"Marcos y Enzo hablan sobre su relación y deciden darse una oportunidad"
—Poné música, compramos algo para cocinar y vamos a tu casa —le dijo Marcos, dándole su celular.
—Dale —se rió Enzo, buscando una canción.
—¿De qué te reís? —le preguntó Marcos, mirándolo embobado. Amaba la risa de Enzo.
—No sé —respondió Enzo—. Me gusta estar así. Con vos. Yendo juntos a mi casa a comer, como...
—¿Cómo...? —le preguntó Marcos, y Enzo negó sonriendo, mientras ponía "Amores como el nuestro".
—Después tenemos que hablar —susurró Enzo. No quería hablar: ¿y si la perspectiva de formalizar algo con él hacía que Marcos se fuera? ¿Qué hacía él sin Marcos? Pero tenía que hacerlo, tenían que hablar.
—Lo sé —dijo Marcos, y siguió manejando y cantando en voz baja—. ¿Cuál preferís que sea nuestra canción? ¿Esta o Piel?
—No somos pareja como para tener una canción —le recordó Enzo.
—No me la bajes así, loco —se rió Marcos. Enzo apretó los labios para contener una sonrisa.
Llegaron al supermercado y bajaron los dos para comprar. Terminadas las compras, volvieron al auto y de ahí a la casa del futbolista de River.
—Andá a bañarte que yo voy preparando todo —le dijo Enzo al entrar.
—¿Y si nos bañamos juntos? —pidió Marcos mordiéndose el labio.
—La idea es que te bañes, nene. Me bañé hace media hora, no voy a volver a bañarme porque cogí con vos —se negó Enzo, dándole un besito y dirigiéndose a la cocina.
Marcos le sonrió y se metió a bañar mientras ponía música. Enzo suspiró, sabiendo que tardaría, y empezó un poco con algunas cosas para luego sentarse a esperar. Y a pensar.
Marcos Rojo. Su nene. El mismo que ahora estaba en su casa bañándose, y que pronto haría la comida para ambos. El mismo que siempre se iba durante la noche después de tener sexo, rompiendo en miles de pedacitos su corazón. El mismo cagón de siempre. El mismo atrevido. El mismo villero. El mismo pibe con el que se había bañado en gloria. El mismo nene que, de alguna inexplicable manera, lo había enamorado.
Seguía pensando en eso cuando vio que Marcos salía de su pieza con un short y una camiseta viejísima de Estudiantes. Viejísima, pero de Enzo.
—¿En qué pensás? —le preguntó Marcos, mientras iba a la mesada y empezaba a sacar las cosas para las milanesas con puré que iba a hacer.
—En nosotros —respondió Enzo y lo miró—. Tenemos que hablar —le pidió.
—Sí —asintió Marcos, suspirando y dándose vuelta para mirarlo—. Hablá. Yo te escucho. Decí vos primero todo, lo necesitás, después hablo yo.
Enzo asintió.
—Antes de todo, tengo que preguntarte algo así no hablo al pedo —le pidió—. ¿Qué sentís por mí? ¿Me amás? ¿O soy un juguete para vos, alguien con quien pasar la noche nomás? ¿Qué soy para vos, Marcos?
—Si te viera como un juguete, no hubiera vuelto con vos apenas se te pasó el enojo —dijo Marcos.
—No volviste, es imposible que vuelvas si no somos nada.
—Volvimos a estar juntos, si te viera como un juguete no te hubiera mandado mensajes por todas las redes para que me perdones por no elegir a River.
—No me enojé porque no elegiste a River, me enojé porque no me elegiste a mí... —reveló Enzo—. Te prometí gloria, ganar todo, volver a ser sólo Marcos y Enzo, volver a ser como cuando todo comenzó. Pero te negaste.

ESTÁS LEYENDO
Estando juntos
RomansMarcos y Enzo eran amigos desde hacía dieciséis años, aunque se convirtieron en amigos con derechos hacía casi quince. "Sólo sexo", habían dicho. Pero no pudieron. Se enamoraron inevitablemente. [Empezada el 29/03/24 Terminada el 10/07/24]