Capitulo 11

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—¿Podemos ir ahi papi?—Daiki saltaba agarrado de la mano del rubio apuntando a los autos chocadores.—Di que si, di que si.

Atsumu miró el lugar inseguro. Se volteó a mirarme interrogante.

No estaba seguro si era una idea brillante el subir a un niño de su edad en unos vehículos tan peligrosos como esos. Sobre todo porque los niños que subían tenían cerca de los diez años y todos parecían igual de sedientos de sangre que los gladiadores.

Negué con la cabeza y el asintió aceptando mi idea.

—No creo que esa sea una buena idea amigo.

Un puchero de instalo en los labios del menor.

—Yo quiedo papi. Po favo, po favor, po favor...

El mayor me dió una mirada rogante.

Mire a mi alrededor buscando una fuente de distracción para el niño. Los aros de basquetal se veían lo bastante interesantes para que el niño se negara.

—¡Mira ahí Daiki-chan!—exclamé con entusiasmo hacia el lugar donde estaban las máquinas con aros de basquebal. El niño se volteo rápido hacia el lugar donde apuntaba. —¡Juguemos a encestar! Tu papá no debe ser muy bueno en eso ¿No quieres ganarle?.

—¿Ganal a papi?—preguntó confundido.

Asentí con energía.

—Hacemos un equipo y le ganamos a tu papá, él solo debe saber jugar voleibol.

—¿Que dices?—se metió indignado el colocadoe—Soy bueno en el basquetbal, mis brazos colocador obviamente saben dirigir un balón...

—Es un engreido—le señalé a Daiki aganchandome para ponerme a su altura—¿No quieres ganarle a papá?.

—¡Si!—afirmó—Te ganade papi—lo señalo soltándose de su mano y corriendo a las máquinas que estaban cercanas.

Solté una risa y lo seguí.

Atsumu metió las fichas necesarias a la máquina y decidimos que el equipo Haiki (una mezcla rara entre Haru y Daiki, sugerida por Atsumu) comenzará. Al momento en el que el tiempo comenzó agarré a Daiki y lo subí encima de la máquina para que comenzaríamos a encentar lo más rápido que pudiéramos.

El rubio no dejaba de abuchearnos y decirnos que eramos unos perdedores. Lo que hacía que la vena competitiva de Daiki sobresaliera aún más y con un rostro de concentración demasiado gracioso para un niño de tres años intentará moverse mucho más rápido para ganarle al rubio.

—¡Excelente trabajo Daiki-chan!—chocamos los cinco—Eres un niño muy fuerte.

—Lo hicimos muy fuelte y dapido—su rostro estaba completamente sonrojado por el sudor pero el cansancio del juego no evitaba que continuará saltando del entusiasmo—Ahoda tu papi ¡Vamos papi!.

—Ya lo hago, ya lo hago—rió el colocador mirando al niño que saltaba a nuestro alrededor—Ahora aprenderán cómo se hace realmente.

Golpee el hombro del rubio.

—¡No seas un creído!.

Riendo activó la máquina y comenzó a jugar.

Aunque claramente era una competencia ente el equipo Haiki y Atsumu, el pequeño era demasiado amoroso con su padre por lo que solamente solo se dedicaba a alentar a su padre con mucho entusiasmo.

El rubio obviamente sabía lo que hacía. No por nada era el segundo mejor colocador del país y encestar una pelota de basquetbal en un juego mecanico era demasiado sencillo para él.

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