Sultana Kristina

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Valide Sultán empezaba a preguntarse acerca del humor de los dioses, pues había pedido que las concubinas alegren el corazón de su hijo y que llenasen el vacío que dejó la segunda esposa, no sabía que a cambio él empezaría a revelarse contra la tradición. Todo había pasado demasiado rápido para ella; un día las Gozdes iban según lo que había planeado, otro día su hijo pedía más las visitas de Rubén《Se convierte en Iqbal, es normal》, y al día siguiente encontraba a su hijo devolviendo a las concubinas, únicamente pasando las largas noches con Rubén.

Visualizar cómo esas noches eran un atentado contra la poligamia le hacía preguntarse cómo lograr que las demás candidatas le igualen con el fin de restablecer el orden. Valide Sultán en su confusión le comentó el problema a las hermanas y media-hermanas casadas de su hijo, por medio de cartas. Ellas aseguraron que era una oportunista y que seguro utilizó brujería, aunque la opinión de Sultana Kristina era diferente.

—Ella está cumpliendo con lo que querías, Samuel VII volvió a vivir sonriente. ¿No crees que atentar en su contra sería injusto?

—Lo sé, no tengo planeado ir contra el karma. El problema es que una concubina no puede tener tanto poder, va contra la tradición. No es normal este comportamiento, puede ser peligroso.

—Madre, tranquila, en algún momento se aburrirá de ella.

Lo cierto es que Valide Sultán no sabía de la jugada sucia que Rubén hizo con su hija menor. De cierto modo sospechó de eso, así que le pidió a su hijita que mencionase las conversaciones que Rubén sostenía con ella. Sin embargo, se encontraría con trivialidades, pues Sultana Kristina no dudaba en obviar el tema de Guillermo.

Mientras Valide Sultán buscaba solucionar el problema Rubén lo buscaba agravar. Iba afianzando su superioridad vistiendo las mejores ropas que tenía y colocándose las joyas regaladas por el Sultán; actuaba con autoridad y no presentaba titubeos al declarar la mucha estima que el Sultán le tenía. Esto hizo que las demás le tuvieran una fuerte envidia y empezaran a excluirle, usando sus influencias sobre las de bajo rango para que se comportasen igual. Algunas le echaban y otras simplemente le ignoraban. No le dolió profundamente la exclusión, al final terminó con el mismo grupo de concubinas—aunque Lana, Mónica y Dulce eran más distantes por seguridad—y con Lolita. Además, tenía el apoyo de los eunucos Juan y David para enterarse de lo necesario y mover sus hilos.

Un día advirtió a una concubina sola, comportándose extraña entre los pasillos. Se trataba de Miriham, una Odalyk. Rubén internamente le despreciaba, pues un día le escuchó decir que Valide Sultán estaba seleccionándola para reemplazar a《esa fea Khuntha》. Desgraciadamente sabía que no estaba alardeando.

Observó curioso hasta que la Odalyk se sobresaltó viendo algo por la ventana. Se estiró un poco para visualizar lo que la tenía tan emocionada y descubrió que desde esa ventana se veía otra donde un par de visires charlaban después de la primera reunión. Desde ese día investigó su patrón para desvelar qué tramaba ella con esos hombres, todo con ayuda de sus amigos eunucos que corrieron la voz a los demás eunucos, pues ellos tenían que cuidar que las concubinas del Sultán no fueran tocadas por otros hombres.

Mientras transcurrían esos eventos la madre pidió consejo al Kizlar Agha—jefe de los eunucos negros—y este le dijo que le envíe concubinas de imprevisto, y si no funcionaba debía decirle, esperando que sumergido en el trabajo olvidase a Rubén, que quiere que se concentre más en el trabajo y por eso no le enviará concubinas por un tiempo estipulado, lo que terminó ocurriendo. A solo días de que se cumpliera el mencionado tiempo la madre y hermana del Sultán escucharon fuertes gritos de dolor mientras pasaban el rato en la habitación de la madre.

—¿Puedes decirme qué pasó? —preguntó a la sirvientas que mandó a investigar después de que el problema se halla solucionado.

—Sí. La Iqbal Rubén tuvo fuertes dolores en el vientre. Parece que hasta el día de hoy era impúber.

—¡No me lo creo! —exclamó Kristina sorprendida. Su madre estaba mucho más sorprendida que ella.

Por la época y la baja natalidad de Khunthas no se sabía cómo era su estructura, solo se podía asumir con la vista, pero todos jurarían que Rubén ya había florecido y que este suceso fue totalmente disparejo.

Rubén se sentía exasperado, no solo tenía que lidiar con ese estado traumático, también tenía miedo de que Valide Sultán tomase su estado como excusa y que en esta ocasión el Sultán no se negase, sobre todo porque Miriham era una belleza de pies a cabeza. Fue entonces que decidió zafarse del abrazo de Lolita que le protegía para sabotear el ascenso de esa Odalyk—ignorando su dolor—. Pero cuando apenas cruzaba los pasillos de las favoritas lo pensó un poco; no podía ir directamente y acusar a otra concubina con suposiciones,—aunque bastante creíbles—pues Valide Sultán no tenía por qué creerle a la Iqbal de mala fama. Entonces unió los hilos y supo que debía hacerle una visita a la Sultana Kristina para charlar (además, todavía tenía dolores, quería sentarse). Con su permiso se sentó a mantener conversaciones casuales mientras ella tejía.

—El Sultán está intentando ser generoso con los demás embajadores; estamos pensando en un regalo.

—¡Qué buen símbolo de paz...! Ah, me encantaría que el Sultán me vuelva a llamar, pero realmente no estoy disponible.

—¡Tranquila, lo superarás!

—¿Sabes a quién seleccionará Valide Sultán?

—A una tal Miriham, esa chiquilla lleva bastante tiempo en este harén, ya era hora.

—¿E-ella? —la actuación hizo que la Sultana dejara de tejer para saber el por qué del sobresalto—Umm... es que... según los eunucos no es tan inocente. Ellos dicen que suele ver por las ventanas que llevan a los pasillos fuera del harén y... me han dicho que suele ver a los visires Murad, Sumbulg, Saúl y... Guillermo. —la cara de Kristina se heló de la histeria.

Haseki Sultán《AU #rubegetta》#karmaland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora