CAPÍTULO DIECINUEVE: Halloween II, Leviatán

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Rhys llegó a recogerme y se quedó boquiabierto al ver mi atuendo. Él, por su parte, estaba disfrazado del Joker, una versión más joven y seductora que parecía salida de una escena de Hollywood. Con una sonrisa pícara, tomó el volante y condujo hasta la dirección que Victoria había compartido en el grupo. Mientras nos alejábamos de la ciudad, la arquitectura urbana dio paso a una mansión antigua y majestuosa, rodeada de árboles centenarios que parecían guardar secretos.

Desde lejos, la mansión relucía con un resplandor púrpura que sugería más a ser un antro misterioso que una elegante residencia. A medida que avanzábamos por el camino de tierra y nos acercábamos a la imponente estructura, notamos que no estábamos solos. Una sensación de alivio me invadió al percatarme de que había otras personas allí, disipando momentáneamente la inquietud que me había acompañado hasta entonces.

Cuando cruzamos la gran puerta, que estaba cubierta de telarañas, no sabía si eran reales o ficticias. Aunque parecían ya venir incluidas en la mansión. El lugar parecía un castillo gigantesco, transformado en un reino de Halloween. Las paredes estaban adornadas con telarañas, calaveras y otros adornos macabros. Las luces nocturnas, de un intenso color púrpura, bañaban el espacio en un ambiente misterioso y sobrenatural. Un fino velo de humo flotaba en el aire, añadiendo un toque de intrigante misterio.

Cuando nos adentramos en la mansión, la canción "Lilith" de Halsey ft. Sugo comenzó a resonar través de los altavoces, su ritmo hipnótico y oscuro envolviendo a los invitados. Algunas personas me lanzaron miradas extrañas, como si conocieran un secreto que yo ignoraba.

Me sentí un poco incómoda bajo su escrutinio, pero Rhys me tomó de la mano, y juntos nos sumergimos en la noche.

«¿Eres consciente de que eres la asesina más hermosa de la noche?» decía el mensaje del desconocido.

Me estremecí al leer eso. ¿Por qué me llamó de esa manera? ¿Qué quería insinuar con eso? La frase parecía un halago, pero tenía un tono oscuro y perturbador. La sensación de ser observada me envolvió y miré a Rhys, transmitiéndole con la mirada mi inquietud.

Él arqueó una ceja, intrigado.

—¿Qué dice? —preguntó, inclinándose hacia mí.

—Estupideces —respondí, intentando restarle importancia.

«No soy ninguna asesina» escribí.

Estábamos sentados en la barra, saboreando unos tragos exóticos que los bartenders habían preparado especialmente para esa noche de misterio. Me había asegurado de preguntar qué ingredientes contenían antes de probarlos; después de mi experiencia con la absenta, no estaba dispuesta a correr riesgos.

Justo entonces, el desconocido respondió: «Eso está por verse».

Decidí ignorarle y me concentré en el grupo de personas que rodeaban a Victoria, nuestra anfitriona. Cualquiera de ellos podría ser el asesino, hasta incluso el hombre sentado a mi lado, sonriendo inocentemente. La idea me envolvió en un escalofrío.

La música cesó abruptamente y Victoria se subió al escenario, agarró el micrófono con confianza y comenzó a dar un discurso emotivo.

—Queridos amigos, esta noche es especial. Mis amigos siempre amaron Halloween, así que en su honor, debemos divertirnos y celebrar la vida —dijo, su voz llena de sentimiento. Luego, señaló un proyector—. He preparado un corto sobre nuestros años de amistad, con momentos que nunca olvidaré.

—¿Acaso grababan todo lo que hacían? —susurró Rhys, ya harto.

Asentí con la cabeza.

Victoria continuó:

Prisionera del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora