11. Que Fastidio.

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El vuelo hacia París salía hace más de una hora, pero aquí sigo en el aeropuerto de Moscú

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El vuelo hacia París salía hace más de una hora, pero aquí sigo en el aeropuerto de Moscú. Lahiam no hace acto de presencia y no responde las llamadas de su mamá.

—Debe ser que se quedo dormido —dice por quinta vez la señora Irina.

Pero al igual que otras veces, no respondo.

Hoy tenía una cita con mi ginecólogo para ponerme la inyección anticonceptiva, pero la he cancelado ya que al señor Bastian se le ocurrió adelantar nuestro viaje para tener todo perfecto sin margen de error.

—Lo voy a matar —ese es el señor Mikoy.

—Ya debe de estar llegando —lo defiende Irina.

—Ya has dicho eso cinco veces, cielo.

Seis, de echo.

—¿Es necesario qe él vaya? Digo, puedo hacerlo yo sola y...

—No, ni de broma irás sola —me corta Irina—, queremos que él te haga compañía y no te presiones tanto tu sola.

—Cielo, yo creo que ella tiene razón, Lahiam la está retrasando, ella ya estaría camino a París, ahora llegará una hora tarde o más si no la mandamos ya.

—Pero...

—Sin peros, Bastian se molestará, sabes que odia la impuntualidad.

—Yo sé, pero lo va a entender.

—Tengo una idea —hablo haciendo que ambos volteen a verme—. Si gustan, me puedo ir yo sola y contacten a Lahiam lo mandan y nos vemos allá, así no quedamos mal con Bastian y Lahiam me... Hará compañía, como usted quiere —digo eso último viendo a Irina.

Ay, no puedo creer lo que hice, debí convencerla de irme sola.

—¡Sí! Yo te lo mando apenas lo encuentre, ahora sube ahí.

¡¡Al fin!!

Me despido de ambos y camino con mi maleta al Jet. Subo las gradas y antes de terminar un grito me detiene en seco haciéndome voltear a ver hacía quien lo ocasionó.

—Se... Señorita, la lla... Llama la señora —habla sin aliento.

Me acerco a ella pidiéndole que se siente en las escaleras mientras le ofrezco agua. Segundos después un auto se detiene frente a nosotras y bajan los señores Ivanovich y detrás de ellos baja Lahiam. Que fastidio.

—¡Zule! Ya no tendrás que esperarlo allá, te dije que había pasado algo importante y por eso no vino —habla con auténtica felicidad Irina.

—Cielo, follar no es importante —corrige Mikoy haciéndome abrir los ojos por la forma tan abierta en la que lo dice.

—¡Micoy! —lo reprende su esposa.

—Ya te dije que estaba con en una reunión con la familia de Mavie, no follando —justifica Lahiam.

—Si, si, claro, suban, no pierdan más tiempo —ordena Irina.

Vuelvo a despedirme de ambos y subo tomando lugar casi en el último asiento del jet. Para mí sorpresa, Lahiam se sienta frente a mí. Aunque ninguno dice nada.

 Aunque ninguno dice nada

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—¡Nena!

—¡Jackie!

Hemos llegado hace quince minutos y hasta ahorita Jackie llegó por mi. Lahiam por su parte, está coqueteando con la azafata de vuelo desde que subimos al avión. Estoy segura que follaron, aunque no hubo sonido alguno se perdieron casi una hora.

—¿Nos vamos? —le cuestiono a Jakie.

—Sip, ya tenemos todo listo para ti.

Camino a su lado arrastrando mi maleta, una mano rodea mi brazo

—¿A donde vas? —pregunta Lahiam aún con su mano en mi brazo.

—No te importa —respondo forcejeando para soltarme.

—Acabo de llamar a Bastian, hay que ir a su oficina así que vendrás también.

—No, son las cuatro y quiero descansar.

—No te pregunté.

Empieza a arrastrarme por el aeropuerto hasta un carro negro, me empuja para que entre en el asiento del copiloto y cierra para luego caminar a la otra puerta.

—¡Nos vemos en tu casa! —le grito a Jackie al ver que no puedo salir de aquí porque puso el seguro—. Idiota.

—Respetame o te haré respetarme.

Hago silencio porque he leído varios libros y sé que la respuesta que daré puede tomar otro rumbo. Aunque es Lahiam, él jamás me besaría y yo a él tampoco.

Minutos después estacionamos en un edificio alto y elegante, en el interior es más fantástico de lo que aparenta. Hay muchas personas caminando, ventanales preciosamente altos e impecables, una hermosa lámpara cuenta del techo del lobby, sillones de cuero negro, una mesita de cristal con un florero de tulipanes.

Volteo a ver al frente ya que noto que estoy viendo de más. Lahiam me guía a un asesor donde toca el piso diez.

Llegamos y hay menos personas que en el lobby, una sola recepcionista y puras oficinas qué se ve en el interior por los cristales. Entramos en una oficina donde veo a un Bastian muy diferente.

Las fotos o las video llamadas que he echo con él, no le hacen justicia a lo guapo que es.

—¡Bienvenidos! —saluda poniéndose de pie mientras pasa una mano por su precioso cabello rubio—. Zulema.

—Bastian, un gusto conocerte —saludo estrechando su mano. Para mi sorpresa, llevo mi mano a su boca y deja un pequeño beso en ella.

—Lo mismo digo, eres más hermosa en persona.

—Los mismo digo, te ves mejor en persona.

—Igual es bueno verte, Bastian —habla Lahiam.

—El pequeño Ivanovich, también es bueno verte —ambos se abrazan—. Siéntense.

Los tres nos sentamos en unos sillones que están cerca del ventanal, puedo ver la maravillosa vista que hay desde aquí. Se ve todo París.

—Se ve precioso ¿Verdad? —pregunta Bastian haciendo que voltee a verlo.

—Precioso es poco.

—¿Podemos iniciar?

Bastian empieza a hablarnos de lo que le preocupa, Lahiam le da soluciones lo cual me sorprende porque me hace saber que realmente se preparó, leyó y estudió lo que haremos en l exposición.

—Nos vemos mañana, no lo olviden —se despide Bastian.

—Aquí estaremos —responde Lahiam.

En mi caso solo sonrío en manera de despedida pero Bastan me sostiene la mano para luego hablar.

—¿Que harás ahorita? ¿Tienes planes?

Como Imanes [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora