22

396 45 0
                                    

Y pensaba hacerlo. Menna empezó a delegar funciones de su trabajo en el bufete que hasta ese momento había acaparado ella innecesariamente y ocupó la ausencia de horas extra en un curso de composición y producción que Mai le había ayudado a encontrar.

La pelinegra acudía dos veces por semana al curso presencial. Si algo le encantaba, aparte de los aspectos técnicos que iba aprendiendo, era estar en contacto con el resto de alumnos, un grupo magnífico de talentos por descubrir, como ella.

A las clases pautadas por el cursillo, pronto se le sumaron encuentros extra para componer en colaboración con alguno de ellos. Menna estaba formando un buen grupo, se daban consejos, improvisaban pequeños conciertos en los que el público eran ellos mismos y se aconsejaban en los distintos proyectos de cada uno.

Por otra parte, a través de Álvaro, varios artistas que estaban empezando se habían puesto en contacto con ella, interesados en que compusiera algunos temas con o para ellos. Menna estaba emocionadísima y aceptaba sin dudarlo, solo a cambio de que la dejaran estar presente en el proceso de grabación y mezcla.

Si bien desde muy joven había visto como Mikel hacía sus pinitos en la producción por su cuenta, se moría por ver cómo se hacía en otros entornos y aprovechó cada ocasión para empaparse de todo.

Todas esas horas de música, sumadas a las recomendaciones de su psicóloga, derivaron en el nacimiento de canciones de la Menna anterior para la nueva Menna, y al revés. Parecía en estado de gracia, en cada tema nuevo era capaz de aplicar todo lo que estaba aprendiendo sin perder su esencia, y eso la hacía sentir increíble.

- ¿Hola? Sí, pregunto por Menna Rina. Es mi amiga, aunque puede que ahora que se está convirtiendo en una estrella haga como que no me conoce de nada - vaciló Iciar a pelinegra cuando por fin quedaron para verse-.

- Eres idiota, Ici. Si solo estoy entrando en el mundillo de los artistas desconocidos - aclaró Menna entre risas-.

- Lo que sea. Se te ve a leguas que estás contenta, Menna - dijo Ici con una sonrisa-.

- Muchísimo. No te imaginas todo lo que estoy aprendiendo.

- Me alegro mucho. ¿Me has escrito alguna canción? - preguntó pestañeando exageradamente-.

- ¿A ti? Puede que alguna... de las más malas. La he tenido que descartar, no me inspiras lo suficiente - bromeó ahora Menna-.

- El día que me tomes en serio como musa, llegarás a lo más alto, Menna.

- Sí, seguro - rió la morena de las ocurrencias de su amiga-. Me hundiría. Y eso que todavía no he salido ni a flote.

- Y cuéntame, ¿ya hay algún tema escrito por ti sonando por ahí?

- La verdad es que sí, compuse uno para una chica que canta por salas pequeñas de aquí de Tailandia y otro para un grupo de un amigo de Álvaro. No es nada del otro mundo, pero parece que están teniendo buena acogida.

- ¿Y se puede saber por qué no me has llevado todavía a escuchar a alguien cantar tus cosas? Que ya sabes que la canción está en bucle permanente en mi móvil, pero necesito más.

- ¡Cuando quieras! Aunque bueno estas semanas estaré más ocupada porque empezamos la parte práctica del curso. Vamos a grabar y producir cinco temas cada uno en el estudio de la academia.

- ¡Madre mía, Men, qué emoción! ¿Ya has escogido que canciones grabarás?

- Qué va, tía. Estoy hecha un lío. Últimamente no paro de componer y no tengo ni idea de cuáles van a dar más juego en tema de producción, porque yo quiero experimentar a tope.

- ¿Me enseñas candidatas y te ayudo? - propuso Ici, y a Menna se le iluminó la cara-.

Las amigas estuvieron hasta altas horas de la noche descartando y seleccionando canciones que Menna había escrito últimamente, pues eran de las que estaba más orgullosa, después de lo aprendido en la parte de composición del curso.

- Me parecen una muy buena elección, Menna - sentenció el profesor que les iba a guiar en el caso práctico-.

- ¿En serio? - cuestionó Menna con nerviosismo, pues mostrarle las canciones había sido como desnudarse un poco-.

- Y tan en serio. Me parece que son una base genial para trabajar. Aquí hay mucho talento.

- Ay, muchas gracias. Estoy deseando empezar a darles forma.

- ¿Tienes alguna idea de por donde las quieres llevar?

Menna asintió y empezó a explicarle con entusiasmo todas sus ideas y cómo visualizaba cada uno de los temas. El profesor en seguida entendió por dónde iba a tirar el proyecto de la pelinegra y la felicitó, augurandole un buen resultado final.

Menna pisó el estudio de grabación estando más nerviosa que ocho nerviosas. Solo se destensó cuando el profesor le presentó a los profesionales que se encargarían de enseñarle cómo funcionaba todo y vio que realmente iba a disfrutar cómo una niña pequeña metida en esas cuatro paredes.

- No entiendo por qué me tengo que esperar - reclamó Mai, cruzándose de brazos-.

- Porque solo están grabadas, ahora estamos ya empezando la producción, faltará la mezcla y un montón de cosas más - explicó Menna por enésima vez-.

- ¿Y qué? No es justo. Ici por lo menos sabe cuáles son...

- No seas así de celosa, ¿eh? Tú vas a ser la primera en escucharlas cuando estén acabadas.

- ¿Y eso cuándo va a ser? Porque yo no puedo más con el hype, mamá.

- ¿El hype?

- El hype, la emoción... - aclaró con obviedad-. Deberías actualizarte si quieres triunfar en las nuevas generaciones.

- Oye, yo estoy actualizada.

- Bueno, lo que tú digas. ¿Cuándo voy a poder escuchar tus canciones entonces?

- Ah, no, ahora te dejo con el hype.

- ¡Mamá!

- Aprendo rápido, cariño.

- Ya veo. Oye, mamá - se puso seria Mai-, no sé si te lo he dicho pero me encanta verte así.

- ¿Así como?

- Así de ilusionada, de libre, de feliz, no sé... Solo estás en la punta del iceberg de todo esto de la música, dando tus primeros pasos pero... te juro que te miro y es como si llevaras alas

MAI | MEENBABEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora