Capítulo 23

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- Haru - comencé a fregarme los ojos ante la voz que se resonaba en mis ojos - Haru. 

El rostro de Atsumu comenzaba a asomarse frente a mi, con algunos mechones rubios cayendo por el frente. 

- ¿Qué hora es? - pregunté con somnoliencia. 

- Cinco treinta - respondió. 

Me fregué otra vez los ojos e intenté enfocar mi mirada en su rostro que apenas podía notar con la poca luz que colaba por la ventana del cuarto. 

- ¿Qué se supone que haces despierto tan temprano? - fui consciente del peso que sentía en mi brazo. Al mirar me encontré con el pequeño Daiki durmiendo pegado a mi costado con una ligera sonrisa que demostraba su calma - Se ve tan adorable durmiendo - dije distraída. 

- Si - asintió de aceurdo pasando su cabeza por encima de mi para mirar al niño y acariciar su cabeza. 

Era una imagen linda de ver, los dos Miya, padre e hijo, juntos.

Sin embargo, mi atención volvió a concentrarse en su apariencia. Estaba vestido y aseado. 

- ¿No me vas a responder?. 

- ¿Eh? - preguntó distraído. Movió la cabeza centrándose y yo oculté una sonrisa detrás de mi mano - Iré a correr con Osamu, solemos hacerlo los fines de semana - explicó. 

Sentí su mirada fija en mis facciones con una expresión analítica. Llevé mis manos a mi rostro lamentando no tener un espejo para poder ver que era lo que resultaba tan llamativo. 

- ¿Estuviste llorando? - preguntó acercando su mano a mi cara y comenzando a repartir caricias por debajo de mis ojos. Me aparté unos centímetros avergonzada de lo que seguramente era mi cara totalmente hinchada debido a mi ataque de llanto en el patio de la casa de sus padres. 

Mi rostro no era un buen acompañante para ocultar mis momentos de tristeza. 

- Sólo he estado un poco agobiada - mentí intentando no preocuparlo. 

Mis palabras no lo tranquilizaron. 

Frunció el ceño y ladeó la cabeza dudativo. 

- Tengo el presentimiento de que no me estás diciendo la verdad - musitó con los ojos entrecerrados.

Rodé los ojos. 

Era difícil engañar a Atsumu, solía notar rapidamente en los momentos que le estaba mintiendo o que estaba obviando algún tipo de información. 

- No es nada que te preocupes. 

- Tienes los ojos bastante hinchados y aún siguen bastante irritados. 

Probablemente mi apariencia en estos momentos era de todo, menos agradable. 

Solían inflamarse después de una sesión de llanto y quedar los bastante rojos, por lo que tenía que aplicar un poco de hielo para que la inflamación disminuyera. 

- ¿Estás preocupada por lo de ayer?. 

- ¿Lo de ayer? - quisé acomodarme en la cama para que nuestras caras quedaran a la misma altura, ya que me sentía aún más vulnerable con él encima de mi, pero Daiki se veía demasiado complacido durmiendo a mi costado como para moverlo y despertarlo. 

- Nuestro beso en televisión. - explicó sin vacilar. 

Me sonrojé rapidamente al pensar en el beso. 

No me preocupaba ese beso. Me avergonzaba un poco, sí, pero ¿preocuparme? para nada. 

Era seguro de que muchos de mis conocidos e incluso mis compañeros de trabajo me vieran en televisión besándome con el colocador de los Black Jackals, pero no significaba ninguna preocupación en mi mente. 

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