Más Allá de Lo Que Somos

Capítulo Diecisiete

《DÍA SIGUIENTE》

Antes solo me sentía triste por cosas estúpidas, pero esta vez me siento deprimido en serio, por problemas fuertes.. No me ha caído el veinte de que haya cortado con León y todavía sigo analizando todo lo que me dijo Andrés. Fue demasiado para mi todo esto.

Por si fuera poco, aparte de sentir el frío en mi pecho, esta vez siento como si un cable de mi cerebro estuviera desconectado, un dolor de cabeza que no se siente como dolor de cabeza, es raro, pero siento que mi mente estuviera a punto de colapsar, como si me fuera a morir. Es sumamente extraño, ahora si tengo miedo.

Le conté a mi mamá y a mi hermano lo que pasó; mi mamá solo me dijo que “las cosas siempre pasan por algo”, y tal vez, tenga razón. Mario está muy perdido en su mundo, solo me dijo que cuento con su apoyo y se fue a recostar a su catre, estoy seguro que él está pasando por cosas que no nos cuenta, pero siendo honesto, prefiero no saberlas porque apenas puedo con las mías.

Checo mi Whatsapp y lo único que tengo es un mensaje de Sara contándome cosas sobre sus aventuras de universidad. Dante y Francia me mandaron mensajes preguntando si todo estaba bien conmigo, solo me limité a responderles “Si, gracias por preocuparse”, ni siquiera he visto si me han puesto otra cosa. León no me ha bloqueado de ninguna red social, pensé que lo haría, yo tampoco tengo el valor suficiente como para bloquearlo. Andrés sí me mandó un mensaje ayer en la noche; solo me pregunto si todo estaba en orden y después me dejo en visto.

Me siento muy solo, como nunca antes en mi vida. No tengo energía ni para pararme a desayunar, con mucho trabajo me tomo el esfuerzo de respirar. Pero aquí es donde me digo a mi mismo “No tienes que tirarte al piso por un chico, por un hombre, pronto llegará más gente a tu vida y estarás bien”. Pero también, pasa el rato y la misma voz interna me dice “Esta bien, tienes permitido llorar, te dolió y es normal, vas a estar bien después”. Por último y como cereza del pastel, estan mi ansiedad y mi pánico diciéndome desde mi pecho hasta mi cabeza “Esto te va a matar Armando”.

Entre tanta mierda que tengo en mi mente, apenas pude notar que mi mamá entró al cuarto.

– Hijo, ¿seguro que no quieres comer? – me pregunta.

Entiendo que mi madre este preocupada por mí, y ella no merece estar así por causas mías.

– Ahorita yo preparo algo mamá, no te preocupes – le digo, ella intenta hacer una sonrisa sin tener éxito.

– Cualquier cosa que necesites, me dices – dice ella, yo asiento con la cabeza.

Tengo muchas ganas de pararme, ponerme de pie y hacer algo productivo, pero no puedo, simplemente no puedo. Esto me esta desesperando también, necesito buscar una manera de calmarme.

Mi celular comienza a vibrar, solo lo prendo para ver que es…

Es un mensaje de Andrés; “Hola, ¿podemos hablar un rato?, en persona”. Lo pienso un poco, y en realidad tenemos mucho de que hablar, aparte de todo lo que pasó, sigue siendo mi amigo. Necesito aclarar las cosas con él, pero, a la vez, no tengo ganas de salir a la calle e ir a su casa o a una plaza, pero tampoco quiero que alguien nos interrumpa o escuche nuestra plática…

”Hola, esta bien, ¿puedes venir a mi casa?, te veo fuera” le escribo. Podemos platicar un rato sentados en la banqueta, mi cuarto está hecho un caos enorme y no me gusta que vean el desorden, así que hablar con él aquí, esta vez no es una opción.
Cierro el chat después de revisar que respondiera un “si”, dice que vendrá en una hora. Mientras tanto, creo que meditaré un rato, para estar tranquilo y calmar la ansiedad…

– Armando… hijo despierta. Andrés te está buscando en la puerta – dice mi mamá. No puedo creer que me quedé dormido, pero lo necesitaba.

– Allá voy – le digo. En lo que me pongo una chamarra y unos tenis, ella sale del cuarto, poco después salgo yo y voy hacia la puerta. Andrés está ahí.