7. ¿Que Pasa Si Me Niego?

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Hace tres días he estado llena de trabajo, pues al parecer a Lahiam se le ocurrió adelantar el proceso de París

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Hace tres días he estado llena de trabajo, pues al parecer a Lahiam se le ocurrió adelantar el proceso de París. Hablando con Bastian me comentó que él no sabía nada del tema y que la fecha sería la misma que habíamos acordado él y yo.

Pero Lahiam me tiene haciendo esto para entregarlo esta semana y es obvio que una exposición no se hará en una semana.

Irina también me dijo que desconocía el tema, mientras que Mikoy me aconsejó no tomarle importancia y hacerlo como yo lo tenia previsto. Pero, yo no soy de las personas que se quedan en silencio ante las injusticias así que aquí estoy caminando hacia su oficina.

Llego al piso donde está Lahiam, las personas me quedan viendo como si algo malo estuviera haciendo pero sé que no es así. El muy idiota dejó en claro que no quería a nadie paseándose por su piso amenos qué él así lo quisiera o fuese de sus empleados de piso, ese es mi pecado. Subir sin avisar o ser llamada.

—Zulema, no puedes entrar —susurra Ailen, la asisten nueva de Lahiam.

Lastimosamente, él decidió despedir a la señora y no me dejó con tratarla como mi asistente. Ignoro a Ailen y camino a la oficina.

Una ves ahí entro sin tocar la puerta ya que ayer vine a dejarle un mensaje de Irina y él no estaba.

Mis ojos se pasean por toda la oficina y noto todos los cambios que le ha echo a la oficina, ya no parece la del señor Mikoy, es muy diferente.

—¿Que haces aquí? —cuestiona sin verme.

—Vengo a quejarme.

—Las quejas son los domingos y para tu desgracia, ese día no trabajo, así que vete.

—No —hablo firme pero con el miedo de que me despida.

—¿No?

—He venido aquí a quejarme y no me iré hasta hacerlo.

—Se breve, solo estorbas.

Un suspiro de frustración se escapa de mis labios. Él sabe como sacarme de quisio.

—¿Por qué me pones a adelantar lo de París? —cuestiono— aún falta para esa exhibición.

—Se adelantó.

—No, no es cierto —le hago saber que yo sé— hablé con Bastian, Irina y Mikoy, los tres me dijeron que no sabían del tema. En especial Bastian, quien me confirmó que era la misma fecha.

Su vista dejó de estar en su portátil para estar sobre mi. Su mirada es de desagrado total y es cuando me doy cuenta que está de mal humor. Pensé que no lo estaría, pues vi a sus amigos salir de aquí hace tan solo veinte minutos.

—Señor y señora Ivanovich para ti, no te tomes atribuciones que no te corresponden. No es "Bastian" —hace las comillas en el aire con sus manos— es Petrov, señor Petrov. No porque cambiaras de puesto tienes que hablarles con confianza, son tus superiores no tus amigos.

—Eso no responde mi pregunta.

Dios, ya cierra mi boca porque estoy segura que si sigo hablando me despedirá.

—Simplemente porque no confío en ti, si fallas tendré tiempo para hacer que alguien más se encargue en tu lugar, así que largo.

—Si fuese a fallar, Irina no hubiera confiado en mi —hablo segura de lo que acabo de decir.

—No me importa, no te debo explicaciones.

—En eso tiene razón.

—Siempre la tengo, así que vaya y termine eso hoy mismo.

—¿Que pasa si me niego?

—¿Que? —cuestiona confundido.

—Si, no lo haré, Bastian —remarco el nombre—, dice que la fecha es la misma que yo y él habíamos acordado, e Irina me aseguró que estoy en todo mi derecho a hacerlo a mi paso, por lo tanto, me niego totalmente a hacerle caso.

—Soy tu...

—¿Segundo jefe? Si ya lo sé —me burlo— mi jefa es Irina, así que te voy informando que no haré eso para hoy. Si me desculpas, tengo cosas que hacer.

Él no emitió ni una palabra, salí de la oficina y noto como mis manos empiezan a temblar. Jamás me había atrevido a hablarle de esta manera y si me despide, bien merecido lo tengo. Al final de cuentas es mi jefe y hablarle así, es una falta de respeto. Pero no me arrepiento, necesitaba decírselo para poder estar tranquila.

Llego a mi oficina donde encuentro a Charik y al hermano sentados al frente de mi escritorio.

—¡Zule! —exclama la pelinegra al verme.

—Hola, ¿está todo en orden?

—Lo está —asegura Charik.

En el caso del rubio, no habla, solo me da una pequeña sonrisa a boca cerrada en forma de saludo. Me siento al frente de mi escritorio par luego hablarles.

—¿Puedo saber porque están aquí?

—Hoy a las ocho haremos una fiesta en mi casa —dice mientras me tiende una invitación— quiero que asistas, me soportaste aquel día y pues no se como pagártelo.

—Aunque si no quieres ir sé que Lahiam estará contento —habla el rubio.

—¡Iker! —le da un manotazo a su hermano.

—Es la verdad.

Dudo en ir pero creo que podría, en la invitación dice que puedo llevar dos acompañantes, sé que a Rossy le encantará ir, y a Cami le vendrá bien distraerse, ha estado más distante de lo normal.

—Iré —digo finalmente.

—Perfecto, ahí nos vemos.

Ambos se ponen de pie pero únicamente sale Charik.

—Esperame afuera —ordena el rubio a su hermana.

Ella intenta alegar pero este le cierra la puerta en la cara y le pone el pestillo. Camina hacia mí y se sienta donde estaba hace unos segundos.

—¿Pasa algo? —le pregunto.

—¿Por qué irás?

—Me están invitando, ¿Por qué no iría?

—No, ella te esta invitando.

—Bien, si no quieres que valla no lo haré.

—Si vas no lleves a tu amiga, la detesto, es irritante.

—No hables así de ella, además, sé que a Charik le cae bien.

—Como sea, ya te advertí.

Estaba apunto de refutar pero él se puso de pie y dió su mejor cara para luego salí.

—Ahí nos vemos —dijo antes de salir.

Puedo ver la cara de felicidad de Charik al ver que él ha aceptado y es ahí donde entiendo que no quiere decepcionar a su hermana y por eso esperó a que ella saliera para decirme eso.

—¿Que hacían ahí adentro? —escucho que pregunta Lahiam antes que Iker cierre la puerta.

Como Imanes [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora