MAI | MEENBABE

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- ¿Para quién yo quiera? - frunció el ceño su madre-.

- Sí. No sé, igual conoces a alguien a quien le guste mucho el arte y que quieras que vea tus primeros pasitos en la música. Igual ese alguien ha inspirado alguna que otra canción...

- ¡Mai! No vayas por ahí. Aoom me dijo que no quería retomar nada...

- ¿Aoom? ¿Quién estaba hablando de Aoom? - exclamó fingiendo sorpresa-.

- Ay, no te hagas la tonta.

- No te estoy diciendo que hagas nada del otro mundo, solo que le des un disco.

- Me encantaría, de verdad, pero tendrá su vida hecha y no voy a venir yo a...

- No tiene pareja si es eso lo que te preocupa - la cortó-.

- ¿Y tú cómo sabes eso?

- Se lo pregunté.

- ¡Mai, qué poca vergüenza!

- ¿Me harás caso? - preguntó la chica, desviando la conversación-.

- Ya veremos.

Lo último que Aoom se esperaba cuando la avisaron de que tenía una visita, a pesar de que no constaba ningún encuentro previsto para esa mañana de sábado en su agenda, era que se tratara de Menna.

La pelinegra llevaba diez minutos escasos esperando que Aoom apareciera en la sala y ya había hecho el amago de irse al menos un par de veces. Tal vez fueron las maravillosas obras de la castaña las cuales no se cansaba de admirar, o quizás las ganas que Menna tenía de mostrarle su mejor versión, lo que hizo que finalmente decidiera quedarse.

Aoom carraspeó para llamar la atención de la morena, pues se encontraba de espaldas a ella, justo en frente de su cuadro favorito de aquella colección.

- ¿Menna?

- Hola, Aoom - la saludó la pelinegra, acercándose un poco a ella pero sin atreverse a nada más-.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Aoom, con una expresión confusa en su rostro-.

- Son increíbles - recalcó en cambio Menna, señalando las paredes de la sala-.

- Gracias. Es mi exposición más reciente. Está yendo muy bien, pero me temo que no estás aquí por eso, ¿verdad? - quiso saber Aoom, impaciente por averiguar el motivo de su visita-.

- Mm... Verás - se aclaró la pelinegra la voz, desviando la mirada a una de las obras, antes de decidirse por fin a hablar-. No quiero molestarte, solo venía a darte algo que me gustaría que tengas.

- ¿Puedes ir al grano, Menna? Me estás poniendo un poco nerviosa - pidió Aoom de una forma más cortante de lo que le habría gustado-.

Menna rebuscó en su bolso y sacó la última copia física de su EP. Miró el objeto y luego a Aoom, como sopesando una vez más si dárselo era una buena idea. Finalmente, se lo tendió.

Aoom posó su mirada en el disco y frunció el ceño, no entendiendo muy bien por qué la pelinegra aparecía de repente para regalarle música. El silencio de Menna no ayudó a aclarar sus ideas, pero la escultura griega impresa en la portada le hizo aceptar el regalo casi inconscientemente.

- Es... Es un EP, bueno, una recopilación de algunas canciones que he hecho en una academia a la que estoy yendo - explicó por fin-.

- ¿Es tuyo? - se quiso asegurar Aoom, y lo hizo al fijarse en el nombre y el título de la carátula-.

- Sí. Bueno, las canciones son mías, estoy haciendo un curso de composición y producción. Son el resultado de un caso práctico, en realidad - aclaró y se mordió el labio nerviosa antes de proseguir con su explicación-. El disco físico es cosa de Mai. Ella se ha encargado de grabar los temas en cd y de hacer la portada. La ha diseñado ella.

- Es preciosa. La diosa de la victoria - apreció Aoom, dedicándole una sonrisa a Menna-. Mai tiene mucho talento.

- Lo tiene.

- ¿Por qué me lo das a mí? - preguntó Aoom, alzando el objeto-.

- Porque quería darte las gracias. De hecho vengo a eso, a agradecerte.

- ¿A agradecerme? ¿A mí? ¿Qué he hecho? - se sorprendió la castaña-.

- A raíz de lo que me dijiste en la cena yo... digamos que me estoy reencontrando conmigo misma. Estoy estudiando música, juntándome con artistas para componer... Incluso tengo ya una oferta para colaborar con un estudio bastante grande - relató Menna con indiscutible emoción-. Estoy muy ilusionada.

- Me alegro mucho, Menna. La música es tu lugar, siempre lo ha sido, lo sabe cualquiera que te conozca un poco - se ablandó inevitablemente la castaña, ante el brillo de ilusión que veía en los ojos de la navarra-.

- La verdad es que lo siento así. He decidido que voy a dedicarme a esto, aunque pueda parecer tarde... - bajó la mirada para luego clavarla de nuevo en los ojos dorados de la pintora-. He encontrado otras alas y no pienso parar hasta volar de la manera que siempre he querido.

- Men...

Para Menna escuchar ese apodo en boca de Aoom después de tanto tiempo le provocó un vuelco al corazón que casi le hizo perder el equilibrio.

- Sé que quedamos en que tú y yo no íbamos a empezar de cero. Soy consciente y no es mi intención llevarte la contraria- la tranquilizó Menna-. He venido solo porque sentía que tenía que enseñarte todo lo que he avanzado. No te pido nada, solo me gustaría que si tienes un momento escucharas las canciones.

- No te prometo nada. No sé si podré - admitió la castaña-.

- Vale. Solo con que no me lo hayas tirado a la cabeza ya me doy por satisfecha- trató de bromear Menna-.

- Aoom, vamos a empezar la reunión - reclamó la atención de la artista una de sus socias, asomando la cabeza por la puerta-.

- Ve. No te robo más tiempo - anunció Menna-.

Unas tímidas sonrisas fueron todo lo que se dedicaron antes de que la navarra desapareciera por la puerta y la castaña empezara una reunión en la que fue incapaz de centrarse.