—¡Hijo mío! —Valide Sultán se levantó para abrazarle al verlo cruzar la puerta—Te estábamos esperando. ¡Mira lo hermosa que es tu nueva hija!Era más de media noche. El hombre se acercó a la cama para tener en brazos a la bebé. Le sonrió Rubén, el cual tenía una cara algo avergonzada.
—¿Sabes? El morado en tus ojos es precioso.
—Gracias, lo aprecio mucho... Anhelo... saber qué nombre le dará, mi Sultán. -dijo Rubén melancólico.
El Sultán recordó el día en que le prometió cumplir ese deseo. Le conmovía ver los ojos avergonzados del Khuntha, como si tuviera la culpa. Es cierto que esperaba a un niño, pero en ese momento no deseaba resignarse por eso, aún son jóvenes. Además, eso significa que podían seguir viéndose por las noches, todo gracias a esta niña.
Arrulló a su hija mientras susurraba oraciones. Vio a su madre ansiosa de conocer el nombre de la nueva Sultana, y lo dijo.
—Serás llamada... Samuela Corona, —a Rubén le brillaron los ojos. -porque es la corona de su madre.
—¡Qué lindo, mi lobezno!
—Que sea una mujer hermosa y sabia, para que aconseje a su futuro esposo por el buen camino. —siguió el hombre.
"Amén" vociferaron al unísono. Luego hicieron todos una última oración.
El inicio de la maternidad amplió la perspectiva de Rubén y la volvió más amorosa. Desde ese día, empezó a usar su cabello recogido por su peineta naranja y amarilla, y empezó a utilizar mejores ropajes, sobre todo vestidos verdes con detalles en forma de tulipanes o palmetas. Era ayudada por sus sirvientas a cuidar a Samuela Corona, las cuales se deleitaban de su creciente cabello negro con ligero tono marrón, sus rojitas mejillas y sus largas pestañas. Cada noche sin falta, antes de ir a dormir le cantaba canciones de cuna; una noche le cantaba en noruego y otra noche en español.
Aún tenían que pasar varios meses antes de que se recuperase del parto, que su panza volviera a la normalidad. Su cuerpo nunca volvería a ser tan esbelto como antes, dar a luz le dio esa consecuencia. Sin embargo, a pesar de que algunos pensaron que eso iba afectar a su belleza y que el Sultán ya no le querría, él recordó lo que Samuel le dijo, así que intentó aceptar su cuerpo tal como era en la actualidad.
¡Claro que no perdía el tiempo! Cuando se le permitió salir al jardín daba largas caminatas con su hija en brazos y sus amigas, así rebajar más rápido; quería impresionar a Valide Sultán para que le dé permiso de nuevo de pasar las noches con su amor.
Hablando de ella, ahora que el Khuntha era parte de la dinastía por fin podía pasar más tiempo con la matriarca.《¿Ya ves? Yo tenía razón》le comentó Lolito una vez que su amigo le invitó a pasar el rato, contándole todo.
Se comportó muy cercano a ella, más que nada con la excusa de que quería su tutoría para cuidar a su hija, a pesar de que ya se sabía cada consejo y cada deber. Las demás Kadyns tenían que soportar su presencia cuando se reunían en los aposentos de Valide Sultán para que viera a sus nietos. ¡No podían creerlo! Ahora tenían que tratar como a una igual a esa concubina que tantos dolores de cabeza les causaban.
—¡Remedios está muy grande! —Rubén le acarició la cabeza.
—Le estoy enseñando a hablar, ella es muy lista. —Valide Sultán alzó a la niña—¡Ah! Esto me recuerda cuando era joven y mis hijas eran bebés.
—Veo que le está criando como toda una madre. —comentó Kosem.
—Mm... ¿Y cómo se hará a largo plazo? —preguntó Rubén—Quiero decir, ¿cómo le explicará que usted no es su madre? ¿Va a ocultar la existencia de la verdadera?
—¡Kadyn Rubén! —regañó Kadyn Dulcinea—No hable de esas cosas.
—Sí, no actúe con resentimiento. —siguió Kadyn Kosem.
Valide Sultán se sentía un poco incómoda con la pregunta, más que nada porque quien preguntaba era la víctima de Cecília. Sin embargo, como vio una linda sonrisa en el nuevo Kadyn que se habia borrado por el regaño decidió dar un suspiro.
—Ahora que es pequeña se le censurará la información, quizás cuando crezca se le dirá toda la verdad.
Rubén se vio complacido con la respuesta al ver las caras de sus otras dos compañeras, sintiendo vergüenza de no ser respaldadas por la matriarca. Luego rió amable.
—Creo que no necesita saber los crímenes de su madre, se sentirá mal. Después de todo no tiene la culpa.
Valide Sultán le sonrió, su respuesta le pareció motivo de admiración; que Ebert, el dios del perdón, se regocijaría con sus palabras. Sus charlas con el Khuntha eran muy agradables, cada vez se sentía satisfecha de haberla elegido para su hijo.
—Kadyn Rubén, —llamó Dulcinea—¿Crees que podrás recuperar la figura antes de la boda de la Sultana Kristina?
—Está comprometida con el Gran Visir, ¿no? —ignoró a la mujer y se dirigió a la más adulta.
Valide Sultán desvió la mirada con una sonrisa falsa.
—Sí, así es. Pero falta tiempo. Deberías estar más emocionada por el bautizo de tu hija.
—¡Cierto! ¿La Duquesa Claudia y sus hijos vendrán a visitarnos? ¡Me encantaría! Ha pasado un tiempo.
—De seguro el Sultán ya les invitó.
Mientras hablaban la Sultana Lorenza se escapó de los brazos de su madre y se acercó a su nueva hermana a pesar de los llamados de Dulcinea. Rubén le echaba un ojo de vez en cuando para saber qué hacía la niña; resultó que intentaba hacerle unos peinados, aunque la bebé no tenía suficiente cabello.
—Bueno, ya pueden retirarse, queridas.
—Valide Sultán, —llamó Kosem—Antes de irme quería saber si puede traerme alguna doctora para que me revise.
—¿Por qué? ¿Te sientes mal?
La Kadyn antes de responder le lanzó una mirada a Rubén, la cual él capto.
—No tanto, solo quiero comprobar si hay posibilidad... de que esté embarazada.
Al Khuntha se le borró la sonrisa al instante.
—Entiendo, ¡Pero creo que deberías esperar un poco más!
Instintivamente Rubén quiso voltear hacia Valide Sultán su rostro, pero con miedo a exponer su completo odio miró hacia el suelo y se levantó con su hija para irse.
—Adiós, Sultana. —se fue intentando disimular.
Llegó a su habitación intentando reprimir su histeria, lo que sus amigas entendieron al instante y después de quitarle de los brazos a Samuela Corona se sentaron a acariciarle la espalda, a apretarle las manos y a decir que todo estaba bien, que no importaba lo que sea que le molestara, solo tenía que tener paciencia, ya encontraría una solución.
Cuando dejó de sollozar se sentó en el piso, viendo a su hija en la cuna de madera. Las demás que no eran sus sirvientas, incluso sus principales enemigas, tenían un perfil demasiado amable e inofensivo de él en el sentido de la malicia. Creían que Rubén solo podía limitarse a ser agradable a los ojos y que ese era su único poder, que jamás podría hacer daño físico. Pero desde su envenenamiento algo cambió en su corazón. Después de el nacimiento de su hija no hizo más que pensar sobre lo cerca que estuvo de morir, lo cerca que su hija estuvo de morir. Pensó en cada insulto que recibió en silencio, cada orden humillante que tuvo que acatar desde su llegada, el robo de su propiedad... Era hora de jugar en las mismas condiciones.
—Que el dios del conflicto y la guerra se encuentre de mi lado, pues voy a cobrar todo lo malo que me han hecho y me harán.
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Haseki Sultán《AU #rubegetta》#karmaland
FanfictionSamuel VII (Vegetta) es un Sultán con un gran grupo de concubinas que se dedican a ser mera compañía y entretenimiento para su señor. Un día se consigue a un khuntha, el cual a diferencia de las demás no se conforma con esto, y hará todo lo posible...