—Necesito clases extra. —dijo de repente. Los dos eunucos que le acompañaban después de un momento rieron al unísono.—¿Ves? ¡Ya nos está pidiendo favores! —bromeó David.
—¡No vamos a trabajar el doble solo porque nos caes bien!
—...No es un favor. —pronunció lentamente y sonriente. Los dos eunucos esperaron interesados a que siguiera. El Khuntha mostró entonces una bolsa de monedas. —He logrado reunir una buena cantidad. Tranquilos, será mayor con el tiempo.
—¿...Por qué quieres clases extra? —preguntó Juan con una ceja arqueada.
—Hace poco la Valide Sultán eligió a una Odalyk; ahora es una Gozde más. Cada día tendré más competencia y no puedo hacer nada, pues aún no soy titulado. Pienso que si voy un paso antes que las demás me convertirán en candidato antes de tiempo.
—¡...Hecho! —anunció David—Tendrás que darnos una buena recompensa cuando subas tu estatus.
—Otra cosa: mientras yo viva no le darán clases extra a ninguna otra concubina, no le ayudarán como lo hacen conmigo, ni le harán comentarios sobre mis planes. ¿Entendido?
—¡Espera, —interrumpió Juan—eso amerita algo extra! —el khuntha y el eunuco se vieron a la cara.
—¿Hay algo que quieras? —sonrió Rubén.
—Me encanta el vino, pero a los eunucos nos se les cumplen caprichos como a las favoritas.
—Entonces te invitaré unas copas, talvez muchas, a ambos si desean. —Rubén extendió disimuladamente su mano para ser estrechada por ambos.
Desde ese momento Rubén solo descansaba a la hora de dormir y comer; incluso se saltaba la invitación de las pequeñas fiestas que hacía la Valide Sultán. Se convirtió en un excelente estudiante y la Valide Sultán lo notó encantada. Lo único en lo que pecaba era sus repentinas actitudes de repudio y pasivo-agresividad; Rubén aún se sentía airado en aquel ambiente donde las mujeres lo trataban inferiormente, lo mandaban, lo regañaba y le daban trato de mujer. Sabía que eso podía costarle el estatus que perseguía, por lo que intentaba aislarse, preferiblemente iba a pasar su tiempo con su amigo eunuco Miguel Ángel, en quien siempre confiaba sus pensamientos.
En cierto punto Rubén se sintió frustrado. La favoritas habían regalado monedas y repatido jugo en el harén; había felicidad. Cuando Rubén—aceptando un vaso de María Nieves— preguntó por el suceso, Lana respondió:《Es tradición. Lo hacen para dar suerte al embarazo de Sultana Sareye.》. Le comentó a Miguel que quería menguar sus esfuerzos. Entonces el eunuco comentó: Dile a los dioses que vean tus esfuerzos, que hagan un milagro.
Desde ese día Rubén agregó en sus oraciones pedidos de aliento y misericordia ante esa situación.Con el tiempo, de repente, la Valide Sultán empezó a llamar a varias concubinas justo después del estudio, entre ellas a Rubén. Se les anunció oficialmente como diplomadas, a lo cual internamente Rubén celebró: su plan había funcionado. Luego empezó a seleccionar a las chicas; unas para ser tesoreras y las otras para ser Bocas.
—Felicidades, eres elegida para compartir con el Sultán. —con una disimulada sonrisa el Khuntha se reverenció y agradeció—Me alegra verte reformada. —con eso la matriarca se puso en frente de las nuevas Bocas—En unos días haremos una pequeña fiesta para el Sultán en el Salón Imperial. Ustedes, junto a las Odalyks animarán la fiesta. Sean respetuosas y no le hagan pasar un mal rato, ¿entendido? —respuesta positiva de todas.
Se sentía emocionado, ¡por fin sus esfuerzos eran recompensados! Quería destacarse de todas las formas, quería impresionarlo, por lo que practicó sus modales, varias canciones, su estilo de baile y modificó aquella túnica de oso con la que llegó para que fuera un vestido lujoso y más apropiada para bailar; fue ayudado por sus amigas, a las cuales prometió pagar.
—¿No te has obsesionado un poco? —comentó Dulce mientras hacían los retoques del vestido.
—¡No comentes, a ti te volvieron tesorera. No conoces mi sentimiento!
—¡No seas insensible con ella! —defendió Lana. Rubén suspiró y reconoció su error.
—Lo que Dulce quiere decir es que tu actitud es demasiado agitada a comparación de todas las chicas que hemos visto. —rescató Mónica.
—¿En serio...? Eso confirma nuestra diferencia de determinación.
—¿...Estarás bien? —Rubén miró a María Nieves—Tu corazón puede... podría explotar.
—¿Cómo? ¿Por qué lo haría? —rió extrañado.
—Como si... si no lo logras vas a estallar, vas a llorar. —le respondió.
—Lo que tratamos de decir —siguió Lana el hilo—es que deberías calmarte, respirar. Hay Bocas las cuales el Sultán no pone su ojo, ya sabes que si pasa eso te conviertes en Odalyk. —Rubén aclaró su garganta, cortó el hilo, dejó la aguja y se levantó con el vestido.
—¿Se me verá bien?
—¿Nos escuchaste siquiera? —Mónica dijo molesta. Rubén ignoró lo hablado.
—¡Vaya, estas joyas realmente se ven bien con la tela de oso!—empezó a hacer poses con su vestido, incluso a dar vueltas. —¿Cómo, Sultán? ¿Que sea su querida Sultana? ¡Cómo podría negarme...!
—Te has vuelto femenina, estoy feliz por ti. —comentó Lana. El khuntha paró en seco; se vio un momento y se sentó acomodando la prenda con una indefinida expresión.
Cambiando nuestra vista, el Sultán estaba en la Cámara del consejo imperial; revisaba junto a sus Visires algunas reformas gramaticales del idioma oficial propuestas como última tarea del día.
—Estas reformas serán aplicadas en todo el territorio. —mandó el Sultán.
—Podrían ser algo drásticas para los territorios donde se concentran los idiomas originarios. —señaló el Visir Saúl.
—Entonces debe señalarse que no adoptar el Espra correctamente sería antipatriótico. —contestó el Gran Visir.
—Tiene razón, estas decisiones no piden la erradicación de tales idiomas, de hecho, apoyaremos el estudio de las mismas en la reforma del sistema educativo. —explicó el Sultán. Todos apoyaron la decisión—Bueno, eso es todo por hoy. ¡...Gran Visir Guillermo! —llamó después de que los demás se levantaran y saliera del lugar y antes de que el mencionado se retirara. El hombre con la cabeza baja se acercó.
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Haseki Sultán《AU #rubegetta》#karmaland
FanfictionSamuel VII (Vegetta) es un Sultán con un gran grupo de concubinas que se dedican a ser mera compañía y entretenimiento para su señor. Un día se consigue a un khuntha, el cual a diferencia de las demás no se conforma con esto, y hará todo lo posible...