Capítulo 25

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- ¿Realmente hacen esto después de cada partido?. 

- No en todos - respondió abriendo la puerta de mi lado y extendiendo su mano para que pudiera bajar del vehículo - Bokuto empezó a fastidiar diciendo que quedaba demasiado frenético cuando jugaba excelente y un día sólo invadió mi casa después de un partido. Cuando Shoyo-kun se unió al equipo lo obligó a venir y finalmente lograron convencer a Sakusa que viniera con ellos. 

- Tiene demasiado energía. 

- Es un fastidio - murmuró entredientes. 

Nos acercamos a la puerta trasera para mirar a Daiki dormir en su silla de niño. Se veía completamente agotado después de toda la adrenalina que lo invadió durante el partido. 

A pesar de su corta edad, se notaba lo acostumbrado que estaba al ambiente y lo mucho que le gustaba el deporte, aunque no pudiera entenderlo en su totalidad, y probablemente sólo veía a un montón de hombres adultos en una cancha lanzado un balón de un lado de la red a otro. 

Durante el partido con Akane se dedicaron enteramente a apoyar a los MSBY Black Jackals. Lo que me había hecho darle una sonrisa avergonzada a Kyoko-san al notar la euforia de mi hermana. 

- Akane - la llamé. Estaba tirada a un lado de Daiki acurrucada y babeando el asiento del vehículo sin importarle siquiera que el auto no fuera suyo. La risa de Atsumu no tardó en hacerse notar pero trató de disimularla mientras recogió al niño de su lugar - Ya llegamos a casa de Atsumu. - intenté usar una voz dulce, pero dudaba que Akane me tomará en cuenta desde su sueño. 

- ¿Eh? - preguntó confundida. Sus ojos se abrieron lentamente y comenzó a resfregarlos, su corto cabello estaba esparcido por todos lados, todo el cuidado que horas antes le dedico terminó, y el poco maquillaje que se había aplicado en su cara antes parecía dañado. - ¿Dónde estamos? - preguntó bostezando y mirando a su alrededor con extrañeza. 

- En casa de Atsumu - volví a explicar rodando los ojos. 

Akane tenía un sueño pesado y sobre todo, la costumbre de dormirse en cualquier tipo de transporte al que se subiera cuando estaba cansada. Era una de las razones por las que me daba miedo que cuando viaja desde la universidad, era un blanco fácil para los carteristas cuando dormía como un perezoso. 

 - ¿Atsumu? - preguntó, una vez más confundida. Ya tenía ganas de sacudirla. 

Oí la risa del colocador por el otro lado y mis labios se curvaron ante la imagen. 

Daiki ya estaba en sus brazos completamente apachurrado en su pecho, parecía satisfecho y cómodo en el pecho de su padre.  

Mis mejillas se encendieron un poco. 

Mirando a Daiki era sencillo  recordar la manera en que me recostaba en su pecho cuando veíamos algún programa en la televisión con Osamu después de sus pequeños partidos de voleibol con algunos de sus antiguos compañero del Inarizaki. 

- Vamos Akane, algunos compañeros de Black Jackals vendrán a casa de Tsumu y no puedes estar con esa cara de dos metros - dije intentando animarla. 

Obviamente funcionó. 

Llevar años viviendo con ella  tenía resultados. Los jugadores de los Black Jackals eran un incentivo lo bastante grande para que se levantará a la velocidad de un rayo y comenzará a fregarse el rostro con desesperación. 

- Akane... - comencé. 

Antes de poder continuar. Me empujó de la entrada, haciéndome sentir con su golpe, saltó del auto y comenzó a buscar algo en su bolso. Lo removía con intensidad y la concentración en su cara me daba a entender que era importante. 

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