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58 días antes del juicio

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58 días antes del juicio.

14 de diciembre de 2011


Ya era de noche en la prisión, así que Emiliano aprovechó para sacar de entre su ropa interior el croquis en el que podía apreciarse cada rincón de la cárcel en la que se encontraban.

Luego de que Sebastián lograra descifrar el mensaje oculto en el libro, obtener el plano de la instalaciones de la prisión fue bastante sencillo; no estaban del todo seguros de cómo fue que desde afuera lo lograron, si sobornaron a uno de los trabajadores que recolectaban la basura o de si lograron infiltrar a algún agente de Rosa Blanca como trabajador, todos apostaban por la segunda opción, pero tal y como dijeron en el mensaje oculto, el croquis esperaba en el fondo del tambo de basura luego de que se hizo le recolección semanal.

Emiliano, Sebastián y Salvador fueron los encargados de distraer a reclusos y celadores, mientras que Abel fue el encargado de hacerse con el croquis. Aquel día, los reclusos jugaban basquetbol como cada tarde, los tres amigos debatieron por largo rato cuál era la mejor forma de causar la distracción que le despejara el camino a Abel. En principio creyeron que iniciar una pelea sería la mejor opción, sin embargo, tras reflexionarlo a consciencia, llegaron a la conclusión de que si bien era la mejor distracción, también representaba la opción más peligrosa, entonces decidieron aprovechar el estatus de celebridad del que Sebastián gozaba dentro del reclusorio.

La cabeza de Sebastián tenía precio y ellos eran conscientes de esa realidad, cualquier situación que lo involucrara iba a ser la distracción perfecta. Fue así que tomaron la decisión de que Sebastián fingiera un dolor, un dolor abdominal que lo tiraría en medio del patio y que lo obligaría a gritar y retorcerse en el suelo; eran muchos dentro de la prisión los que querían llevarse la medalla que implicaba el hecho de quitarle la vida al hijo del precandidato presidencial, así que la escena obligaría a que los reclusos se aglomeraran a su alrededor y, de esa manera, el camino para Abel quedaría en completa libertad para que pudiera hacerse con aquello que los ayudaría a escapar.

No se equivocaron al intuir las reacciones que tendría la escena de Sebastián tirado en el patio mientras gritaba de dolor; decidieron hacerlo justo cuando el partido de basquetbol se encontraba en el punto más tenso; Sebastián avanzó alrededor de la cancha hasta que llegó al centro, lo hizo despacio, como si realizara una caminata normal, desde el inicio se sobó el estómago y contrajo las facciones para dejar testimonio de que ya se sentía mal; desde el rincón en el que se quedaron, Salvador y Emiliano pudieron ser testigos de cómo, de inmediato, las miradas de los halcones del reclusorio se encajaban atentas en Sebastián. Cuando llegó a esa parte en el patio en la que era consciente lograría captar la atención de reclusos y celadores, soltó un alarido que obligó a los presentes a mirarlo, luego cayó de rodillas al suelo y, despacio, se tiró por completo sobre el asfalto hasta que su cuerpo quedó tendido en posición fetal.

Trilogía Amor y Muerte lll: Los Hijos RedimidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora