Capítulo 17

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- ¡Eda muy grande y fuete! - exclamó el pequeño de los Miya impregnando de emoción sus palabras mientras le comentaba a mi hermana menor sus momento favoritos de la película que Atsumu propuso mirar durante nuestro desayuno. 

Me negué en un principio, sobre todo porque aún sentía la vergüenza y los nervios por las acciones que había realizado el día anterior y de las cuáles aún no era del todo consciente debido a las cantidades de alcohol que consumí. Pero el entusiasmo de Daiki-chan ante la idea de que Akane y yo les hiciéramos compañía me volvió una seguidora fiel. 

No aportaba mucho a mi plan de negación que mi hermana se mostrará igual de entusiasmada que el niño al momento de escuchar la propuesta. 

Su ferviente amor por las películas animadas la volvía una niña más en las salas de cine. 

- ¡Definitivamente necesitamos que Daiki-chan tenga un recuerdo de esta película! - el cabello corto de Akane se movió al compás de sus movimientos - ¿Podemos ir por uno Atsumu?. - preguntó brillantemente mirando al rubio. 

Aunque era una estudiante universitaria de primer año que debía cumplir con un montón de responsabilidades durante la semana, en estas ocasiones, al observarla volvía a contemplar a la niña amante de las películas y los dibujos animados. 

Era una lastima que mis padres no apreciarán el amor que vertía en su profesión. 

- Será mejor que traigan dos ¿No?. 

Mi corazón se sintió cálido al dislumbrar las intenciones del colocador detrás de sus palabras. 

Me quedé en silencio observando cómo las mejillas de Akane se empapaban de rojo al leer entre líneas las palabras de Atsumu. 

- No es necesario - intentó restarle importancia a su emoción mientras tomaba al pequeño de la mano. 

Daiki-chan no dejaba de dar saltitos mirando a su padre sacar su billetera para entregarle una tarjeta negra y extenderla hacia mi, de pronto, avergonzada hermana. 

Si estuviera en los zapatos de Akane me negaría de la misma forma. Pero como hermana mayor, nada me hacía más feliz que obtuviera un poco de todas las experiencias que en algún momento fueron negadas en nuestra infancia. 

Nuestros padres eran demasiados exigentes, solían invertir parte de su dinero en clases extras para llegar a la universidad lo suficientemente preparadas para comenzar nuestras carreras de medicina. 

Ese era el sueño. Una carrera éxitosa cómo médicas importantes. 

- No digas tonterías Akane-chan - insistió el colocador dejando la tarjeta en sus manos - Si vienes aquí sin un recuerdo para ti iré yo mismo a comprarlo. 

Akane asintió y guardando muy bien el objeto que Atsumu le entregó se encaminó hacia las estanterías cargadas de recuerdos. 

Sin Daiki y Akane a la vista parecía el momento perfecto para sacarle toda la verdad a Atsumu. La pregunta era ¿Quería saber la verdad?. 

Probablemente me emborraché, bailé encima de una mesa en el bar, o existía la remota posibilidad de que me lanzará encima de Atsumu al solo verlo. 

¿Y si lo besé?. 

El puro pensamiento me volvía ansiosa. 

- ¿Vamos a tener este ambiente entre nosotros siempre?. 

Intenté instalar una sonrisa en mis labios antes de volver a mirarlo. 

- ¿Qué dices? - intenté hacerme la desentendida acómodando el cabello que se me iba hacia el frente. 

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