Capitulo 13

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En cuanto el carruaje de Jeon entró en el concurrido camino que conducía a la
mansión de los Lee, Taehyung no pudo contener un gemido de frustración. Vio
que había un invitado en particular al que no tenía ningunas ganas de ver.
Sentado delante de él, Kook levantó una ceja a modo de pregunta.
«Tu madre», articuló sin sonido para no disgustar a lord HoSeok, que compartía
asiento con su esposo.
El aristócrata se apretó el puente de la nariz y soltó un largo suspiro.
Taehyung perdió de repente las ganas que tenía de disfrutar del fin de semana. Bajó del carruaje con la ayuda de Kook y consiguió sonreír, mientras observaba al resto de los invitados.
Tuvo un escalofrío cuando la marquesa viuda de Jeon le guiñó un ojo en plan
conspirador. Aquella mujer le gustaba mucho más cuando eran enemigos.
—Taehyungah.
El alivio que sintió al oír esa voz a su espalda fue abrumador. Se dio la vuelta y
cogió las manos a Yoongi como si se estuviese ahogando y él pudiese salvarle. La
sonrisa de su hermano fue arrolladora y vio que estaba guapísimo, con su cabello
negro peinado hacia atrás bajo el sombrero.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó, consciente de que a él no le gustaban las fiestas campestres.
—He sentido la necesidad de estar rodeado de gente respetable —contestó como
si nada.
—¿Estás enfermo? —le preguntó el, entrecerrando los ojos. Yoongi se rio echando la cabeza hacia atrás.
—No, aunque supongo que estoy un poco melancólico. Unos cuantos días en el
campo me curarán.
—¿Melancólico? —Taehyung se quitó un guante y le tocó la frente con la muñeca.
Su hermano puso los ojos en blanco.
—¿Desde cuándo da fiebre el mal humor?
—Tú no has estado de mal humor en toda tu vida.
—Hay una primera vez para todo.
Unas manos en su cintura captaron la atención de Taehyung.
—Jeon —saludó su hermano, levantando la mirada por encima de la cabeza de él.
—Min —le devolvió Kook el saludo—. No esperaba encontrarte aquí.
—Un ataque de enajenación mental transitoria.
—Ah. —Kook acercó a Taehyung a su cuerpo consiguiendo que él lo mirase con los ojos abiertos como platos. Tenían el acuerdo tácito de no tocarse en público, dado que, al parecer, bastaba con eso para que ardiese la pasión entre los dos—. Me parece que yo sufro la misma enfermedad.
—Jeon, Taehyung, qué alegría encontraros aquí a los dos —les dijo la marquesa
viuda, acercándose.
Taehyung abrió la boca para contestar, pero justo entonces, Kook le pellizcó las nalgas y lo hizo saltar, dejando completamente atónita a la madre de él.
Taehyung echó disimuladamente una mano hacia atrás e intentó golpear la de él.
—¿Te encuentras mal? —le preguntó la marquesa viuda, con cara de desaprobación—. No tendrías que haber venido si estás enfermo.
—Está perfectamente bien —contestó Kook en plan seductor—. Puedo
asegurártelo. Taehyung le dio un pisotón en la bota, aunque él ni se inmutó.
«¿Qué pretende?»
No lograba entenderlo. Parecía como si intentara seducirlo allí, delante de todos...
—La vulgaridad es para la gente corriente —criticó la madre de él—. Y está muy
por debajo de un hombre de tu estatus social.
—Pero, madre, es que es de lo más delicioso.
—¡Lord y su señoría Jeon! Qué alegría que hayan venido.
Taehyung volvió la cabeza y vio a lady Lee descendiendo la escalinata de la
entrada.
—Le agradecemos mucho que nos invitara —contestó Taehyung.
—Ahora que han llegado —siguió la vizcondesa—, ya podemos irnos. Hace un
día maravilloso para un picnic, ¿no cree?
—Así es —murmuró Taehyung, impaciente por volver a meterse en el carruaje.
—Yo iré con vosotros, Jeon —dijo la madre de él.
Taehyung hizo una mueca de dolor y pensó que aquel trayecto iba a ser una auténtica tortura.
Kook le acarició cariñoso la espalda, pero el alivio que sintió fue sólo momentáneo, pues tuvo que pasarse el resto de la mañana y de la tarde confinado en aquel carruaje, escuchando cómo la madre de Kook los reñía a todos por una cosa tras otra.
No podía ni imaginarse lo horrible que tenía que ser vivir con una madre a la que
le parecía mal todo lo que hacías, así que acarició el muslo de Kook con el dorso de la mano para darle ánimos.
Él permaneció sentado en silencio durante todo el trayecto y sólo reaccionó
cuando se detuvieron para cambiar los caballos y comer un poco.
Fue un gran alivio cuando al final del día llegaron a la preciosa mansión que los
Lee tenían en el campo. En cuanto el carruaje se detuvo, Kook saltó fuera y
ayudó a bajar a Taehyung. Y entonces vio a Wooshik y comprendió por qué su
marido se había comportado de ese modo tan posesivo. Incluso entonces, a pesar de que fingía estar muy aburrido, Taehyung notaba que estaba pendiente y vio que desviaba ligeramente la vista hacia el camino.
—Es una finca preciosa —comentó la marquesa viuda, sonriéndole a la
vizcondesa. Lo era; la pared de ladrillo de color crema resaltaba entre la multitud de flores de colores y las enredaderas.
En otras circunstancias, pasar una semana allí habría sido algo maravilloso. Pero
teniendo en cuenta quiénes estaban presentes, incluida lady Jiso, que no paraba
de mirar a Kook de aquella manera que tanto enfurecía a Taehyung, ésta lo ponía
seriamente en duda.
—Tendríamos que habernos quedado en Seúl —murmuró.
—¿Quieres que nos vayamos? —le preguntó Kook—. Tengo una propiedad no
muy lejos de aquí.
Tae se volvió y lo miró atónito.
—¿Te has vuelto loco? —dijo, a pesar de que en el profundo azul de sus ojos vio
que estaba completamente dispuesto a irse.
Aunque, en ocasiones, Taehyung creía que ya no quedaba ni rastro del Jeon que
había conocido antes, había momentos en los que éste aparecía. Ahora era más
sofisticado, más sombrío, pero seguía siendo igual de implacable.
—No.
Él suspiró resignado y le ofreció el brazo.
—Sabía que dirías eso. Espero que no te importe pasar mucho tiempo encerrado
en nuestro dormitorio.
—Eso podemos hacerlo en casa. Aquí sería de mala educación.
—Tendrías que haberlo mencionado antes y nos habríamos ahorrado el viaje.
—No me eches a mí la culpa —susurró tae con un temblor, al notar que el
poderoso antebrazo de Kook se flexionaba bajo las yemas de sus dedos—. Estamos aquí por ti.
—Quería ir de viaje —se limitó a decir él y la miró de reojo para indicarle que
sabía perfectamente cómo la estaba afectando— y pasar unos días a solas contigo y con HoSeok. No tenía ni idea de que iba a encontrarme con toda la gente que quiero evitar aquí reunida.
—¡Taehyung!
Yoongi llamó a su hermana y corrió hacia el marcha atrás, con la mirada fija en
otra parte. Iba tan distraído que casi la tiró al suelo, pero Jeon se colocó en medio
y lo evitó.
—Perdona —dijo Yoongi al instante y luego miró a Taehyung, sin ocultar lo nervioso que estaba—. ¿Sabes quién es ese doncel de allí?
Tae esquivó la alta silueta de su hermano y vio un grupo reducido de personas
hablando con lady Lee.
—Oh... Sí, sí lo sé, pero ahora no recuerdo su nombre.

Un extraño en mi camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora