"Marcos, lleno de dudas, le pregunta a Enzo si quiere ser su novio".
—Enzooo. —Marcos entró chillando a la pieza de Enzo, quien lo miró.
—¿Qué pasa? —le preguntó.
Marcos se acercó, se descalzó, y se arrastró por la cama hasta apoyar su cabeza en el pecho de Enzo.
—Lindo —le sonrió Enzo, acariciando su pelo—. ¿Qué pasa? Estás igual que cuando perdíamos un partido en Estados, te ponías igual —le dijo, viéndolo con la cabeza hundida en su pecho.
—No pasa nada, sólo quiero estar con vos —respondió Marcos.
Enzo sintió que su corazón se derretía de ternura al escuchar eso y ver la carita tierna de Marcos, y sonrió. Sonrió, porque le gustaba saber que Marcos quería estar con él. Sonrió porque lo amaba. Sonrió, simplemente, por la alegría de tenerlo allí entre sus brazos.
Bajó la cabeza y besó sus labios con suavidad, sabiendo que Marcos se hacía el fuerte pero que era el que más se rompía de los dos. Agarró suavemente su cara, mientras Rojo correspondía al beso con la misma ternura y agarrando su remera.
Estuvieron con muchas personas antes, pero ahora no. Enzo sólo estaba con Marcos, y Marcos sólo estaba con Enzo, aunque todavía no fueran nada formal. Estuvieron con muchas personas antes, pero con nadie sentían esa conexión, con nadie sentían que sus labios encajaban en los del otro de esa manera.
Con nadie se besaban de esa manera y, pensándolo en retrospectiva, se habían besado con el mismo amor durante años, sólo que ahora se estaban dando cuenta.
Marcos nunca sintió con nadie eso. Esas ganas que tenía de quedarse eternamente en el lugar donde se sentía seguro: los brazos de Enzo Pérez. Y tuvieron que pasar muchas, muchas cosas, para que pudiera darse cuenta de que Enzo y Boca, enemigos naturales, podían convivir en su corazón.
Enzo nunca había sentido, hasta que conoció a Marcos, esas ganas de proteger a alguien. Aún con todo lo que habían pasado, entendía que, si no había podido dejar de amarlo, por algo era.
—Te amo —le dijo Marcos contra su boca, volviendo a besarlo.
Enzo sonrió y le siguió el beso, repitiendo en su mente las dos palabras de Marcos. Dos simples palabras, pero que hacían que su corazón vaya a mil.
—Yo también te amo, nene —le dijo cuando se separaron.
—¿Hace cuánto? —Marcos se zafó del abrazo de Enzo, para sentarse en la cama y mirarlo, mientras acariciaba su pelo.
—Años —respondió con sencillez Enzo, cerrando los ojos. Marcos besó su frente.
—Hace meses que estamos con este ida y vuelta —murmuró.
—Lo sé —asintió Enzo, acercando su mano para acariciar con suavidad su mejilla, aún acostado y Marcos todavía sentado.
Marcos se inclinó hacia esa mano, cerrando los ojos.
Hacía tres meses y pico que estaban así: exclusividad sin ser nada, Marcos prácticamente viviendo en la casa de Enzo; yendo a entrenar en el auto de Enzo, y esas cosas. Parecían una pareja, pero aún no lo eran para gran frustración de ambos.
Ninguno de los dos daba el paso y hacía la pregunta tan ansiada. Posiblemente porque no se animaban.
Marcos en serio quería preguntarle, pero a la vez quería esperar a que llegara el momento. ¿Qué momento? Eso ni él lo sabía, pero sentía que se daría cuenta.
—Nene —lo llamó Enzo. Rojo lo miró—: Abrazame.
El menor sonrió y lo abrazó con fuerza, acariciando su espalda y besando su pelo. Enzo se acurrucó en sus brazos y, como Marcos estaba en cuero, aprovechó y pasó su mano por el tatuaje de su Libertadores, la que era de ambos desde el 2009.
Cuando Enzo se dio cuenta, Marcos estaba dormido. Sonrió y se fijó la hora, y decidió ir a preparar el mate, soltándose con cuidado para no despertar a su... lo que fuera.
—Te amo —susurró, mientras iba a la cocina y ponía el agua. Mientras tanto buscó galletitas.
—Que lindo mi futuro novio, eh —escuchó la voz canchera de Marcos, y se sorprendió. No por escuchar a Marcos, sino por lo que había dicho: "novio".
—¿N-Novio? —Enzo lo miró.
—Sí —asintió Marcos, acercándose—. Si vos querés.
Enzo se quedó sin palabras por un momento, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. Miró a Marcos con ojos llenos de emoción y una sonrisa radiante iluminando su rostro.
—¿De verdad lo decís? —preguntó, apenas pudiendo contener la emoción en su voz.
Marcos asintió con una sonrisa nerviosa.
—Sí, Enzo. Quiero estar con vos de manera oficial. Quiero que seamos pareja, novios —le dijo.
El corazón de Enzo dio un vuelco de felicidad mientras absorbía las palabras de Marcos. Sin poder contenerse, se lanzó hacia él y lo abrazó con fuerza.
—¡Sí, sí quiero ser tu novio! —exclamó, con los ojos brillando de felicidad—. Te amo tanto, Marcos.
Marcos devolvió el abrazo con igual entusiasmo, y luego se separaron sólo lo suficiente para poder mirarse a los ojos.
—Yo también te amo, Enzo. Sos lo mejor que me pasó —declaró Marcos, casi haciendo llorar a Enzo.
Marcos lo miró por un rato, mientras dejaba besos en todo su cuerpo. Enzo jadeaba ante ciertos besos.
—¿Deberíamos festejar? —le preguntó Marcos, sugerente y mientras sus besos bajaban cada vez más.
—Después —le dijo Enzo, levantándolo, y agradeciendo el hecho de que su cuerpo no había reaccionado aún.
—Ortiva —murmuró Marcos.
—A la noche festejamos todo lo que quieras —le prometió Enzo, aunque enseguida se vio acorralado contra la mesada.
Aunque, al contrario de lo que creía, Rojo sólo lo abrazó. Enzo le correspondió con la misma fuerza, escondiendo su rostro en el hombro del menor.
—Me gusta estar así —le dijo Marcos.
—Lo sé. A mí también me gusta, nene.
Y en ese momento, mientras se perdían en la calidez del otro, supieron que habían tomado la decisión correcta.
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Estando juntos
RomanceMarcos y Enzo eran amigos desde hacía dieciséis años, aunque se convirtieron en amigos con derechos hacía casi quince. "Sólo sexo", habían dicho. Pero no pudieron. Se enamoraron inevitablemente. [Empezada el 29/03/24 Terminada el 10/07/24]