29. Hablemos.

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Hace unos dos horas llegué a mi oficina, he estado pendiente a las cámaras para saber en que momento llega Zulema, ella prometió venir, no romería su promesa ¿verdad?

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Hace unos dos horas llegué a mi oficina, he estado pendiente a las cámaras para saber en que momento llega Zulema, ella prometió venir, no romería su promesa ¿verdad?

—¿Que haces tan solo? —dice mamá entrando a mi oficina—. ¿Pudiste hablar con ella?

—He estado yendo a su casa, pero no, no he podido hablar con ella —respondo dejando de ver las cámaras—. Me prometió venir hoy.

—Oh, entonces si era enserio que retomará el trabajo —se sienta frente a mi.

—Espero que si, aunque no me crea, sería esperanzador tenerla aquí, saber que por lo menos podré verla.

—Ya pasó su hora de entrada ¿no?

—Justo hace una hora fue.

—¿Que harás con Mavie? Ella va a buscarte todos los días, ya le hemos dicho que te fuiste de casa.

—Ya hablé con ella, mis abogados y los de ella vienen hoy en la tarde, llegaremos a un acuerdo legal, más tarde te hablaré de él.

—¿Crees que es lo correcto?

—Si, no puedo dejar que ella quiera aprovecharse de su embarazo conmigo.

—Tie... —intenta decir pero alguien toca la puerta.

Mierda, descuidé las cámaras ¿es ella?

La puerta se abre dándole paso a mi asistente, una incompetente total, despedí a la anterior cuando llegue de París, me la había follado algunas veces y ella quería más cunado yo ya había caído por Zulema.

—Disculpen, hay una joven allá afuera qué asegura ser parte del equipo del palacio pero no trae su identificación de trabajador, pidió que la llamaran a usted o al jefe.

—¿Que joven? —pregunta mamá poniéndose de pie.

—No lo sé, nunca la había visto por aquí.

—¿Cómo se llama? ¿Como es? Di algo, eres mi asistente tienes que dar bien la información —mascullo molesto.

—Yo... Olvidé el nombre, lo siento, pero ella es...

—Olvidalo, iré a ver quien es —interrumpe mamá saliendo de mi oficina.

La pelinegra se pone roja de vergüenza, froto mi cien y me pongo de pie para acompañar a mi madre. Tomo mi celular y veo mensajes de Mavie, decido ignorarlos y camino fuera mi mi oficina.

—¿Zulema? —inquiero al llegar a recepción y ver a mi madre con la rubia.

Ella voltea a verme y puedo notar que estaba llorando, aun tiene su cara un poco roja por llorar. Me acerco a ella para abrazarla pero da un paso atrás.

—Lo siento llegue tarde pero tuve un inconveniente —se disculpa.

—Señor... —habla mi asistente y volteo a verla de mala manera—. Lo siento, quería saber si la anoto en la lista de visitantes.

—No, ella no es visitante, ella es tu jefa después de Lahiam —le hace saber mi madre.

La pelinegra se acomoda sus gafas y vuelve a su puesto sin decir nada. Puevo ver un auto azul estacionarse afuera, maldigo entre dientes al notar quien es.

—Vamos a mi oficina —digo sosteniendo el brazo de mi madre—. Si me buscan di que no estoy, por lo menos has eso bien, no estoy para nadie hasta que yo te diga.

Mi madre se lleva a Zulema y yo las sigo, ellas hablan un poco sobre trabajo y luego mi madre se va dejándonos solos. Puedo notar que ya se ha calmado, ya no se nota que lloró.

—Prometí que vendría, Lahiam, dime lo que tengas que decir, es momento de hablarlo.

—No hablaremos hasta que leas esto —informo tendiendo un documento.

Ella lo toma con miedo y empieza a leerlo. Ese es un documento que redactó mi abogado, quise hacerlo así.

Cuando Zulema se fue aquel día, tuve una fuerte discusión con mi padre y Mavie, es imposible que ese bebé sea mio porque siempre he usado condón y jamás me he descuidado con respecto a eso. Decidí hablar con mis abogados y tomamos la decisión de llevarlo a lo legal.

Mavie se hizo una prueba de embarazo, si sale positiva la haré firmar un papel donde se diga que yo no me haré cargo de ella, cuando el bebé nazca se hará una prueba de ADN. Si de verdad es mi hijo me haré responsable de él y será custodia compartida, pero yo no viviré con ella. Si ese bebé no es mio le pondré una orden de alejamiento. No la quiero cerca de mi, en ningún momento. La prueba de embarazo me la entregan hoy en la tarde, por eso mis abogados y los de ella vendrán.

—¿Por qué me das esto? —pregunta al dejar de leerlo.

—Porque quiero que sepas que yo no quiero nada con ella, existe la posibilidad que ella no esté embarazada...

—¿Pero y si sí lo está? Esto no cambia nada, Lahiam.

—Si lo está, me haré cargo del bebé, sería mio a pesar de todo, pero yo no quiero estar con Mavie.

—No sé que decirte, Lahiam, yo... —se queda callada al ver que me pongo de pie. Llego a su lado y tomo sus manos, me alivia ver que no las aparta.

—Te amo, Zulema —me arrodillo ante ella—. Quiero estar contigo, no con ella ni con nadie más. Dame la oportunidad de estar contigo, te juro que no me importa nada ni nadie más que tú. No dejes que esto nos afecte, solo dame una oportunidad.

—¿Que será de el bebé? —pregunta con sus ojos cristalisados—. No quiero intervenir en eso...

—Si de verdad es mío me haré cargo de él, pero no al lado de Mavie, Zulema... —hago una pausa—. Quiero que seas mi novia, quiero que seas mi esposa, quiero ser yo quien te haga feliz, quiero una vida contigo, ser el causante de tus sonrisas y ser el que esté ahí para ayudarte en todo, quiero que seamos tú y yo contra todo, lo quiero todo, pero contigo.

» Sé que tienes dudas y no voy a presionarte, ¿quieres más tiempo? Te lo daré, pero quiero estar a tu lado, no deseo más nada en esta vida más que ser tuyo.

—Po... —intenta hablar pero tocan la puerta—. Ve a ver quien es.

—No importa, necesito que me digas lo que piensas, no quiero seguir así, te necesito más de lo que te imaginas.

—Lahiam, abre —la voz de mi madre hace que ambos veamos en dirección a la puerta.

—Quiero tiempo, Lahiam, no es fácil tomar una decisión cuando hay un bebé de por medio, sé que no lo tenias en mente cuando sucedió todo en París, pero estamos aquí, ahora... —aparta sus manos y es como si de nuevo todo el lugar estuviese frío—. Seguiré trabajando en el palacio, no quiero tomar una decisión apresurada, ahora abre la puerta o Irina se va a molestar.

—Quiero que estés aquí cuando vengan mis abogados.

—No creo...

—No acepto un no por respuesta, blondinka —beso su mejilla y me pongo de pie.

Abro la puerta y veo a mi madre con Mavie, sus abogados y los míos. Zulema se pone a la par mía poniendo su mano en mi brazo y los ojos de Mavie van directo a ella.

—¿Que sucede? —pregunto al verlos—. Esta no es la hora que habíamos acordado.

—¿Que heces con ella aquí? —Inquiere Mavie molesta.

—Ha llegado una notificación que enviaron la prueba de embarazo, Mavie insistió en adelantar la hora, así que aquí estamos, te llamamos para confirmar pero no respondiste así que adelantamos la hora.

–Bien, pasen —me hago a un lado para que todos entres y volteo a ver a Zulema—. Por favor quédate, te necesito y quiero que escuches todo.

—Yo también me quedaré —dice mi madre intentando convencer a Zulema—. Ella no te hará nada.

Como Imanes [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora