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— Mierda. — exclamé cuando sentí quemarme.

Deveras que uno se acostumbra a usar sus cosas, pero como lo haría si lo único que me había traído era ropa. 

Tenía suerte que Grisel me había prestado una secadora, plancha, rizadora, todo al mismo tiempo; en pocas palabras, herramientas para el cabello inteligente. Pero yo nunca soltaba mi plancha viejita del año del caldo.

Viéndolo bien, necesitaba actualizarme.

Terminé de hacer la última -al fin- onda en mi cabello; apliqué un poco de aceitito en mis manos repartiéndolo en mi cabello, finalmente peinándolo en media cola con la ayuda de una pinza.

Suspiré para dejarme caer sentada en la cama, mientras miraba el piso. 

Estaba aburrida.

Ovidio había salido desde muy temprano a dónde no sé, porque en realidad ni siquiera le pregunté. No sentía que fuera algo que me correspondiera.

En otras noticias, antier me habían mandado mi horario. Creo que las cosas volvían a conspirar a favor de Ovidio, pues solo tendría que presentarme lunes, martes y jueves; y a partir de ese día nos regresaríamos al rancho, o bueno, eso es lo que había entendido.

El lunes sería de nuevo el chequeo, me confortaba que no iría sola. La señora Griselda se había ofrecido acompañarme y no me pude negar, lo pedía con tanta emoción.

Fuera lo que fuera, me alegraba que mi hijo era tan deseado y querido, aunque no hubiera sido planeado aun.

Creo que le doy la razón a Ovidio. Todo sea por su bien.

— Tu papá se ha portado bien. — me reí — ¿Deberíamos prepararle algo?... Sirve que tú y yo comemos también.— pensé — Vamos, pues.

...

Aun no era noche, pero si era algo tarde. 

Creí que llegaría para la hora de la comida, pero no fue así. En cambio yo sí lo hice, llegó un punto en que no aguanté. 

Nuevamente me regresé a la habitación, esta vez no estuve taan aburrida; pues pude poner algo de música en la televisión. Era lo suficiente, ya que tampoco tenía celular, mucho menos alguna computadora.

— Dice mi mamá... Tu abuela. — reí — Que esta canción, papá me la cantaba cuando nací. — estaré de Miguel Bosé sonaba — Se volvió una de mis favoritas por obvias razones, y ahora yo quiero dedicártela a ti.

Las yemas de mis dedos índice y medio, hacían círculos por alrededor de mi abultada barriga.

— Suena loco, pero Alejandra Guzmán tenía tanta razón cuando escribió esa canción para su hija. — sonreí — Ya quiero que nazcas. Quiero que escuchemos música juntos, enseñarte a bailar... 

— A él le van a gustar los corridos y la banda. De eso me encargo yo. — dijo entrando de repente a la habitación asustándome — ¿Verdad que sí, campeón? 

— ¡Por qué entras así! — dije poniendo mi mano en mi pecho.

— Pues, es mi casa. — se alzó de hombros, sonriendo un poco. Dejando un bulto en el suelo.

Buen punto. 

— Entiendo.

— ¿Qué hacías? — preguntó acostándose a mi lado.

¿Cómo es que lo hacía con tanta comodidad?

— ¿No te ríes de mi respuesta? — negó — Pasaba tiempo de calidad con el bebé. — acaricié levemente mi vientre.

— ¿Tiempo de calidad?

— Dijiste que no te reirías. — reproché.

— No lo hago. — dijo soltando una risa, provocando que lo mirara mal — En verdad no. Pero, aún no nace.

— Mientras está gestando, podemos formar un vínculo bonito con él. Así sería fácil para él reconocerte cuando llegue.

— Pu... ¿Puedo? — noté su nerviosismo cuando su mano se posicionó arriba de mi barriga.  

Asentí levemente.

Su sonrisa apareció cuando la tocó. 

— ¿Se mueve? 

— Supongo que pronto hará que se note. Pero si lo hace.

Suspiró hondo apartándose para tomar lo que anteriormente traía en manos.

— Mira lo que les compré. — dijo abriendo la bolsa — Una almohada especial para embarazadas.

— ¿Y eso? — quería reírme.

— La muchacha dijo que es para mayor comodidad. Además, también para que no te sientas tan sola los días que no esté.

¿Me había puesto nerviosa? Sí.

— Gracias por pensar en nosotros, y por el detalle. 

— Es lo menos que puedo hacer, Leah. 

En la habitación se escuchó el suspiro y luego el silencio por parte ambos, acompañado de la música que seguí reproduciéndose, claro.

Estaba poniendo mucho de su parte, era justo que yo también lo hiciera.

No será mucho, pero será trabajo honesto.

— ¿Quieres cenar?



Quiero caps bonitos 🥹

Desconocidos - OGLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora