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Sarahy

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Sarahy.

Se que esperan una familia, bonita, perfecta, sin problemas, olvidenlo conmigo eso no es posible. Primero mi madre murió cuando yo tenía apenas cuatro años de edad, mi padre desde hace unos cuantos años se volvio a casar con mi madrina o como dicen de costumbre "Madrastra", ella y yo parecemos Cenicienta y su madrastra la mala.

Una Cenicienta Venezolana, quien diria que fuera tercermundista.

Deje de mirar por un momento el teléfono dejandolo a un lado de la cama, me senté en esta y pensé un poco en como sería mi vida allá en España.

Quizás podría vivir en Madrid, pero  luego me retracte y dejé que el día pasara como siempre. Mi madrina en la cocina (no se que hace allí porque no cocina), tomaba asiento en la silla de la mesa, ignore sus miradas violentas. Parece que me odia.

La hora en que mi padre llega son a las 3 de la tarde y pues ya son las cinco, me encamine hasta la ventana al lado de la puerta principal. La luz del sol me dejó completamente ciega, tremendo sol que pega aquí.

Apenas alguien saca la cabeza y ya se quemó, está negrito de lo potente que está el sol. Mi madrina al parecer no soporto mi presencia que se levantó de la mesa dejándome sola, para mí no es problema.

Si se va es mejor, la casa últimamente ha permanecido sola puesto a que antes vivíamos ocho en mi pequeña casita, todo era una incomodidad, no tenía privacidad. Le agradezco a alguien que hizo que se fueran, ellos tienen sus casas no entiendo que hacían viviendo aquí.

Mi madrina era una prima de mi mamá, mi familia la menos norteña. A mi papá no le importo que fuera familiar de mi mamá y que fuera mi madrina desde que yo naci.

Las casas al lado de la mía se ven todas vacías pero cuando estás adentro de una, las personas están como estoy yo ahorita, ellos son muy chismosos yo también lo soy pero tampoco para tanto. Yo no me voy a poner cada cierto minuto a ver lo que pasa en la casa de la vecina.

Me aparte de la ventana, camine hasta mi habitación pero antes de poder llegar escuché murmullos de mi madrina.

La puerta de su habitación estaba cerrada así que si me pongo a escuchar no se dará cuenta.

—No, ella no puede ir, no quiero que valla..., ¿No podemos ir solamente tu y yo?—¿Tanto me odia esa mujer?, no me esperaba escuchar eso y sobre todo que se lo estuviera diciendo a mi papá.—Yo entiendo que es tu hija pero es preferible que nosotros nos vallamos primero y cuando estemos completamente bien allá la mandamos a buscar—Termino de decir.

Me aleje de la puerta, sintiendo como esa mujer me detesta, entré y cerré la puerta de mi habitación a mis espadas.

No me voy a poner a llorar ni que su odio hacia mi me afectara, ella no es muy importante para mí solo es el remplazo de mi madre y aunque me duela a qué lo sea prefería mil veces quedarme sola con mi papá en vez de estar con ella.

Super ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora