy bonita. Mientras caminábamos, nos encontramos con algunos de sus amigos.
— Hola po' weon —dijo uno de ellos, un mino alto con lentes—. ¿Quién es tu amiga?
— Esta es la Marti —dijo el Jean, presentándome con una sonrisa—. Una amiga.
— Hola —dije, saludando a sus amigos.
— ¡Un gusto, Marti! —respondió el chico con gafas—. este weon nos había contado de ti.
Nos quedamos un rato charlando con sus amigos, quienes resultaron ser muy amables y acogedores. Me sentí cómoda y feliz de estar con ellos.
— Bueno, tengo que ir a mi clase ahora —dijo el Jean, mirando su reloj—. Marti, ¿querí esperarme aquí o prefieres irte?
— Creo que voy a irme —respondí, no queriendo interrumpir más su día—. Pero gracias por invitarme. La pasé muy bien.
— Yo también —dijo el Jean, dándome un abrazo—. Hablamos luego, ¿ya?
— si po' —respondí, sintiendo una cálida sensación en mi corazón.
Mientras me dirigía a la casa, no pude evitar sonreír. Había pasado un día increíble con el Jean y me había dado cuenta de que me estaba importaba.
Al llegar, me recosté en mi cama y pensé en todo lo que había pasado. La conversación con el Gabo, la clase de barista con el Jean, y los simpáticos que fueron sus amigos en la universidad. Me di cuenta de que, a pesar de todo, había encontrado algo nuevo y emocionante en mi vida.
Mi teléfono vibró con un mensaje. Era el Jean.
— "Gracias por el día de hoy
la pase de pana contigo
Espero que podamos hacerlo de nuevo pronto. :)"
Sonreí y respondí rápidamente.
— "Jaja x2
Hay que hacerlo siosi"
Apagué mi teléfono y me recosté, sintiendo una paz interior que no había sentido en mucho tiempo. Sabía que había tomado la decisión correcta al terminar las weas con el Gabo y sus mentiras.
Me dormí con una sonrisa en los labios, soñando con otra salida con el Jean.
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regalito por los lindos mensajitos <3
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callaita
Teen Fiction¿Qué pasaría si un loco que NO te conoce te rechaza por ser callada?