In the darkness

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-¿La ves wey?- Pregunta gritando debido al volumen de la música mientras busca con la mirada entre las personas.

-Pendejo, ni la conozco ¿Cómo chingados voy a saber quién es?- pregunta el mayor en el mismo tono que su amigo.

-¡Ya la vi!- exclama emocionado.

-¿Que?- pregunta el mayor al no haber entendido las palabras del otro pero la respuesta a su pregunta llegó pronto al ser casi arrastrado, abriendose paso entre las personas.

Llegaron frente a las chicas, una rubia y una castaña con mechas rojas.
Supo que la rubia era a quién buscaban en cuanto Diego pasó su mano por la cintura de la chica mientras le decía algo al oído.

-¡El es Daniel!- Presenta el guitarrista a las chicas.

-¡Regina!- se presenta también a volumen alto para después saludarlo con un beso en la mejilla.

-Mucho gusto Regi.- dijo pero pareciera que la chica no lo escuchó.

-Cherry- Dijo mientras levantaba la mano a modo de saludo.

Ж

-

Yo te entiendo, ahora tu entiendeme a mi.- pide dando media vuelta siguiendo la misma línea sobre la que había estado caminando los últimos diez minutos. -¡No! No me estás entendiendo... -Dice exasperada apretando con fuerza su teléfono.- No, no lo haces por eso te estás poniendo así. -da media vuelta, nuevamente caminando en linea recta sintiéndo su desesperación incrementar. -Así a la defensiva... Solo son dos semanas más.

Su mirada se fija en la puerta que se ve abrirse, sin darle mucha importancia solo divisa a su amigo que se quedó a la espera de que le diera la indicación de que podía pasar. Ella regresó su total atención a la llamada, ignorando por completo la presencia y para él, esa fue la señal esperada al no recibir una negativa.

-Ya sé que aún tengo que ir para allá pero...- su llamada se vió terminada de manera brusca con un "No vas a quedarte más" sin permitirle terminar de explicarse.

Suspiró con molestia. Tiempo antes habría empezado a llorar al sentirse impotente por no permitirsele hablar, sin embargo esos desplantes eran mas comunes de lo que le gustaría admitir, ya no sabía que pensar para justificarlo y convencerse a sí misma de que todo era culpa suya, las primeras veces se sentía tan mal consigo misma que se dejaba hundir en la depresión. Esta vez, ya solo pudo sentir el fastidio que ya conocía perfectamente bien, esa sensación que poco a poco había ido sustituyendo el dolor, la tristeza y todos los sentimientos que antes la invadían.

Dejando el teléfono sobre el escritorio voltea a ver a su amigo que ya se encontraba recargado en la puerta, dirigiendole esa mirada que le causaba una sensación aún indecifrable para ella. Esa expresión en la que tenía el rostro levemente inclinado y observandola serio hacia arriba.

-¿Qué pasa cariño?- preguntó por fin.

-Eres lista, no sé por qué soportas eso.- dijo cruzando sus brazos sobre su pecho. -Tal vez no lo seas tanto.

-¿Necesitas algo? O ¿Es día de peguenle a Bells?- su tono amable cambió bruscamente, muy raro en ella, no solía usar tono sarcástico agresivo con ellos, bueno con él, escasas dos veces lo había hecho.

-¿Lo ves? Bells, esto no está nada bien, si hay algo que nunca haces es redirigir tus sentimientos negativos hacia nosotros y ahora...-

-Mira Daniel si no tienes nada qué decir, estoy muy ocupada y tengo cosas que atender de mi trabajo, así que puedes volver con los demás.- dice tomando su lugar frente a su escritorio.- ¿Que?- cuestiona ya muy molesta al ver que el chico no se movía de su lugar.

Wiplash & The jingle bellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora