-Bien, hoy es el gran día.-
Saori estaba sentada en uno de los cuartos de la Finca, con el cabello recogido y el clásico atuendo de paciente.
A su izquierda, sobre una pequeña mesa, descansaba un pequeño equipo de instrumentos médicos que ella no conocía, tijeras con formas extrañas, gasas, botellitas con líquido.
Inspiró lentamente para calmarse y el olor a antiséptico le cosquilleó la nariz.
Y cómo un latigazo vino a ella el recuerdo de Shinobu.
Sus ojos bellos, su eterna sonrisa...y la extraña sensación de que esa mujer guardaba un universo misterioso dentro de si.Pero Shinobu ya no estaba. Cómo tantos otros, no estaba. Y el corazón de Saori se contrajo dolorosamente un momento.
Quien se ocupó de cuidar y tratar a Saori fue Aoi Kanzaki. Según tenía entendido, Aoi y Kanao eran quienes se habían puesto la Finca al hombro luego de la muerte de Kocho, o al menos eso había dicho Tengen en una de sus visitas.
A su parecer lo hacían bastante bien. Claramente el pequeño Pilar del Insecto las había entrenado más que satisfactoriamente.
- Estoy...algo asustada.- sonrió Saori, frotándose lentamente las manos.
- No te preocupes.- La joven de ojos azules habló con suavidad.- todo estará bien.-
Saori asintió. Sin embargo sabía que no sería algo sencillo.
Era consciente de que había perdido la visión del ojo derecho y que una parte de su oreja también había desaparecido.
Todo eso estaba asimilado.Pero las cicatrices...
- Cierra los ojos, y quédate lo más quieta posible. Quitaré el vendaje y los últimos puntos que quedan.- le dijo Aoi sentándose frente a ella, arrastrando a su lado la pequeña mesita con cosas.
Saori asintió.
Pero el pulso comenzó a dispararsele.Había pasado un mes y unos pocos días desde la batalla final, y esta era la primera vez que se vería al espejo sin los vendajes, así que la invadió una mezcla entre ansiedad, miedo y nervios.
Se quedó quieta, mientras Aoi cortaba y quitaba vendajes, mientras removía cuidadosamente las últimas puntadas de la piel.
Sus manos estaban frías, sus dedos eran pequeños pero hábiles, y maniobraba los instrumentos con decidida precisión, por lo que Saori dedujo que este procedimiento era muy sencillo para ella. La miró cuidadosamente con el único ojo bueno que tenía, y se perdió por un momento en la seriedad de los ojos azules de la joven, una mirada profunda y severa, cómo el mar abierto.
Era una chica muy bella. Y claramente muy madura para su edad.- Ya casi termino...- anunció luego de un momento.- Y si te sientes lista, podrás verte al espejo.-
Saori tragó saliva y esperó pacientemente. Finalmente, la jovencita de las coletas de mariposa le sonrió y le anunció que había terminado.
Instintivamente, Saori alzó su mano y palpó cuidadosamente la piel del rostro, comenzando por la frente y bajando lentamente.Notó dos texturas...como si su piel se hubiera dividido en dos.
- ¿Cómo se ve?- Quiso saber.
- No puedo responderte eso...- Sonrió amable Aoi.
- No es difícil...- Saori frunció levemente el ceño.- ¿se ve mal?-
- ¿Por qué no lo ves por ti misma?- Dijo Aoi suavemente, y le entregó un espejo redondo.
Saori lo tomó, y lo dejó reposando sobre su regazo, con la parte que refleja hacia abajo un momento.
- No me animo.- Dijo finalmente.
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El Maldito Amor
FanfictionSi todo lo que amas muere...¿Tu amor está maldito? ¿Se le puede ordenar a un corazón a no sentir?