quince; noches de compañía

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Chris

Su mudanza había sido un proceso rápido y sencillo. Al no tener muebles propios y sólo contar con sus pertenencias con las que había llegado a Sydney -más aparte unas cuantas prendas de ropa y nuevos pares de zapatos que había comprado recientemente- había bastado con pedirle prestado su auto a Minho para llevar todo en un sólo viaje.

Una vez que ambos chicos estuvieron frente al complejo de apartamentos, el de la cabellera roja abrió la cajuela y comenzaron a sacar una a una las cajas y bolsas que guardaban las cosas indispensables de Chris. El rubio se adelantó a subirse al ascensor y buscar el apartamento en el que estaría viviendo algunos meses. Cuando estuvo frente a la puerta, abrió con la tarjeta que Jackson le había dado y volvió abajo para traer todas sus cosas.

En cuestión de minutos, ambos terminaron de vaciar la cajuela. Chris se sentó en el suelo frío y recargó su cabeza contra la blanca pared. Estaba usando unos sweatpants algo desgastados, una camiseta gris, sneakers blancos y una gorra; se veía exhausto.

-Y eso que ni siquiera tienes muebles -le dijo Minho, con los brazos cruzados-De lo contrario, hubiera sido mucho más pesado el trabajo.

-No dormí bien -se excusó Chris -Dios, tengo que comprar un colchón hoy o me veré obligado a dormir sobre un montón de cobijas.

-No lo había pensado, pero soy afortunado de vivir aún en la casa de mis padres -dijo Minho -Viéndote aquí... solo, con pocos muebles... sin nada de despensa para cenar hoy.

-Gracias por tu apoyo moral, de verdad -Chris se masajeó las sienes.

-Es broma -su amigo se sentó junto a él en el suelo -No necesitas tantos muebles realmente, ¿Qué no dijiste que no estarás mucho tiempo aquí?

-Era el plan -respondió -Pero me está gustando Sydney.

-¿No dijiste que extrañas a tu familia?

-Sí, y obvio quiero verlos pronto, pero... -Chris hizo una pausa y dejó aquella frase suspendida en el aire, desintegrándose.

-¿Es por Felix, verdad? -Minho se cruzó de brazos y arqueó una ceja.

-No -dijo, aunque escasos segundos después se percató de que no tenía sentido mentir -Sí... no sé. Mira, sólo sé que me gusta Sydney, y el hecho de haber conocido personas nuevas como tú y como él fue algo que está influyendo en mis planes. Así que no sólo es por Felix, es por ti, por esta ciudad, por cómo me está haciendo sentir todo...

-Entiendo -su amigo asintió -Haz lo que te haga feliz, ¿sí? Te aprecio.

-Y yo a ti -respondió Chris, levantándose del suelo para estrechar la mano de su amigo como un gesto de agradecimiento -¿Me aprecias lo suficiente como para acompañarme a hacer las compras?

-No, eso ya es otro nivel -se negó el pelirrojo.

-Vamos, no tengo ni qué cenar... tampoco dónde dormir -suplicó Chris.

-Tú ganas... pero me invitas a cenar -negoció.

-Trato.

...

Felix

No estaba en su casa en el momento en que Chris se fue. Había sido el jueves mientras estaba en la escuela, y de no ser por el mensaje del mayor notificándole de ello, no se habría dado cuenta de que oficialmente su amigo no volvería a aquella habitación en la casa de enfrente.

Cuando cayó la noche, la luz de su cuarto no se encendió, como era de esperarse. Felix permaneció unos segundos frente a su ventana, mirando la casa de los Choi.

say yes to heaven | chanlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora