Prefacio

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La luz empezó a molestarle y maldijo no haber cerrado completamente las cortinas totalmente oscuras compradas pensando exactamente en ocasiones como esta.
Abrió lentamente los ojos tapandose con el color beige de lo que identifico como... ¿Alfombra? No, el más bien, el tapete que tiene al lado de su cama. Analizó por unos segundos y retiró el rizado mechón de cabello que caía en su cara para poder ver y procesar bien lo que estaba pasando y si, efectivamente estaba en el piso. Levántó su mejilla apoyando su mano libre en el piso ya que estaba acostado sobre la otra, con un poco mas de conciencia se sentó sintiendo todo su costado derecho adolorido por la incomodidad del lugar donde había pasado la noche, parpadeó y se pasó las manos por la cara y el cabello castaño.

-¡Hijos de toda su pinche madre!-

Ante el grito que reconoció perfectamente, sonríe con burla y un toque de malicia. Voltea a ver el reloj que tenía en su buró que ahora tenía en frente y sonrió. 1:00 p.m. marcaba la hora.

Siguió escuchando los gritos provenientes de la sala y se apresuró a aparentar haber estado despierto, como pudo se metió y encerró en el baño, abrió el agua caliente de la regadera mientras se quitaba la ropa.

-¡A la madre!- soltó al sentir el agua totalmente fría caer en su espalda, esa loca había cerrado la valvula que deja pasar el agua caliente.

-A mi no me haces pendeja.- escuchó del otro lado de la puerta del baño y agradeció haber entrado antes de que ella llegara si no, lo hubiera metido ahí con todo y ropa sin importarle arruinar sus jeans, su top y sus botas.

                                              пЖп

Escucha esos ya conocidos pasos acercarse, intenta abrir los ojos pero al instante se vuelve a perder en una especie de inconsciencia, se acomoda en la almohada aunque intenta luchar para poder despertar pero le es imposible. En cuanto trata, un malestar lo invade, impidiendole si quiera abrir un poco los ojos.
Siente pasar unos largos minutos y aún no se terminan de acercar los pasos, los escucha cada vez mas cerca pero los escucha intermitentemente, tal vez debido a esa inconsciencia que lo envuelve por momentos. No hay mas ruido, suspira y se deja llevar por la calma que lo invade de pronto.

-¡¿Tu que chingados haces aquí?!- Toda calma se esfuma abriendo paso a un grito tan agudo que siente que le perfora el tímpano, jamás se acostumbrará a ese sonidito tintineante y agudo que ella llama voz.
Seguido del fastidioso grito, siente un impacto en su cabeza.
Ante eso gana la lucha contra el sueño despertando al momento. -Mas te vale que tengas algo decente qué ponerte aquí o usarás una de las faldas de J.- continua con su aguda voz. Él abre levemente los ojos viendo todo borroso por lo que lleva una mano a su cara, pero la acción es interrumpida por otro golpe y entonces todo se aclara, su mente regresa a la realidad y ve  que esa loca tiene uno de los cojines del sofá en las manos con lo que casi le reinicia el windows por los golpes. Trata de procesar todo, ya sabe dónde está pero no sabe por qué ni qué pasa. -¡deja de verme y levantate ya!- ordena y se dispone a irse. El se sienta en el sofá viendo su alrededor, aún procesando, cuando un tercer impacto llega a su cabeza y después el proyectil alias el cojin, cae al suelo.
-¡Levanta eso del piso!- la escucha mas a distancia, sintiendose fuera de peligro sonríe con burla y procede a levantarse.

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- No puede ser, ya llegó- pensó aún manteniendo los ojos cerrados escuchando como las maldiciones y los reclamos van de un lado a otro. - se los dije pero como siempre les vale madre, ahora nos van a chingar, ni pedo- se movió continuando con su proceso de despertar. - verga, me duele todo el cuello y la espalda, ah pero quería una banda.- sin saber en qué momento llegó ella ahí, la sintió de pie frente a él, apostaría lo que fuera a que estaba parada ahí con los brazos cruzados y viendolo con reproche y por lo que escuchaba, golpeando muy suavemente con impaciecia el piso con el pie. Al menos no le estaba gritando como a los otros.

-¿Es neta?- escucha que le habla, ojo, le habla, si, en forma de reproche pero le habla y no le revienta los oidos con su voz chillona, ventajas de ser el favorito. -¿la cocina?- continúa solo escuchandola sin moverse, sabe que aunque debe estar molesta está ocultando las ganas de reirse...

-¿Un momento, dijo la cocina?- piensa y abre los ojos por la sorpresa pero los cierra de inmediato por la luz que de golpe lo lastima. Los abre otra vez despacio pero no la ve, levanta la mirada a través de su cabello que le cae en la cara cubriéndole la vista parcialmente. Y la ve de pie frente a él con las manos en la cintura, baja de nuevo la mirada y  solo ve sus propias piernas extendidas en el piso. Parpadea varias veces acostumbrándose a la luz, ella permanece frente a él sin decir nada, levanta la cabeza y siente de nuevo ese dolor en el cuello y la espalda. Por fin todo parece armarse como rompecabezas y cae en cuenta que está sentado en el piso, medio recargado en el refrigerador.

-¡Date prisa por favor!- pide suavemente sin dejar de verlo. Él le extiende la mano buscando que le ayude a levantarse pero ella se da la vuelta a seguir con su amado trabajo de gritar.
"¿Nunca se calla?" recordó la frase que repetía su compañero siempre que los regañaba como aquella mañana y era verdad, nunca se callaba, le mamaba gritar.
Toma su teléfono y al ver la hora se levanta tan rapido que se fue directo contra las sillas mal acomodadas del comedor al sentirse mareado, como pudo sale corriendo a su cuarto, no sin antes recordar cómo estaba dividida su casa.

          
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Espera con impaciencia tener el paso libre mientras mira su reloj, es tarde, observa el tráfico delante de él y se alegra de no haber comprado un carro, su moto siempre es mas util en la ciudad.
Al cambiar el semaforo de rojo a verde, acelera hasta donde le es posible sin tener que terminar en el corralon, solo eso le faltaba, después de la chinga que le pusieron la última vez, aprendió la lección, no quería volver a cumplir las pendejadas que le pusieron de castigo sus compañeros la última vez.

Sonrió cuando vio que estaba a nada de llegar al estudio, llegaría un poco tarde si, pero nada grave, no sería el último.

Fue entonces que sintió ese presentimiento, algo no estaba bien. Confirmó sus sospechas cuando los gritos le pegaron de lleno a sus oídos.

-¡Me tienen hasta la madre!- escucha pasos acercarse- ¡Despierta Cabron!

El sonido de su puerta al abrirse y asotarse acompañado de mas gritos, lo sorprendió por lo que se levanta de un salto que provocó que su silla gamer se deslizara para atrás llevandolo al piso cayéndose.

-Si, ¡rompete la madre! Ahorrame ese trabajo- grita desde la puerta.

-¿Que pedo?- murmura desorientado analizando su realidad levantándose como puede apoyandose del escritorio , tirando el teclado de su computadora, se quita el cabello totalmente despeinado de la cara tallandose los ojos.

-¡Aish!- ella dijo su palabra favorita mientras rodaba los ojos y daba un portazo tras ella. Reaccionando un poco, voltea a ver el reloj de su computadora.
Con fastidio camina hacia el baño y la escucha alejarse maldiciendo quien sabe que tanto a sus compañeros y a él.

Wiplash & The jingle bellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora