Sara Perché Ti Amo

Capitulo 23

Disclaimer: Los personajes de Greys Anatomy y Station 19 no me pertenecen, son de Shondaland. Solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos.

Nota: Cursiva es italiano. 

Alessia tomó la decisión de ignorar a las chicas de su salón de clases. Sentía que tenía suficientes amigas con Camila y las chicas de atletismo, así que podía pasar el día sin hablarle a sus compañeras. Prefería concentrarse en lo que estaba aprendiendo pues, a pesar de que había logrado entrar al curso acorde a su edad, su nivel educativo estaba bastante atrasado.

—Mamma, ¿puedes ayudarme con la tarea de historia?—preguntó la niña—Están hablando de la Guerra Civil y no sé cuando pasó eso.

La italiana vio a su esposa deseperada, moviendo las manos.

—¿Por qué le enseñan a los niños esas cosas?—se quejó Carina—¡Son muy pequeños!

—Todos tenemos que saber acerca de la historia de nuestro país, mamma—respondió Liam—Para que no se repitan las cosas feas.

—Es importante—corroboró Francesca—¿De qué están hablando?

Usualmente, las dos madres se sentaban con sus hijos en la mesa, para ayudarles en la escuela. Maya no podía negar que era muy divertido ver los diferentes tipos y estados de aprendizaje, le enternecía ver como los tres querían, a su manera, saberlo todo; pero aquel día se sentía muy extraña. Usualmente no creía en esas cosas, pero tenía un mal presentimiento de aquel día.

—De cosas que pasaron hace mucho tiempo, más de 100 años, sorellina—explicó Alessia, sonriendo—Mami, si tu no sabes, ¿crees que le debo preguntar a Camila?

—Puedes preguntarle a su papá—dijo Liam—Seguro el teniente Sullivan nació en esa fecha.

Carina contenía la risa cuando se escuchó que tocaban a la puerta de la casa. Se sintió bastante satisfecha cuando Liam y Alessia no reaccionaron a aquello, cada vez más seguros de que estarían para siempre con esa familia.

—¿Esperamos a alguien?—preguntó Maya.

—Yo no, bambina—respondió Carina—Iré a ver, ¿pediste algo por internet?

Esas palabras hicieron que Alessia levantara la vista de su libro de historia, emocionada.

—¿Llegaron nuestras cosas, mami?

Al decidir entrenarla, Maya había hecho algunas compras compulsivas para prepararse con ayuda de Alessia, que tuvo por primera vez la oportunidad de elegir ropa, zapatos e instrumentos deportivos para ella mmisma.

—Estoy casi segura que si, campeona—murmuró la Capitana—aunque no me informaron por correo electrónico o la aplicación.

Alessia se encogió de hombros.

—A lo mejor está fallando. Mi nona decía que no siempre hay que confiar en los teléfonos.

Maya aún reía bajito al ver como Alessia movía las manos, hablando.a través de ellas. Definitivamente era una auténtica italiana. Abrió la puerta, sintiendo su corazón acelerarse al ver que no era un repartidor quien estaba frente a ella, sino Nadine.

—Hola, Nadine—dijo la rubia, sin saber bien que decir.

—¿Cómo están?—sonrió la trabajadora social—¿Puedo pasar? Necesito hablar contigo y con Maya de algo bastante importante.

—Por supuesto—contestó, recuperando la voz—Pasa, ahora mismo los niños están haciendo tarea.

No importaba el tiempo que hubiera pasado, Maya siempre sentía que estaba en la evaluación cuando un trabajador social entraba a su casa y no era la única. Al verla, tanto los tres niños se tensaron igual que Carina, pero la adulta se repuso y se acercó a la mujer.