Capítulo 25. Navidad

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—Me enteré de algo el sábado pasado cuando fui a Hogsmeade —dijo Harry con la mirada perdida en el horizonte.

—¿Qué es? —pregunté.

—Sirius Black... era el mejor amigo de nuestro papá —dijo con la voz entrecortada, pero pude notar mucho resentimiento en ella—. Fue padrino de su boda y... —Harry hablaba con tanto odio y coraje. Parecía que exteriorizaba su furia—. Es mi padrino.

Había ido a Las Tres Escobas y había escuchado la conversación del ministro, Madame Rosmerta, la profesora McGonagall y Hagrid.

—Usaron el encantamiento Fielio —dijo Harry, confundido.

—Fidelio —corregí—. Sí, se cómo funciona.

—Bueno pues, Sirius Black era el guardián del secreto y se lo confesó a Voldemort para que los asesinara —soltó Harry. Golpeó levemente el suelo con el puño. Estoy segura de que se hizo daño, pero no quise preguntarle—. ¡Era su espía y al mismo tiempo se hacía llamar amigo de ellos! ¡POR SU CULPA, ESTAMOS VIVIENDO DE ESTA FORMA! —estaba tan enojado, nunca lo había visto así, y no lo culpo.

Antes me daba un poco de miedo Sirius Black, pero ahora simplemente me daba asco. ¿Cómo era posible que haya crecido con mi padre y lo traicionara de esa manera? ¿Cómo tuvo la desfachatez de convertirse en el padrino de Harry mientras le pasaba información a Voldemort?

Harry paró repentinamente. Me tomó por sorpresa.

—Lo encontraré y me vengaré de él por mis padres —gritó Harry al aire.

Quise decirle que se callara, ya que podría despertar a alguien, pero todos en la casa tenían un sueño demasiado pesado, así que mejor permanecí sentado. Busca las palabras adecuadas para Harry:

—Los dementores lo encontrarán.

—Fudge dice que no le afecta.

—Harry, si no lo hacen los dementores, lo hará cualquier otra persona. Recuerda que está Dumbledore en Hogwarts, si no lo hacen los dementores, lo hará él —dije con calma—. ¿Sabes lo que le espera a Sirius Black una vez que lo atrapan?

—No —dijo, sentándose de nuevo a un costado mío, mirándome con atención.

—Los dementores tienen un arma horrible, llamada el beso del dementor. Se levantan la capucha, pegan su mandíbula a la de la víctima y le absorben el alma. No lo matarán, simplemente existira —dije en voz baja. Harry me miró horrorizado, pero rápidamente su cara se volvió a ensombrecer.

—Se lo merece.

No estaba segura si se lo merecía. No me hacía mucha gracia que alguien tan peligroso como él estuviera libre por las calles, sin ninguna clase de remordimiento. Pero jamás me han agradado los dementores, les tengo el mismo asco que el que le tengo a Sirius Black, ambos eran criaturas horribles que no merecen siquiera existir.

. . .

Harry al día siguiente lucía terrible, probablemente no durmió en toda la noche por estar pensando en cómo vengar a nuestros padres. Yo no tenía ganas de tocar ese tema de nuevo con él, me ponía los pelos de punta.

Mejor intenté distraerlo con otras actividades. Ese día por la tarde fuimos a la casa de los Weasley, quisimos jugar al Quidditch, pero a Harry y a mí nos hacían falta escobas, así que mejor lo pospusimos. La señora Moore nos dijo que una semana después de Navidad nos llevaría al Callejón Diagon a comprar escobas nuevas, ya que, al ser vísperas de Navidad, probablemente el Callejón Diagon esté lleno de gente y sea imposible caminar.

Llegó la cena de noche buena. Los Weasley pasarían la Navidad con nosotros. Todos llegaron por medio de la Red Flu desde temprano.

La mansión Moore era enorme y, en lo personal, muchas veces la sentía vacía, pero con todos los Weasley, Oliver, Hermione y Harry la sentía llena. Me hubiera gustado que los Spinnet pasaran la Navidad con nosotros, pero no sería posible.

What if... Ivy Potter? | Oliver Wood [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora