Capítulo 26

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Las manos se Atsumu me sostuvieron firme en su sofá y nuestras respiraciones volvieron al mezclarse al momento en que nuetros labios se entrelazaron. Aunque estaba debajo de él, no me sentía para nada agobiada.

Más bien, tenía el presentimiento de que nada volvería a sentirse igual de placentero que al deslizar mis manos por su cabello mientras lo besaba.

La penumbra de la noche era absoluta. Sus compañeros de equipo se habían marchado, mi hermana dormía complacida en la habitación de Daiki, debido a las insistencias del niño. 

Lo que en un inicio había comenzado con mirar una película en la sala de estar, teminó con un par de manos y labios curiosos.

Los labios de Atsumu se deslizaron fuera de los míos y recorrieron un camino seductor hacia mi cuello. Me permití disfrutarlo con una sonrisa en los labios que difícilmente podía ser quitada. 

Sus brazos se entrelazaban alrededor de mi cintura y repartía sus caricias con ainco.

Era difícil salir de esta burbuja, pero sabía que era necesario volver al presente y poner sobre la mesa todo lo que aún resultaba un poco confuso a nuestro alrededor.

- Atsumu - susurré cegada ante las mariposas que explotaban en mi interior al sentir sus labios en mi cuello. - Tsumu.

- ¿Mmmmm?.

Quise reirme ante la poca disponibilidad que tenía en responderme.

Siguió concentrado en su tarea a la que dedicó demasiado.

- Atsumu.

Decidí a no dejar pasar esta conversación. Mis manos viajaron a los lados de su cabeza y empecé a moverlos hasta que sus ojos quedaron fijos en los míos.

Su mirada aún parecía ansiosa por volver a lo que estaba haciendo segundos antes.

- ¿No te gustó?.

- Claro que si cariño - procuré consolarlo con mis palabras.

Si necesitara ser realmente honesta, gustarme era poco.

Estaba encantada con la manera en que sus labios se sentían en cualquier parte que él quisiera estar.

- Entonces ¿Por qué hiciste que parara? - se inclinó a volver a besarme. Volvía sentir mi cabeza subir a las nubes y el anhelo de olvidar cualquier conversación que quisieramos mantener. Pero no, debía hacerlo ahora.

Ambos teníamos agendas tremendas con escaso tiempo si no era hasta el próximo fin de semana.

No tenía ganas de esperar otros cinco días en los que mi mente me iría matando poco a poco al ir cuestionándome absolutamente todo. Necesitaba saber en que situación nos dejaba esto.

- Tenemos que hablar - dije separándome de sus labios.

- Luego - se limitó a decir y volver a besarme.

- No - mantuve su cabeza quieta antes de intentará tentarme otra vez - Necesito que hablemos Tsumu.

Un pequeño puchero se instaló en sus labios, sus ojos se volvieron rogantes y toda la energía que antes tenía había sido reducida hasta quedarse recostado sobre mi, mirándome con esos ojos resignados.

- ¿Qué tenemos que hablar? - preguntó compungido.

- No me mires así - estaba conmovida por la tierna imagen que me regalaba. Se veía como un niño, esperando que yo tuviera la capacidad de complacerlo de la manera que él quería. - De verdad tenemos que hablar.

- Está bien, preciosa.

Di un suspiro poniendo en orden mis pensamientos.

- Creo que debemos hablar acerca de cómo llevaremos esto después de hoy - me observó confundido - Ya sé que tú estas enamorado de mi y yo también de ti, pero creo, que es necesario que podamos definir que somos exactamente.

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