"Harén". Allí, dirigido por su amigo eunuco, allí, cerca de las puertas estaba Rubén. Aquel lugar que solo el sultanato poseía era la prisión de oro para las concubinas y cónyuges del Sultán llegadas de distintas circunstancias; un mundo completamente diferente del exterior.—¿Qué voy a hacer? —preguntó Rubén—No pensé realmente que me aceptaría, ¿cómo voy a residir allí? —dijo mordiendo sus uñas.
—Tranquilo, —le dijo Miguel—me tienes a mí. Es un entorno complicado, regido por una dura jerarquía, pero: edúcate, compórtate y respeta la jerarquía. Cuando estemos dentro te explicaré. —después de eso tomó su brazo y lo guió.
De primera mano, pasó por la Sala de la fuente de ablución, que es el vestíbulo de la entrada al harén, que se encontraba custodiada por eunucos. Luego, cruzó el patio de los eunucos; veía un trío de puertas donde una era el lugar de descanso de aquellos, otra la sala de estudio y la otra de música y danza. Además de aquellas se encontraba por fin la entrada principal del harén; la cual conecta tres secciones: los aposentos de las concubinas, los aposentos de la madre del Sultán y los aposentos del Sultán. Admiraba todo eso mientras su amigo a otro eunuco le decía "Avisa a la Valide Sultán". Sus ojos al cruzar la puerta izquierda, la de las concubinas, mostraron dormitorios. Había una zona con muchas camas agrupadas en el piso de abajo, mientras que el piso de arriba gozaba de habitaciones más privadas.
El khuntha estaba tan conmocionado de la belleza de tal lugar que no se dio cuenta que las habitantes miraban silenciosas y sorprendidas por su llegada, sin moverse ni una. Fue ahí que la puerta detrás de este se abrió, dejando ver a la más adulta del lugar. Una mujer de refinadas vestiduras de marrón y verde, un atrapante cabello negro, una piel rosada como orquídea, unos anaranjados labios y lo más importante: sus brillantes y fantaseosos ojos morados. Ella al segundo de verlo se acercó, provocando que Miguel bajara un poco la cabeza y palmear en la espalda de su amigo, avisando que haga lo mismo.
—¿Esta es la nueva concubina? ¿otro khuntha? —su mano entonces estiró para sostener la nueva cara y examinarla—Escucha, soy Inés Valide Sultán, madre del Sultán; de este lugar soy encargada. Tú como concubina iniciaras como Jariye, es decir, harás lo que se te ordene y te comportarás tal como se te enseñe. Estudiarás para tener una oportunidad de ser una mujer excepcional. —ella le analizó por un segundo sus rasgos—Puede... que con el esfuerzo de unos retoques seas una Boca... pero solo si decides esforzarte, y si el Sultán te solicita estarás completamente dispuesta y rezaremos a los dioses para que des un hijo. —con eso guardó de nuevo su mano.
—Él es Rubén, Sultana.
—¿"Él"? —ella mostró una sonrisa burlona—Pues escuche, Rubén, debe saber que el único hombre adulto que puede entrar aquí es el Sultán; es un ambiente femenino, por lo tanto, si yace aquí debe acostumbrarse al trato. —sin más los dejó para revisar otras cosas allí mismo. Por fin ambos subieron sus cabezas y de inmediato escucharon la risa sobre su cabeza, la risa de féminas bellas y adornadas con excelentes joyas y vestidos.
—Ese es el patio de las favoritas. ¿Ves las que tienen pequeñas joyas? Venecia y Cecília, son Gozde, la del vestido verde es Iqbal, renombrada como Lolita. Las Gozde llamaron la atención del Sultán un par de veces, pero la Iqbal es más consentida y recurrente; también sería así si una Gozde queda embarazada. —ambos las vieron un poco más—Esa, la rubia, es Dulcinea, una kadyn, le dió una hija al Sultán. Esas de coronas con velo,¿las ves? Rut y Sareye, las esposas legítimas, Sultanas, tienen mejores habitación y privilegios, igual que la hermana Sultana de Samuel VII Sultán.
—Lolita y Sareye —señaló disimuladamente mientras no se fijaban—¿son khunthas como yo? No son como las demás.
—En efecto. ¿Ya ves? Tienes oportunidad... Esas son las posiciones más altas sin contar a la madre del Sultán, por ahora tienes que prepararte.
—Oye, —comentó quitando la vista de arriba para posarla en la Valide Sultán que yacía a lo lejos—¿por qué la madre también tiene ojos morados? ¿las hermanas del Sultán también lo padecen? Mi padre decía que la posesión de esos ojos se limitaba al linaje varón de los Sultanes y que la posesión de esto en las Sultanas era una farsa. —Miguel suspiró.
—Hay datos que los Sultanes sienten recelo por esclarecer a los karmalienses. Puedes revisar la biblioteca, todo el conocimiento está ahí... Ven, llamaré a una Kalfa, es una mujer de limpieza. —tomó del brazo del Khuntha para llevarlo con una joven —¡María Nieves, ven! —ella obedeció— Dale unas ropas adecuadas y ayúdale en lo que necesite. Rubén, —llamó su atención—seguro empiezas mañana tu educación—dijo para irse y tomar el puesto que le correspondía.
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Haseki Sultán《AU #rubegetta》#karmaland
FanficSamuel VII (Vegetta) es un Sultán con un gran grupo de concubinas que se dedican a ser mera compañía y entretenimiento para su señor. Un día se consigue a un khuntha, el cual a diferencia de las demás no se conforma con esto, y hará todo lo posible...