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Martina

PORQUE ESTAR SOLTERA ESTA DE MODA

Después de terminar con Jean, me sentí un poco perdida. La confusión y no saber que hacer estos dias aburridos despues de dar las pruebas me abrumaban, y no estaba segura de cómo manejar mis emociones.

Así que cuando mis amigos sugirieron ir a la disco ese viernes, acepté sin dudarlo. Necesitaba distraerme, aunque fuera por una noche. Este tipo de salidas nunca terminaban bien, pero en el fondo sentia que me merecia que todo lo malo me pasara.

La música retumbaba en el lugar, y las luces parpadeantes creaban un ambiente casi irreal. Me uní a mis amigas en el tumulto de gente tratando de dejar mis preocupaciones atrás.

Pero, como si el destino se empeñara en jugar conmigo, allí estaba él Gabo, bailando con un grupo de weones cerca de nosotros. Nuestros ojos se encontraron y, por un momento, me sentí atrapada en sus ojos oscuros.

Aunque no sentia esa atracción entre nosotros, como muchas otras veces, sabía que nada bueno podía salir de esto. Sin embargo, antes de darme cuenta, se acercó, su sonrisa confiada y su mirada intensa.

—Hola po' Marti —dijo, casi gritando para hacerse oír sobre la música.

—Hola, Gabo —respondí, intentando sonar casual.

—¿Querí? —preguntó, señalando el pito que recorría el grupo de personas con las que estaba bailando.

Asentí, sin realmente pensar en las consecuencias. Bailamos juntos, y poco a poco la cercanía y la química entre nosotros se hicieron notar, aunque de un momento a otro, pense en el Jean. En esas veces en la disco.

Era fácil dejarse llevar por el momento, por la intensidad del instante. Ese recuerdo que mantenia del Jean, tan lindo. Incomparable con el Gabo.

Antes de darme cuenta, estábamos besándonos, atrapados en la atmósfera frenética de la disco.

Sabía que no era lo correcto, pero no pude evitarlo. Necesitaba escapar de mis propios pensamientos y el Gabo era mi vía de escape más facil.

Más tarde, cuando nos apartamos un poco del grupo, me di cuenta de que algunas personas conocidas nos observaban, murmurando entre ellas.

El Gabo, con su típico aire de superioridad, comenzó a hablar con algunos amigos, aprovechando la situación para abrazarme por los hombros. Oí que uno de sus amigos le preguntaba por nosotros.

Yo tenia los ojos como pulgitas y no entendia muy bien que modulaban.

—Sí po' si siempre vuelven —dijo Gabo, con una sonrisa engreída, sin preocuparse de nada mas que no sea quedar bien o canchero.

No podía permitir que continuara hablando de nosotros como si fuera una historia de amor, donde volviamos o nos reconciliabamos, cuando en realidad no lo era. solo fuimos algo del rato y en ese momento solo podia pensar en el Jean.

Me separe bruscamente, y todos se quedaron en silencio.

— Weon, basta —dije firmemente, sintiendo cómo la adrenalina recorría mi cuerpo.

—¿Qué pasa, Marti? —respondió él, aún sonriendo—. Solo estaba weando'

—cortala weon, de verdad —le interrumpí—. Solo nos comimos. No hay ningún compromiso entre nosotros. No estamos juntos y tampoco vamos a estarlo, solo tiramos sin compromiso de vez en cuando. Metete esa wea en la cabeza. —Me dirigí al grupo que nos observaba— Solos fuimos tiraamigos, y todos ustedes saben que ambos nos metiamos con más gente, corten el webeo.

El silencio que siguió a mis palabras fue ensordecedor.

Gabo me miró, sorprendido y visiblemente molesto. Pero no me importaba. Había tomado una decisión y la mantendría. No iba a dejar que alguien más definiera mis sentimientos o mi vida.

— Pa' que po' Marti —dijo Gabo, finalmente, con un tono herido.— me estaí dejando como weon.

—me importa tres hectareas de pico, te merecí weas peores —respondí, mirándolo a los ojos—. los dos, dejame tranquila y supera las weas que ya pasaron.

Me di la vuelta y me alejé, sintiendo una mezcla de liberación y tristeza.

Fui donde la Violeta que estaba pidiendo piscolas, cuando vio mis ojos se asusto. Estaban rojos y chinitos. A mi amiga le cargaba que yo fumara, porque era demasiado imbecil.

— ¿Que dijimos antes de venir? —pregunto tomandose el vaso de piscola sin detenerse a ofrecerme, aunque ni yo lo haria— Marti, no podí fumar. Menos en la disco.

la abrace aun con sentimiento encontrados y ella atino a devolverme el abrazo sacandome de la barra para no molestar.

Estuvimos un rato escuchando la música mientras nos fumábamos un cigarro, ella tomaba y yo pensaba. Estaba bien o estaba mal.

Despues de un rato vi al Gabo salir con una mina de la mano, era la pia, la ex del Pedro. QUE. Le di un manotazo a la Violeta para que cachara y ella omitió el gritito cuando vio que estaban agarrando como chapes.

Mi lado sensible empezo a compararse con ella, que tenia ella que no tenia yo. Asi estuve un buen rato, hasta que el Jano me hablo diciéndome que me habia venido a buscar.

"urgente"

Sali del local rápido y lo encontre esperando al lado del guardia, me miro muy serio y me llevo de la mano a su auto.

— ¿Que paso? —le pregunté.

el automáticamente relajo su expresión y sonrió— Ah, nada. Es que estaba aburrio' —sonrió alejandose de mi para que no le pegara.

Pero no lo haria, me queria ir hace rato.

— Vámonos —murmure— quiero dormir...

apoye mi cabeza en el hombro de mi amigo y el se dedico a manejar con el cris mj de fondo. Detuvo el auto en el puente que conectaba una comuna con otra y paso su brazo por mis hombros.

— Llora marti, pero no sobrepienses —murmuró— no hay nada malo contigo, cada mina tiene su brillo o alguna wea que la identifica y tu tienes el tuyo. Un hombre no te puede hacer sentir en menos y tu no puedes menospreciarte por tomar una decisión pensando en ambos.

cada segundo derramaba una lagrima, necesitaba soltarlo todo. Necesitaba esto, apoyo.

— Un carrete no te va a hacer sentir mejor, pistucia. Necesitas un poco de paz y de tranquilidad. Enfocarte en ti y soltar las cosas, no guardártelas. Es un proceso de sanar. Y yo voy a estar para ti.

Escondi mi cara en su cuello y segui llorando hasta quedarme dormida, necesitaba sanar. Y asi no lo iba a lograr nunca.

callaitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora