Fragmentos

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Usando su linterna iluminó los pasillos del museo, era sorprendente que a pesar de la invasión que había sufrido la ciudad el museo seguía intacto, llegó hasta a una entrada al costado de ésta una placa metálica incrustada: "Sala de mamíferos americanos." Se oía interesante.

Habían diversos animales se detenía mirando cada detalle y también habían placas donde daban información acerca de cada especie.

Pero hubo un espécimen que le había llamado más la atención.

- Ursus.. Ar.. Arctos.. midde.. - desistió de leer era demasiado difícil, su vista pasó al animal el oso estaba parado en sus patas traseras sus patas delanteras estaban pegadas a su torso orejas erguidas y una mirada atenta hacia la entrada.

De repente un dolor agudo taladró su cabeza cerró sus ojos en un intento fallido por disminuir su dolor. Diferentes imágenes aparecían en su mente, pasaban demasiado rápido que no podía procesarlas, un rugido muy extraño se escuchó en el pasillo. Ryan iluminó la entrada.

Contuvo su respiración al ver una mano salir de la densa oscuridad, era pálida los dedos eran más largos de lo normal con uñas largas y de un color oscuro.

Un escalofrío recorrió su columna, era una sensación familiar. La cabeza de aquella criatura se mostró era una especie humanoide completamente esquelética, no tenía ojos solo unas cuencas vacías y su boca..

Estaba abierta pero de una manera anormal, la mandíbula inferior estaba muy abajo parecía que estaba por desprenderse los tejidos de la carne y la piel era lo que la mantenía colgando. Ryan sintió la pared estaba acorralado, la única salida era entrada en la que aquel monstruo estaba.

La baba de aquel monstruo goteaba por la mandíbula abierta cayendo al suelo, aquel monstruo giró su cabeza con su mirada clavada en Ryan soltó un grito aproximándose hacia la tortuga.

Ryan gritó, aquel oso inmóvil se abalanzó a dicha criatura, embistiéndolo y lanzándole zarpazos.

El oso alcanzó el cuello del monstruo pero este usó mano y la clavó en el pecho del oso atravesándolo como si se tratase de una hoja de papel.

Su cuerpo inerte cayó abruptamente, de la mano escurrían hilos rojos hasta caer al suelo. Aquel monstruo estaba quieto como si lo hubieran pausado, al estar la salida disponible Ryan huyó despavorido hacía ella.

Se volteó quería saber si aquella cosa no lo seguía.

- ¡¡Aaaa!! - un fuerte agarre lo asustó creía que aquella cosa lo había encontrado.

- ¿Estás bien? - Leo estaba muy angustiado, pensaba que lo encontraría curioseando muy tranquilamente pero en vez de eso escuchó su grito y su semblante aterrado.

Ryan no respondió simplemente se abrazó a su padre. Leo le correspondió, lo cargó con sumo cuidado, los brazos de Ryan rodearon su cuello mientras que las manos de el líder rodeaban al menor, aunque la mochila era un impedimento para sentir el abrazo Ryan se sentía protegido.

Estuvieron así por unos minutos, Leo lo mecía en un intento por calmarlo. Podía sentir como trataba de retener sus sollozos.

- Ya estoy aquí - decía dulcemente, mientras le acariciaba la nuca. - Estás a salvo...

Aunque sus años aprendiendo ninjutsu le habían ayudado a desarrollar fuerza digamos que cargar un niño mientras este trae una mochila repleta de latas de comida, cargando su propia mochila y su agotamiento, era demasiado peso.

Leo se aproximó a las escaleras más cercanas sentándose en los escalones. Trató de quitarse la mochila pero era difícil con su hijo abrazándolo.

- Ryan.. necesito quitarme la mochila - Ryan se aferró más - por favor hijo quiero descansar el caparazón.

Diamond Eyes (TMNT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora