Despierto por el sonido de mi teléfono, me remuevo en la cama y noto el peso de la rubia que fue causante de mil fantasías la noche anterior. En la pantalla aparece el nombre de Mavie y corto la llamada poniendo en mudo mu celular.
Zulema se aferra a mi como si fuese una almohada más en su cama. Dejo que se posicione sobre mi y empiezo a acariciarle el cabello.
Hace poco mas de un día juraba que las rubias no me iban, pero verla tan cerca de Bastían me molestó más de lo que me gustaría admitir. No suelo ser celoso con ninguna mujer porque para mi, con todas es solo sexo, nunca más allá de eso. Pero estaría mintiendo si digo que al ver como la trató Bastían en cuanto a vio.
Nunca la había detallado tanto como en el momento en el que la vi salir de la habitación con ese vestido, ahí caí en cuenta que si no ando con cuidado ella podría ser mi perdición. No busco amor en ella, busco lo que su cuerpo desprende: pasión. Ella es una tentación para cualquier hombre cuerdo.
Aunque su cuerpo es fascinante sus ojos fueron lo que más me cautivaron, su vestido se ajustaba a su cuerpo y sus tetas se veían más delo que me gustaría decir, pero yo no podía despegar mi vista de sus ojos. Nunca los había detallado tan bien como ayer. Fue ese momento en el que, el comentario de mi mamá tuvo mucho sentido, y sin darme cuenta en aquel momento,tuvo razón.
Las rubias con heterocromia si me van. Ella me va.
Veo que la pantalla de mi teléfono sigue iluminada y de nuevo, es Mavie. Decido atender la insistente llamada de ella, con sumo cuidado acomodo a Zulema en el lado derecho de la cama y aunque ella se queja, termina acomodándose ahí.
—¡Hasta que contestas! —grita una vez llegue al baño para responderle—. ¿Donde putas estas? ¡Te estoy llamando desde hace cuatro horas!
Volteo a ver la pantalla de mi móvil para confirmar que tengo mas de cien llamadas perdidas de ella y de mis padres.
—Estoy ocupado, Mavie, es un viaje de negocio no vacaciones —respondo con la poca paciencia que aún me queda—. De todas formas, no tengo porque darte explicaciones de nada.
—Estoy en París —solloza y me tenso al escucharla, no porque llore, eso no me importa en lo mas mínimo, el problema es que está aquí y yo... bueno, yo estoy con Zulema—. Vine a darte una sorpresa y tu... —hace una pausa como si estuviera pensando—. Estas con otra ¿Verdad? Por eso no me respondías. ¡Maldita sea, Lahiam! Yo te amo...
—No tengo porque darte explicaciones, Mavie. Ahora dime donde estas para ir por ti, te llevare a comer y de una vez te devuelves a Rusia.
—Lahiam, yo no...
Corto la llamada antes que siga hablando y en menos de cinco minutos me envía la ubicación de donde está. Me doy una ducha rápida y camino de nuevo a la cama para buscar mi ropa. me visto en silencio y antes de salir busco una hoja y un lapicero para poder dejarle una nota del porque no estoy.
Encuentro una libreta pequeña en uno de los cajones y escribo, al terminar me acerco a ella y le quito uno de sus aretes para luego colocarlo encima del papel. Vuelvo a acercarme a Zulema y dejo un beso en su sien .
—Prometo que la próxima vez despertaré a tu lado —susurro—. Sí, blondinka, habrá una y mil veces mas, eso tenlo por seguro.
Ya es casi medio día, estuve en el aeropuerto peleando por un espacio para enviar de nuevo a Mavie a Rusia, lastimosamente, sin éxito. Al salir de ahí la lleve a un hotel lejos de donde yo me estoy quedando, lo último que deseo es a Mavie cerca de Zulema, o los dramas estúpidos que hace cuando dice amarme. Ahora vamos de camino a un restaurante.
El mesero nos guía hasta nuestra mesa diciéndonos que en un momento nos traerá el menú. Pasan cinco minutos y nada que llega, estoy empezando a molestarme.
—¿Lahiam? —cuestiona alguien en la mesa continua—. ¿Que haces aquí? Te estuve llamando para que habláramos del proyecto.
Al voltear a ver me doy cuenta que es Bastían, esta con una rubia que estoy seguro es Zulema. Mi cuerpo entero se tensa y me molesto aun más al verlos juntos.
—Luego lo hablaremos —respondo con voz tensa.
—Iré al baño, cariño —dice Mavie—. Si quieres podemos cambiarnos de mesa para que hables con él.
—No soy tu cariño ni nada que se le parezca, Mavie —alego—. Si te traje aquí es para que comas y dejes de molestarme, mañana mismo te irás, entiende que yo no quiero nada contigo.
Ella sin mediar palabra se pone de pie parpadeando para disipar sus ganas de llorar y camina al baño.
Me pongo de pie y camino a la mesa de Bastian, Zulema me voltea a ver y le hago saber con mi mirada que lamento todo esto, claramente no esperaba verla aquí.
—¿Puedo sentarme? —pregunto sin quitarle mi mirada, sin esperar respuesta pongo mi mano en la silla.
—¡Tu pareja no esta en el baño? —cuestiona Bastian.
—Si, pero puede traer una silla para ella también —respondo encogiéndome de hombros—. No se le va a caer una uña por eso.
El mesero trae tres cartas y agradezco que traiga una para mi también.
—Pensé que ya habían comido —murmura Bastian.
—Y yo pensé que ustedes estarían en la oficina —replico con un tono molesto.
—Lahiam... pensé que comeríamos solo tu y yo —habla Mavie al llegar del baño y me molesto en que insinúe que no estaba enterada en que me cambiaría de mesa cuando ella fue quien lo pidió—. ¿Zulema? ¿Que haces aquí? —cuestiona volteando a verme—. ¿Que hace ella aquí, Lahiam?
—Cállate y siéntate —le ordeno.
—¡No, estoy cansada de esto! —grita—. Con ella fue ¿cierto? ¡Con ella follaste ayer!
Escucho como Zulema se atraganta un poco con el agua que estaba tomando y ruego por un poco de paciencia, Bastian mira de mi a Zulema y a Mavie.
» ¡Respondeme! —me exige sin medir mis palabras, exploto.
Maldita seas, Mavie.
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Como Imanes [#1]
RomantikPrimer libro de la serie Atracción y Destino. . El amor es un caos impredecible, un torbellino de emociones que a veces llega sin aviso, y no siempre estamos preparadas para enfrentar. A veces, no comprendemos cuánto amamos a alguien hasta que nos...