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Meena había quedado con Mikel la misma tarde en que éste regresó a Tailandia. A decir verdad, había sido el chico quien le había propuesto verse cuanto antes en su casa.

La pelinegra se mordía el labio nerviosa mientras esperaba que su todavía novio le abriera la puerta. En cuanto lo hizo, Meena solo pudo divisar un segundo la enorme sonrisa de Mikel, ya que el chico rápidamente la abrazó tan efusivamente que casi la levantó del suelo.

- ¡Hola, bebé! ¡Te he echado muchísimo de menos! - exclamó para seguidamente buscar la cara y besarla-.

Meena reaccionó instintivamente al beso, para cuando fue consciente de la situación, ya se habían separado.

Mikel, con una energía que desbordaba, guió a su novia hasta el sofá, donde ambos se sentaron sin soltarse, y empezó a contarle lo increíbles que habían sido sus días en el pueblo.

También le preguntó a Meena sobre su estancia en casa de Ici, encargándose con la excusa de piropear su dorado tono de piel.

- Estás guapísima, cariño - aduló Mikel, dejando varios besos cerca de la boca de la pelinegra, que mantenía una forzada sonrisa-.

Meena intentaba encontrar el momento de empezar a soltar la bomba, pero por más que se lo planteaba al final de cada frase, no lo veía. Se estaba poniendo cada vez más nerviosa.

- Y, por supuesto, me he acordado tanto de ti que te tengo una sorpresita.

- ¿Una sorpresa? - cuestionó Meena y el chico asintió algo inquieto-.

- Álvaro y yo hemos estado probando su nuevo programa de edición y me ha ayudado a hacer este corto para ti.

Mikel colocó el portátil en la mesita y le dio play al vídeo que había elaborado, mientras pasaba su mano por la cintura de la pelinegra, acariciando su costado.

El corto consistía en cinco minutos de metraje en el que se sucedían escenas antiguas de ella y Mikel: abrazados, besándose, riendo y caminando de la mano . Con la única diferencia de que en los minutos finales, en vez de pasear por las calles de su ciudad natal, el fondo era substituido digitalmente con bastante poco acierto .

- ¿Lo has entendido? - cuestionó Mikel mirando a su chica con un claro brillo en sus ojos-.

- No - contestó ella, perdidísima-.

- ¡Que me voy quedar aquí , en Tailandia contigo!

- ¿Cómo?

- Lo que oyes, pelinegra. En septiembre estamos tú y yo quemando la capital. ¡Estoy tan contento! - exclamó el chico acercándose a dejar un largo beso en los labios de Meena, que permanecía en shock-.

- Pero...

- Al final he convencido a Álvaro, viviremos juntos él y yo. Así que no te preocupes que te dejaré tu espacio, como siempre.

- Ay, Mikel - suspiró Meena, bajando la cabeza-. Yo...

- No hace falta que digas nada, amor. ¿Es que cómo me iba a separar yo de mi Meena? Si yo ya no sé vivir sin ti.

Mikel agarró con suavidad las piernas de Meena y las movió de tal manera que quedara sentada a horcajadas sobre él.

Lo que empezó siendo un sentido beso, se tornó en uno caliente en cuanto el chico se deshizo de su camiseta.

- Mike... - susurró Meena en un intento por reaccionar-.

- Te quiero, Meena. Te seguiría hasta el fin del mundo - le susurró con su mejor sonrisa mientras Meena seguía en su mundo, tratando de reunir coraje-.

Mikel posó sus manos sobre las mejillas de la pelinegra y coló su lengua sin dificultad en la boca de Meena, quién se dejó, siguiéndole el juego como una autómata.

- Me moría de ganas de tenerte así. De hacer esto - susurró contra el cuello de Meena, llenándolo de besos húmedos mientras se deshacía de camiseta de su chica-.

Y pasó. En ese momento Meena olvidó totalmente el propósito con el que llegó a la cita, o hizo por olvidarlo, y se rindió a las tan conocidas atenciones de su novio, que se encargó sin saberlo de cubrir con sus huellas las caricias que cierta rubia había dejado en el alma y la piel de la pelinegra.

- Nunca te contesté a las llamadas ni a los mensajes porque tardé menos de media hora en romper nuestra promesa - confesó Meena sin poder mirar a los ojos a la Aoom del presente-. Le iba a dejar y acabamos follando sin condón, Aoom.

- ¿Sabes? En todos estos años, cuando pensaba en ti, una parte de mí siempre guardaba la esperanza de que hubiera alguna razón de peso, cualquier explicación lógica en la que no me traicionabas. Pero no. La verdad era tan simple y tan cruel como parecía.

- Lo siento.

- Te esperé tanto. Creí tanto en ti, en que ibas a aparecer en cualquier momento para decirme que, no sé, que perdiste mi número, que te había pasado algo, cualquier cosa...

- Aoom...

- De un día para otro dejaste de hablarme, de cogerme el teléfono. Te borraste del mapa.

- No tuve el valor de hablar contigo. Me aterraba. No sabía qué coño decirte. Acabé cambiando de teléfono solo para dejar de ver "Mai" en la pantalla porque me destrozaba saber que tú no te rendías y yo ya había metido la pata hasta el fondo - admitió Meena-.

- Yo te juro que gasté tu número, no me cansaba de escuchar tu puta voz en el contestador. Porque no podía ser. Porque las dos dijimos que lo teníamos claro. Las dos.

- Aoom, yo... - empezó Meena sin fuerzas, pero se quedó sin saber qué decir, la mirada dura de la castaña la había dejado fuera de juego-.

Lo prometido es deudaaa aquí tenéis otro cap , mucho drama veoo aquiii🤗

MAI | MEENBABEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora