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76 días antes del juicio

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76 días antes del juicio.

26 de noviembre de 2011


En el momento en el que Karla vio a Daniel bajarse de la camioneta de seguridad corrió a abrazarlo de inmediato.

El chico correspondió al gesto de la periodista con la misma efusividad, a pesar de que las cosas no se encontraban como para lanzar fuegos artificiales, ambos se permitieron sonreír. Daniel lucía bastante cambiado desde la última vez que Karla lo vio, las ojeras ya no eran tan evidentes, había recuperado los kilos suficientes para estar cerca de su peso ideal y el corte de cabello realizado le hizo recordar a la periodista al joven policía que conoció meses atrás.

Con una señal, Ramírez les indicó que ingresaran a la casa de seguridad. Dentro, Hilario y Oliver ya los esperaban; los tres se sentaron alrededor de la mesa para acompañar a los otros dos, fue el comandante el primero en tomar la palabra.

—Ya es un hecho, Andrea Ramos será la candidata del partido revolucionario institucional —declaró al tiempo que contraía los labios y fruncía la nariz—, fuentes cercanas y confiables me lo han confirmado.

—Bueno, solo se ha confirmado algo que ya intuíamos —dijo Karla y se encogió de hombros—. La verdad que en otras circunstancias me alegraría que haya en la contienda una mujer, pero Andrea en la presidencia no es algo que siquiera deseo imaginar.

—El tercer candidato será el secretario de seguridad, ¿podemos darlo por hecho? —inquirió Hilario.

—No he recibido confirmación de ninguna fuente, pero sí, podemos darlo por hecho —le respondió el comandante—, estoy seguro de que será una suposición que también va a cumplirse.

—Pues no le veo ni la más mínima oportunidad a ninguno de los dos contra Hilario —decidió intervenir Daniel luego de esperarse un tiempo hasta ponerse al tanto de la situación y reflexionar en silencio, su mirada coincidió con la del padre de Sebastián y ambos sonrieron.

Ramírez se puso de pie y caminó alrededor de la mesa en silencio, reflexivo, quería encontrar las palabras adecuadas para contradecir la declaración que Daniel acababa de hacer, bajo ninguna circunstancia podía permitir que los demás sintieran que tenían esa batalla ganada, porque la realidad era distinta por completo a esa creencia: Hilario, hasta ese momento, personificaba al candidato con menos posibilidades de ganar y el comandante precisaba de encontrar la manera de hacérselos ver sin mellar el ímpetu con el que afrontaban dicha pelea.

—Afrontar con los pies bien puestos sobre la tierra esta lucha que emprenderemos es de vital importancia —comenzó a decirles cuando se ubicó en una posición en la que podía mirar a cada uno a los ojos—. Si ustedes piensan que tenemos esta batalla ganada, entonces ya hemos perdido.

Oliver, que hasta ese momento había permanecido en silencio, asintió para darle la razón al comandante.

—Durante las últimas dos semanas me he puesto a estudiar la política mexicana a fondo —terció Oliver con un tono de voz reflexivo—, que Hilario logre ganar será complicado. Estoy convencido de que es el camino, pero para lograrlo, como bien dice el comandante, tenemos que tener los pies bien puestos sobre la tierra y calcular a detalle hasta el más mínimo movimiento.

Trilogía Amor y Muerte lll: Los Hijos RedimidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora