Capitulo 18

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Disclaimer: Los personajes de Greys Anatomy y Station 19 no me pertenecen, son de Shondaland. Solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos.

Nota: Cursiva es italiano. 

Con ayuda de Diane, Maya había aprendido que no todas las lecciones de Lance Bishop habían sido malas. Algunas le podían seguir ayudando, si lograba quitarles la connotación negativa que contenían.

"Cuando las cosas van saliendo bien, lo único que puedes hacer es seguir adelante para que salgan mejor".

Odiaba que tuviera razón, siempre lo odiaría, pero ahora debía aceptarlo. Con Alessia en casa, solo faltaba Liam para que lo tuvieran todo, así que esa misma noche se puso en contacto con Nadine y los abogados, no permitiría que el niño pasara otra noche dentro de la casa de acogida.

—Bambina, es hora de dormir—la voz de Carina la sacó de su estupor—las niñas no se han levantado y nosotras podemos aprovechar la noche...todavía tenemos dos días de permiso antes de volver a trabajar.

La voz de Carina era sugestiva, tirando de la silla de Maya para sentarse en su regazo. La rubia sonrió, disfrutando tener a su esposa tan cerca. Había días en los que despertaba y la veía, pensando que pudo haberlo perdido todo.

—¿Y si las niñas vienen?—cuestionó Maya—¿quieres que nos encuentren así?

Carina frunció el ceño, pero se levantó, tirando de la mano de su esposa para apresurarla.

—Encenderemos música, velas...¡y la regadera!

Maya río, disfrutando la felicidad que amenazaba con embargarla. Habían pasado tantas cosas desde el momento en que conoció a Carina y nunca dejaría de agradecerle por cambiar su vida.

—No creo que se despierten—sonrió finalmente la rubia, cerrando la puerta de la habitación—Es hora de la fiesta de adultos, mi amor.

Disfrutaron de su noche, como siempre lo hacían. Un par de horas después se encontraban abrazadas, cuando escucharon que alguien tocaba apresuradamente la puerta de su habitación.

—¿Francesca o Alessia?—preguntó Carina, divertida—¿Apostamos?

Se apresuraron a cubrirse con las pijamas para evitar las preguntas de las niñas, haciendo que los golpes se intensificaran.

—¡MAMMA! ¡MAMI!—gritó Francesca—Alessia está llorando y no se puede despertar, ¡no sé que hacer!

Las dos mujeres se levantaron en el acto. Esperaban que, después de tres días jugando con Francesca sin parar, Alessia fuera capaz de dormir de corrido, pero no era así. La niña se despertaba todas las noche, su mente plaga de pesadillas, aunque la mayoría se solucionaban abrazando a Zayn o escuchando la respiración de Francesca. Solo que aquella noche era diferente.

—¡NO! ¡NO QUIERO! ¡NO QUIERO IR CON ÉL!—gritaba la niña, moviéndose en la cama, donde la encontraron Maya y Carina—¡MAYA! ¡CARINA! ¡NO QUIERO UN BEBÉ! ¡QUIERO A MI MUÑECA! ¡NO QUIERO BESOS TAMPOCO!

Francesca vio a sus madres sin comprender que era lo que decía su hermana. Carina se sentó en la cama, sacudiendo firmemente a Alessia.

—Alessia, farfalla...no estás con ellos—dijo Carina, hablando con ternura y firmeza—Estás en casa, con Maya, con Francesca y conmigo.

Maya se había sentado a su lado, acariciando sus cabellos sudorosos.

—Campeona, te prometo que estás en casa—murmuró la Capitana—Solamente tienes que despertar, por favor. Vuelve a nosotros.

Sara Perché Ti AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora