Capítulo Veinticuatro

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Este es un sitio bastante estresante, todos andan corriendo apresurados, cargando maletas por doquier, ruidos por todos lados, más gritos en vez de charlas sencillas. Incluso hay personas llorando, despidiéndose de otros; separarse de alguien que quieres debe ser difícil, más si de plano no lo vas a ver durante mucho tiempo. ¿Así será cuando me vaya en definitivo a Londres? Puedo imaginarme a mi madre rompiendo en lágrimas ese día, yo también estaré así. Me duele de solo pensarlo, ni siquiera me siento seguro de lo que estoy haciendo en mi vida, solo actuo por actuar y reacciono por reaccionar, todo esto me mantiene estresado al tope.

La sala de espera de un aeropuerto es la cosa más caótica del mundo, y a la vez, me hace pensar demasiado en cosas que todavía no quiero pensar. Me siento bastante ansioso en estos momentos, para calmarme un poco reviso mi celular, mínimo para jugar ahí un rato. Andrés está tomándose un café antes de irnos, en cualquier momento nos dan el llamado para partir.

En lo que estoy jugando, me entra un mensaje de Whatsapp, olvidé que tenía los datos prendidos. Reviso quien me mando mensaje y es León, abro el chat y veo un enlace a una canción, lo primero que se me viene a la mente es aquel trágico día. La última vez que me mando una canción así pasó su intento de suicidio, y me da una mala punzada esto.

Abro el enlace porque la curiosidad me está matando, me lleva directo a una canción que rara vez he escuchado. He visto antes el título en algún lado, se llama The Reason de la banda Hoobastank, recuerdo la letra de esta, pero me da ansiedad reproducirla, comprendo el mensaje que me quiere transmitir. Andrés nota mi reacción enseguida.

– ¿Qué pasó? ¿Por qué esa cara?

– León me mandó una canción, pero me da miedo escucharla.

Andrés se asoma en mi teléfono para ver a qué canción me refiero.

– Vaya, reconozco esa canción, es poderosa, la escuchábamos mucho cuando estábamos en la secundaria; pero tú decides si la escuchas de nuevo o no, lo que sí te voy a decir es que no tiene nada de malo, a menos eso es lo que yo pienso – me dice él.

– Bueno pues, creo que la escucharé.No la recuerdo bien.

– Cualquier cosa que necesites, aquí estoy – me dice dándome una palmada en la espalda.

Saco mis audífonos y los conecto a mi celular, tomo un pequeño suspiro y le doy reproducir a la canción. Al escuchar las primeras notas me regresa a la memoria de que trata y de qué habla la lírica. Solía ponerla cuando estaba en segundo de secundaria para sentirme triste imaginando una falsa historia de amor. Es irónico que ahora esté envuelto en una y esta canción se me crucé de nuevo. Esas primeras líneas me pusieron sensible. Por unos momentos me quedé en shock.  
No puedo con esto, es bastante fuerte para mi estar escuchando esta canción, esta letra no la siento como despedida como la otra vez, la siento como aliento de superación para él y para mi, realmente es todo lo contrario a la vez anterior, es un himno al perdón.

Termino de escuchar la canción completa, tratando de evitar llorar para no dar el espectáculo aquí en el aeropuerto, siento que me está diciendo que a pesar de la decisión que yo tome respecto a lo nuestro, él me tomará como un motivo para seguir adelante, sea juntos o no. Reconozco que la idea de estar con él de nuevo me tiene tentado, pero no puedo dejarme sorprender por una canción, debo pensarlo a más profundidad.

La canción termina al fin y yo solo saco unas cuantas lágrimas. Andrés de reojo me ve limpiándome la cara, me da un abrazo y me inclino hacia él, recargándome en su hombro.

– Tranquilo, ya sabrás que hacer, no te estreses por ahora.

Él conoce la canción, por ende sabe qué es lo que me hizo sentir al escucharla. De la nada, comienzo a ponerme un poco nervioso pero trato de no desviarme de mi centro.

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