Capitulo 3

238 17 16
                                    

Disclaimer: Ni Maya ni Carina ni Station 19 me pertenecen, son de Shondaland. Solamente la historia y los personajes que no reconozcan son mios.

NOTA: Cursiva es italiano. 

Era obvio que Camila y Alessia no se caían bien, incluyo Francesca podía verlo. A pesar de que la chica latina ayudaba en lo que podía, parecía una amenaza que pendía encima de la existencia de Alessia.

—Va a delatarnos pronto, yo lo sé—decía Alessia, cada vez que se encontraba con Francesca.

Con ayuda de las dos niñas, había conseguido hacerse una especie de hogar en uno de los armarios. Cada día que pasaba se sentía más cómoda estando en la estación, aprendiendo a pasear en ella cuando los bomberos se encontraban atendiendo emergencia y robando la comida que solían dejar abandonada, aunque no fuese su favorita.

—No lo hará, Camila es una de las personas más leales que conozco—respondía Francesca.

Alessia la miraba con preocupación, habían pasado dos semanas desde que Camilas las había encontrado en la estación y ahora se encontraban cada vez que podían, como aquella tarde. Poco a poco se empezaba a encariñar con Francesca, la pequeña era la primera persona que se preocupaba realmente por ella después de la muerte de su Nonna y no le gustaba la idea de que confiara tanto en otras personas.

—Algún día te enseñaré que no es bueno que confies en ella, ni en nadie...—dijo Alessia en voz baja.

Francesca ladeó la cabeza, sin entender. Para ella, creciendo en la Estación 19, la confianza en las personas que te rodeaban era lo más importante.

—Pero Camila es mi familia—rebatió—No va a hacer nada malo, ella solo nos quiere ayudar.

Sin embargo, Alessia dudaba cada vez más. Había estado escuchando a través de las paredes y por medio de los ductos de ventilación, sabiendo que Camila tenía una muy mala relación con su madrastra, quien era la jefa de todos los bomberos que trabajaban en ese lugar y en la 23. Su naturaleza le impedía creer que estaba ayudándola, así que debía confrontarla pero no sabía como.

—Hablemos de otra cosa—pidió finalmente—¿Vas a contarme que hiciste en el preescolar?

Francesca se distrajo rápidamente, contándole acerca de la maestra y las canciones aprendidas, así como de los compañeros que no la dejaban en paz. Alessia frunció el ceño al escuchar eso, no le gustaba en lo absoluto lo que la menor decía.

—Y...¡la maestra dijo que no debían decir esas cosas!—Francesca movía las manos mientras hablaba, un movimiento aprendido de su madre—¡Pero lo siguen haciendo y yo no sé que hacer!

—¿Por qué no le dices a tus madre?

—Ellas ya saben...mamá quiere cambiarme de escuela, pero mamma dice que será lo mismo.

Una extraña furia se apoderó de Alessia. Si ella estuviera en la misma escuela que Francesca se encargaría de que esos niños tontos no se volvieran a meter con ella. Sintió un nudo en la garganta, dándose cuenta de que extrañaba ir a la escuela.

—¿Quieres ir a otra escuela?

—¿Por qué no vienes a la escuela conmigo?—soltó Francesca, sorprendiéndola.

—Yo no puedo ir a la escuela—dijo Alessia con firmeza—No es un lugar para mi.

Ambas niñas se sobresaltaron cuando alguien tocó apresuradamente la puerta del armario. Se vieron a los ojos, sin saber que hacer, pues sabían que el equipo estaba reunido en una reunión con la jefa Ross.

Sara Perché Ti AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora