Capítulo 18

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- Sinceramente siento esto como una traición - resoplé cansada ante el evidente mal humor que desbordaba. 

- No exageres Atsumu.

Continúe planchando ignorando la mirada molesta que me daba a través de la pantalla. 

- ¿Que no exagere? Vas a ver a Kageyama - levantó un dedo enfatizando su punto - Él es mi rival, no deberías estar ni a diez metros de él.

- Soy periodista deportiva, estoy escribiendo sobre Hinata  y claramente para eso necesito a Kageyama - expliqué cansada, era cómo la tercera vez que debía dar explicaciones. 

- Odio a Kageyama - gruñó cruzándose de brazos como un niño pequeño - En el partido contra el Karasuno ni siquiera pudimos...

- Parar completamente el ataque rápido - terminé la oración. Dejé la plancha a un lado y lo observé con severidad - Eso paso hace muchos años Atsumu, no puedes seguir molesto. Además  Hinata-san ahora es tu compañero de equipo ni siquiera tiene... 

- Lógica - se entrometió Akane con una bolsa de papas fritas en sus manos, se recostó en la pared de madera que se encontraba detrás nuestro levantando su mano para saludar al rubio - ¿Siguen discutiendo acerca de esto? Pareces un niño Tsumu. 

- No es sólo eso - intentó defenderse - Él es el me... me... - intentaba vomitar las palabras pero su expresión conpungida no lo dejaba terminar  - ¡Es un maldito!. 

Una risa se escapó por mi labios haciendo que Atsumu fruncierá aún más el ceño. 

- Traidora - gruñó irritado. 

Solté la risa más fuerte y Akane me acompañó.

- No puedes enojarte por eso Tsumu - expliqué estirando la camisa que estaba planchado para usar mañana en medio de mi reunión con los ex compañeros de Hinata - No debes quedarte en el paso,  mucho menos vas a permitir que esté año Tobio se consagre  como el mejor rankeado ¿O si? - declaré decidida a contagiar al rubio de competitividad. 

La molestia se redujo y un haz de diversión e incluso satisfacción cruzó por sus ojos castaños.

- Eres una manipuladora de primera.

Akane fingió tener una arcada. 

- Este año el imbécil de Tobio no me ganará. - afirmó recuperando su confianza. 

Volví a recostarse en el respaldo de su cama con su brazo detrás de su cabeza. 

- Ya veremos - se burló Akane. 

Ahora a quién miraba el rubio con las cejas fruncidas a era a la dulce Akane que se escondía detrás de su paquete de frituras favorito. 

Según había comentado antes, su día fue una completa basura. Y antes de que Atsumu llamará en medio de mi tiempo organizando todo para el día de mañana, Akane estaba deprimida mirando animes y comiendo. 

- Ya no eres la dulce Akane - se quejó el rubio. - Al menos Haru me apoya y con eso es suficiente para mi. 

Akane rodó los ojos y murmuró algo entre dientes, seguramente burlandose otra vez del rubio. 

- No peleen - los regañé a ambos. Extendí al camisa blanca frente a la cámara. - ¿Crees que quede bien para mañana? Pienso usarla con un pantalón de tela verde musgo y mi chaqueta tendrá el mismo tono. 

- Vas a trabajar, no a una cita. - respondió tosco. 

Bajé la camisa para darle mi mirada siniestra.

- Intento verme lo más profesional posible. 

- No tienes que lucir tan... tan... - se detuvo a pensar unos segundos - ¿Elegante?, es cómo si le dieras mucha importancia. 

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