Lo quiero todo - Ereri (adaptación)

CAPÍTULO 11

- Te seguiré en mi coche. - murmura Eren luego de ver la herida, no era profunda, pero si larga en proporción al rostro de Levi, el pelinegro miraba a un lado tratando de ver cómo sacar provecho de la situación, aunque lo primordial era ver si quedaba con alguna cicatriz o no, él esperaba que no.

- Iremos donde un cirujano plástico que conozco...

Cuando Jean volvió le dijo a su jefe que él se encargaría de todo y se fuera tranquilo a ver la herida, Eren viró lo ojos cuando el omega le sonrió genuinamente al menor de los alfas.

Eren tal y como dijo, siguió al omega desde cerca en su coche hacia la consulta del médico que Levi conocía y al cual le tenía la confianza suficiente para encargarle el rostro.

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Cuando eran cerca de las 8 de la noche un joven alfa apagaba las luces de su oficina y la de su jefe tomando cierto sobre no abierto metiéndolo a su mochila, suspiró mientras esperaba el ascensor y movía la cabeza en círculos para aliviar el dolor de cuello que tenía, había sido un día loco, empezando por el hecho de que se atrevió a comenzar a cortejar a cierto omega pelirrubio y tez pálida, siguiéndole las horas de papeleo para por fin quedar libres de demandas, o de la mayoría, luego la llamada del detective que lo hizo ir hasta el otro lado de la ciudad y para cuando volvió a la oficina se encontró con su jefe con una herida en su rostro que sangraba y era más que notoria.

Algo se había activado dentro suyo apenas vio a Levi herido, corrió apenas lo vio encontrando gracioso el que su lobo se sintiera responsable de un omega mayor que además era su mentor y salvador. Entró apenas el ascensor se detuvo sonriendo avergonzado al ver a Armin con el rostro serio y celular en mano.

- Armin. - Jean hizo una pequeña reverencia marcando luego el piso n°1 - Amm... ¿Le gustaron las flores?

- Jean escucha... Deberías fijarte en un omega de tu edad, yo no quiero nada serio y menos con un alfa menor, inexperto y que envía flores... Ya nadie hace eso.

- Con todo respeto, no sé con qué clase de alfas sale, pero a mí me educaron y me nace ser así. - Armin bufó al ver la infantil sonrisa del menor, el cual apenas llegó a su piso se puso en medio de las puertas abiertas mirando al más bajo en el interior. - Al menos dígame si le gustaron.

- No me gustan las rosas blancas. - respondió empujándolo para poder presionar el botón de cerrar las puertas.

- Aun tengo muchas flores y muchos colores. - murmuró para sí mismo caminando al exterior de la empresa para poder tomar 3 autobuses e ir al departamento de su jefe.

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- ¿Cómo me dijiste que te lo hiciste? - preguntó el musculoso doctor con actitud coqueta que Eren había odiado de inmediato.

- Bofetada con anillo con diamantes en un dedo.

- Ya entiendo la expresión de corta como un diamante. - murmuró aplicando con toda la delicadeza del mundo una crema blanca a lo largo de la herida. - Es extraño que te metieras en una pelea, cuando estuvimos juntos jamás me pareciste el tipo de chico que se mete en peleas.

"Lo detesto" Eren escucho una voz desde su interior, ahora estaba claro que a su lobo tampoco le agradaba por su extraño sentimiento de posesividad, quizás fue el  tiempo que estuvieron el tal Reiner y Levi juntos.

- Y no lo soy, sabes que soy mejor con la boca... - dijo con doble sentido haciendo sonreír al doctor antes de completar la idea. -... Y las palabras, fue todo un mal entendido.

- Lo bueno es que no se dañó tan valioso rostro. - Levi rió cuando una juguetona caricia llegó en su mentón.

- Deja de coquetearme o le diré a tu novio.