12. Entrenamiento de los Pilares

84 8 0
                                    

NOTA: Al momento de publicar este capítulo aún no había sido animada la temporada del Entrenamiento de los Pilares. Por lo que, si lo estás leyendo luego del estreno, quizá no sea tan fiel a cómo se vio en el anime. Muchas gracias por leer (y por esperar las actualizaciones.)
Mente.-
___________________________________________________

A la luz de los acontecimientos que se desarrollaron en la Aldea de los Herreros con la muerte de las dos Lunas Crecientes, los altos mandos habían convocado a los Pilares en una reunión de emergencia.
Y dado el surgimiento de las Marcas, tanto los Pilares como la familia Ubuyashiki, representada por la Señora Amane, decidieron que se imponga un entrenamiento a todos los miembros Cazadores del Cuerpo, con el propósito de que todos sean capaces de despertarlas. Así que la exigencia sería máxima.

El Pilar del Amor

-Bueno, no puede ser tan malo, ¿o si?- Preguntó Saori a Sanemi, mientras desayunaban. El alba recién estaba despuntando y ella empezaría en pocas horas ese entrenamiento.
Estaba nerviosa por todo lo que sucedería así que la noche anterior había dormido poco y nada.
- ¿Por qué piensas eso?-
- Porque...se supone que tu entrenamiento es el más duro. Y yo pude pasarlo.-
Sanemi la miró y sonrió.
- Eso no quiere decir que el entrenamiento de Kanroji sea sencillo.-
- ¿Cómo sería eso?- preguntó ella, con la boca llena de arroz.
- Pues...¿cómo te explico?.- Dijo él, pensativo, y frotó distraídamente el cabello.- Ah, tú cocinas muy bien.-
- Em...¿Gracias?- Contestó Saori, totalmente confundida.
- Se te dan bien las cosas saladas. ¿Y los postres?-
-Bueno...- Pensó Saori.- no me gusta lo dulce. Aprendí a hacer ohagi porque....bueno básicamente porque me lo pediste. Aunque el Anmitsu también me queda bien. Pero no son mi fuerte.-
-Tus primeros ohagis eran feos.-
- Pues claro, nunca los había hecho.- Se defendió ella, cruzándose de brazos.- Sé cocinar almuerzos y cenas, no postres.-
- Bueno, esto es exactamente igual. Almuerzos o postres, todo es cocina.-
- Pilar del Viento o Pilar del Amor, todos son entrenamientos...- Dedujo Saori.
-Exacto. No subestimes a Kanroji, no la soporto pero sé que es muy fuerte. Yo que tú no iría tan confiada.-

Y una semana después, Sanemi decidió pasar a buscar a su tsuguko por la casa de Kanroji ya que Tegami, había ido hasta su dojo a comunicarle que finalmente ella había terminado el entrenamiento allí.
-  ¡Shinazugawa! Que felicidad verte!-
Él cerró los ojos. El tono de voz de Kanroji le sonaban como uñas en un pizarrón.
- Hola, Kanroji.- Contestó, con el tono normal para cualquier ser humano.
- ¿Vienes por tu tsuguko?-
- ¿Por qué otra cosa sino?- pareció gruñir él.
- Oh, Sanemi.- Rió ella.- ¡La chica es excepcional! El grupo que vino con ella aún no está ni a la mitad del entrenamiento y ella ya lo terminó.-
Sanemi no dijo nada, pero se sintió orgulloso internamente. Claro que era excepcional, era su sucesora, su descubrimiento. No podía ser menos que excepcional.
- Tiene una flexibilidad asombrosa.- Agregó Mitsuri.
- ¿Esa es la base de tu entrenamiento?- Quiso saber Sanemi, realmente curioso.
- Así es, ¿quieres pasar a ver?-
Dudó. Pero la curiosidad le ganó y siguió a Kanroji al interior de su hogar.

Lo que Sanemi vio lo dejó boquiabierto.
Baile. Era básicamente baile en mallas ajustadas, largas cintas que usaban para danzar y música. Música alta y constante.
- ¿Los haces bailar todo el día?- preguntó, bastante confundido.
- Así es.- contestó orgullosa Mitsuri.
- La ropa ajustada y reveladora es para hacerlos sentir incomodidad frente a los otros...ya veo.- Dedujo Sanemi.

"Es una estrategia interesante de hecho...torcer su autoconfianza los deja a todos al mismo nivel." Pensó él, asombrado de que Mitsuri Kanroji haya ideado eso. Quizá la menospreció, quizá no era tan tonta como él creía.
Realmente se veían incómodos. La tela era muy pegada al cuerpo, pero claramente liviana y flexible, se notaba porque se adhería a cada músculo. "Si alguno llegara a tener una mínima y leve erección no sería posible ocultarla. Y eso los haría quebrarse. Es casi... sádico."
Él sabía que a veces, por el aumento de la circulación de la sangre en el cuerpo, esa reacción puede manifestarse sin siquiera un estímulo sexual. Era incómodo, vergonzoso si se daba, pero posible y sumamente natural. Sumó a eso el uniforme poco recatado de Kanroji y sintió pena por los jóvenes.
-Oh no, solo pensé que se verían muy lindos.- Contestó Mitsuri.
"Bueno, creo que estaba esperando demasiado de ella..." Pensó él, cubriéndose el rostro.

El Maldito Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora