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57 días antes del juicio

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57 días antes del juicio.

15 de diciembre de 2011


La noticia sobre el incendio en la prisión se esparció como pólvora.

Ramírez convocó a una reunión de carácter urgente, Karla fue la última en llegar porque la que se había convertido en la nueva casa de seguridad se ubicaba a más de una hora en choche de su departamento; después del ataque ocurrido semanas atrás, el comandante se vio en la necesidad de reubicar todas las casas y bodegas de seguridad.

La periodista se trasladó hasta el lugar de la reunión en compañía de los cuatro elementos de seguridad que Ramírez le asignó desde la madrugada del ataque, en un principio, Karla se mostró renuente a que elementos de seguridad la acompañaran día y noche, sin embargo, terminó por ceder al ser consciente de que las circunstancias lo ameritaban .

Aquella madrugada del ataque, Rosa Blanca perdió a más de veinte elementos, fue una masacre brutal. A Karla todavía se le enchinaba la piel al recordar los cuerpos de sus compañeros esparcidos en el asfalto entre charcos de sangre; las pesadillas respecto a lo ocurrido durante aquella madrugada, se convirtieron para ella en un martirio durante cada anochecer, incluso experimentaba un sentimiento de culpa que la tenía bastante intranquila, el hecho de que otras personas estuviesen dispuestas a morir para que ella siguiese con vida solo ocasionaba que odiara con mayor intensidad la guerra que libraban.

Desde que Ramírez la llamó, Karla supo que el motivo de la reunión no sería para darles buenas noticias, al contrario. Fue por ello que decidió no encender la televisión ni tampoco entrar a Twitter, prefirió escuchar la noticia de viva voz del comandante, de esa manera se vería obligada a guardar la compostura, a hacerse la fuerte por el bienestar del equipo, los últimos días se había sentido demasiado vulnerable y sabía que cualquier mala noticia podía derrumbarla si se encontraba en soledad.

En cuanto ingresó a la casa de seguridad se encontró con las miradas de Ramírez, Daniel, Cristina y Oliver; sabía que no podía perder el tiempo con cordialidades, así que de inmediato se sentó en el lugar que le correspondía, junto a Daniel. El muchacho le puso la mano sobre la rodilla como forma de saludo, ella solo asintió. En el rostro del comandante, Karla pudo ver que no se equivocó en sus conjeturas, aquella no era una reunión para darles buenas noticias, los ojos de Ramírez siempre expresaban la verdad de las circunstancias.

—Como ya debieron verlo en las noticias —comenzó el comandante a hablar—, los he citado aquí con carácter de urgente por lo ocurrido en la prisión en la que nuestros compañeros y amigos se encuentran recluidos.

Ante las palabras de Ramírez, las pulsaciones de Karla se aceleraron al ritmo de la taquicardia. La guerra en la que luchaban era propicia a distintos panoramas de desastre y dolor, no obstante, lo último que pasó por la mente de la periodista fue que lo ocurrido estuviese relacionado con sus compañeros y amigos en la prisión; por instinto tomó la mano que Daniel había puesto sobre su rodilla y la apretó con fuerza.

Trilogía Amor y Muerte lll: Los Hijos RedimidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora