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Martina

OTRA SEMANITA DESPUÉS

Después de estar en la disco y sentirme como la callampa me aisle mucho.

Realmente no queria saber de nadie, tampoco toparme a algún personaje.

Estaba chata de que todo fuera tan chico, de cruzarme a la misma gente siempre. Y mas encima a los que me caian como las weas.

Esta tarde iba a ir a una cafe que estaba cerca de mi casa, queria parecer una chica misteriosa, sentada sola y leyendo. Que pareciera que escuchaba música relajante, pero en realidad era musica ordinaria, bien ordinaria.

la Violeta me habia dicho que me acompañaria, pero ni me habia dado señales de vida.

Pase por la universidad del Jean y no pude no pensar en el, en lo bien que me hacia. Y en lo mucho que la habia cagado dejandolo ir.

El Jean era un rayito de sol, el mejor partido que habia. Un loco respetuoso y preocupado por una, cosa que hoy en día es dificil de encontrar. Y yo desaproveche esa oportunidad.

No podia no sentirme culpable, porque era mi culpa. Queria estar con el, sentir sus brazos, escuchar sus lindas palabras. Lo extrañaba mucho, pero sabia que me lo merecia de alguna manera.

Antes de cruzar mire a la otra esquina, la cafeteria donde trabajaba el, bonitos recuerdos. Y en la otra esquina la cafetería donde terminó todo.

Donde me dirigía ahora de hecho.

Tenia miedo de entrar y no poder concentrarme, en solo pensar en ese día donde la cague a fondo y arruge su tan lindo corazón. Donde me suplicó que me retractara.

me sente en la parte de adentro esta vez, hacia mucho frio en la terraza. La chica tomo mi pedido, un cafe. Saque mi libro y me acomode para leer.

Paso un rato, me tomaba mi cafe mientras leía y sentia la verdadera paz. Tranquila de todo, no me sentia con culpa como creí que estaría, lo que me alivio un poco.

— el silencio de los corderos, me gusta.

Quede en blanco, tuve que levantar la vista para creerlo completamente. Estaba más bonito que antes, con su pelo desordenado.

se veia caliente no voy andar con weas.

— hola, Jean —lo salude, guarde la página y me levante a saludarlo de beso en la mejilla.

el me beso la mejilla y me dio un abrazo, lo abracé sintiendo su perfume de varoncito. Exquisito, era como droga. Mezclado con ese olor característico de hombre.

– ¿Como haz estado? —me pregunto aun sin soltarme del todo— Mas linda que antes.

me sonrojé

— ay, bien. Esperando los resultados —respondí nerviosa— ¿y tu?

— Que bueno, demas que te fue bien. Tu confia en ti solamente.— acaricio mi mejilla y se alejó— yo estoy bien, organizando mi vida. extrañándote...

QUE

Levante la vista inmediatamente a su mirada, sus ojitos me transmitían tristeza. Y eso me quebro a mi, me confirmaba completamente que le hizo daño, que lo hice sufrir.

Y es lo que nunca quise hacer.

— Jean...

— Te estoy molestando, Marti. —rebatió.

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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