CAPITULO UNO: Belfegor

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Sus manos me acariciaban por todas partes y sus besos me quemaban la piel. No podía ver su rostro y ni siquiera sabia quien era, pero sabia que el era lo que yo quería, lo que yo deseaba.

­—Calíope... —susurró en mi oído—. Voy a romperte en mil pedazos para volver a reconstruirte.

Ya no me acariciaba, ya no me besaba.

—A mi gusto y antojo. —siguió diciendo.

Ahora sus manos parecían las de un monstruo y sus dedos se habían convertido en unas filosas garras las cuales se envolvieron inmediatamente en mi cuello y comenzaron a apretarme cada vez mas fuerte. No podía respirar. Mi cuerpo se sacudía en desesperación, quería sacármelo de encima y no podía. Iba a morir... el quería matarme.

Serás mi Eva, te lo aseguro.

Un ruido lejano que no paraba de sonar me despertó. Estaba empapada en sudor. No era la primera vez que tenia esa clase de pesadillas y estaba segura de que tampoco seria la ultima. Ojee el reloj que tenia en la mesita de al lado de mi cama. Eran las 03:33 am. Me senté en la cama, tratando de asimilar todo. Mi celular seguía sonando desenfrenadamente. Dios mío, ¿a quien se le ocurre llamar a estas horas de la madrugada? Agarre mi celular pero en cuanto vi aquel nombre... mi corazón se detuvo. Hace un momento sudaba de calor, ahora estaba experimentando espasmos glaciales. Al notar que el no se detenía, deslice el botón verde que había en la pantalla y su voz se escucho como nunca antes se había escuchado. Aterrado. Hunter se oía aterrado.

—Está... el está... —susurra algo incomprensible al otro lado de la línea.

—¿Hunter?

Tuve que actuar normal, como si nada hubiese pasado, como si no lleváramos casi dos años sin vernos u hablarnos.

—¿Qué sucede? ¿Eres consciente de la hora que es? —le digo.

—Está muerto... —suelta una bomba que no estaba lista para escuchar—. Tristan esta muerto, Cali...

«¿Qué?»

Tristan esta muerto, Cali...

Aquellas palabras hacían eco en mi cabeza.

—Lo encontramos colgado en su habitación. Tenia marcas de quemaduras por todo el cuerpo. Símbolos satánicos dijo el forense.

Por un momento se hizo un silencio sepulcral de ambas partes.

—¿Colgado? —logre decir después de salir del estado de shock—. ¿Entonces Tristan... se... suicidó?

—¿Eso es lo que crees? ¿Qué fue un suicidio?

—Has dicho que...

—Encontré una nota en mi habitación —revela—. "Ojo por ojo. Uno por uno. Suplicaran por piedad."

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal.

—No se que carajos esta pasando, ni a que se refiere, pero no estamos seguros, Cali. Ninguno lo está.

Tenia un leve presentimiento de lo que podía llegar a ser. Algo extraño esta ocurriendo y estoy segura de que tiene que ver con aquellas épocas. Mi subconsciente me advierte como defensa de que esto solo era el principio. Ninguno tenia idea de todo lo que estaba a punto de pasar.

El aire frio de la mañana me golpea en el rostro como si de un puñetazo se tratara. Todo había pasado demasiado rápido. La noticia, la llamada de Hunter y... la pesadilla. ¿Cómo se sigue después de todo eso? ¿Cómo es que yo había podido levantarme de la cama para ir rumbo a ese velorio? Estaba rompiendo una de las pautas que yo misma me había puesto. Eso no hace mas que recordarme lo débil que soy. Lo fácil que es para cualquiera manipularme. El taxista me mira a través del espejo retrovisor que hay en el interior de su auto. Seguro se debe preguntar si soy un ser humano real o una caminante de The Walking Dead que solo esta así de deteriorada por la falta de sueño. Me veía mas pálida que de costumbre. Tenia las ojeras demasiado marcadas y mi cabello negro con el cual luche hoy estaba atado en un moño desordenado que a pesar de todo me lucia bien.

Prisionera del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora